Retos pendientes para el curso escolar

Es necesario habilitar recursos y profesores para impulsar la enseñanza en materias científicas y técnicas

Varios alumnos de un colegio público de Logroño a comienzos del pasado curso.RAQUEL MANZANARES (EFE)

El nuevo curso escolar que comienza oficialmente esta semana debería servir para dar un impulso necesario en el área de conocimiento identificada con el acrónimo STEM (ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas). La tendencia del alumnado español en dicha área no es positiva. Su rendimiento en matemáticas ha caído 13 puntos desde el año 2015 en el Informe PISA, la evaluación internacional que organiza la OCDE. Y numerosos estudiantes, especialmente las alumnas, padecen ansiedad ante las matemáticas. Por otro lado, a medida que avanza el desarrollo tecnológico, la demanda de titulados con perfil STEM crece. Cuatro de los cinco títulos de Formación Profesional (FP) con mejores salarios, y seis de las siete carreras, pertenecen al área científico-técnica.

El Gobierno decidió a principio de año lanzar un plan de refuerzo de matemáticas y comprensión lectora que echará a andar este mes. Es una buena iniciativa, pero su dotación ha quedado reducida a 95 millones de euros (desde los 500 millones previstos) por la imposibilidad de aprobar los Presupuestos de 2024. El Ministerio de Educación prevé multiplicarla si se aprueban los Presupuestos de 2025. Que esto suceda o no dependerá de los delicados apoyos parlamentarios, especialmente de Junts y de ERC. Cabe recordar que el retroceso en matemáticas de Cataluña en PISA más que duplica la media estatal.

El plan de refuerzo de matemáticas, así como la garantía de calidad de las clases ordinarias, y la posibilidad de seguir ampliando las plazas científico-técnicas en FP dependen, obviamente, de que el sistema tenga profesorado suficiente. Este es otro de los desafíos de España en el nuevo curso, ya que su escasez se ha vuelto un problema persistente. Educación tiene previsto abordar por fin este curso la reforma del marco del profesorado, y debería aprovecharla para diseñar soluciones estables y estructurales a la carencia de docentes del área STEM, cuya función resulta crítica para el país. Los graduados de dichas especialidades encuentran atractivas ofertas del sector privado que los llevan a descartar la docencia. El camino tradicional para ingresar en el cuerpo de secundaria, que exige completar una carrera, cursar el máster de profesorado y finalmente aprobar una oposición, siempre ha sido largo y arduo. Pero se ha vuelto especialmente disfuncional en el área científico-técnica. Una posibilidad es crear carreras universitarias específicas para ser docente de secundaria, al menos de las disciplinas STEM, como ya sucede para ser maestro de infantil y primaria, que eximan a los graduados de realizar el máster de secundaria. Bien diseñada, dicha alternativa proporcionaría al futuro profesorado conocimiento de la disciplina y de su didáctica, ahorraría tiempo y dinero a quienes quieren enseñar en los institutos, y esquivaría las altísimas notas de corte que han alcanzado carreras como Matemáticas.

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