Salir de la parálisis
Los lectores escriben sobre el caso Gisèle Pélicot, la huelga de estudiantes de segundo de bachillerato, la corrupción política, y la justicia
Cuando se hizo público el caso de Gisèle Pelicot, tras el sentimiento de repugnancia y cabreo me inundó la sensación de rechazo y la certeza de que ese tipo de hombre nada tenía que ver conmigo. Ya saben, Not All Men (no todos los hombres). Al poco, mis hijas, que me educan, junto con ciertos podcasts y artículos de opinión, me ayudaron a entender el Not All Men But All Men (no todos los hombres, pero todos hombres). Reconozco que no fue inmediato el sentimiento de asumir la responsabilidad que tenemos los hombres en la violencia contra las mujeres, todos. Esta asunción implica que tenemos un papel importante en la búsqueda de soluciones. Después fui consciente de otras obligaciones que tengo y no asumo: la responsabilidad, como ciudadano europeo, con el trato que damos a migrantes y solicitantes de asilo, la responsabilidad de poseer una casa en esta sociedad donde el tener un hogar se ha convertido en un lujo, mi pasividad ante el genocidio de Israel… y así, un listado inmenso. Hay que salir de esta parálisis, todos y todas. Ya.
Javier Esteban Fernández. Madrid
Siento bochorno
Leo sobre la huelga de estudiantes de segundo de Bachillerato y siento bochorno. Soy docente jubilada desde hace un año y leer “los profesores no saben qué enseñarnos” me revuelve y me entristece. La EBAU, PAU, Selectividad es una prueba externa, y segundo de Bachillerato es un curso completo y que tiene claro el currículum. Si el alumno no distingue una cosa de la otra es que no se está haciendo bien el trabajo en el aula. Mis alumnos siempre tuvieron claro que, si superaban la materia en el curso, no tendrían problema con la PAU. Más grave aún es llevar años trabajando competencias en el aula y que el alumnado tenga miedo a pruebas competenciales.
Rosa María Santa Daría. Ingenio (Gran Canaria)
Corrupción y palabrería
Los casos de corrupción se dan en mayor o menor medida en casi todos los partidos políticos. A mi parecer, son inevitables, dada la condición humana. Lo que no es inevitable es la respuesta que los partidos políticos dan ante un caso. Negarlo de manera sistemática o tratar de ocultarlo es lo más habitual. Nunca hacen todo lo posible para aclararlos y facilitar su resolución y su condena. Todos declaran que están en contra de la corrupción y que no la tolerarán. Yo solo me creeré estas afirmaciones cuando sean los propios partidos los que denuncien y hagan todo lo posible para aclarar los casos de corrupción dentro de sus filas. Todo lo demás es pura palabrería.
Alejandro Fernández. Majadahonda (Madrid)
¿Justicia?
Me encantaría poder decir alto y claro que en mi país se hace justicia. Sin embargo, no doy crédito a lo que ocurre. Siete empresarios no pisarán la cárcel después de haber pagado por mantener relaciones sexuales con menores en Murcia. Me preocupa el mensaje que se está mandando a la sociedad: la impunidad de los que más tienen, el castigo irrisorio, la burla hacia las víctimas… Poco queda de esa igualdad ante la justicia que algún día se llevó a debate en una sala importante.
Miguel Villar Rodríguez. Ribadavia (Ourense)
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