Si amenazar con “hacerte hetero a hostias” no es homofobia, ¿qué lo es?
Las agresiones y la discriminación impune hacia el colectivo LGTBIQ+ demuestran que aún es necesario celebrar el Orgullo
Con la manifestación de este sábado en Madrid y los actos de clausura del domingo acaba la semana del Orgullo, un tiempo en el que el colectivo LGTBIQ+ sale a las calles para reivindicar sus derechos, visibilizar la diversidad sexual y dejar claro que es importante abandonar la clandestinidad y erradicar los armarios: mostrarnos tal cual somos es parte de la libertad. Tenemos derecho a ocupar el espacio público sin temor a ser víctimas de agresiones.
Es importante celebrar el Orgullo porque aún hay empresas y entidades que intentan lavar su imagen usando la bandera arcoíris mientras desprecian de facto todo lo que afecta al colectivo. Organizaciones entre las que destaca el PP, que dice apoyar al colectivo pero que luego vota contra los avances legislativos, como sucedió en su día con la ley de matrimonio homosexual —que, además, recurrieron ante el Constitucional— y la ley trans. Este partido, en corporaciones en las que gobierna con Vox, ha retirado las banderas LGTBIQ+, y en ciudades como Madrid ha reducido las reivindicaciones a confeti, alcohol y preservativos en los carteles.
Es necesario celebrar el Orgullo porque todavía hoy hay representantes públicos que ven al colectivo como algo antinatural —el portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Valencia afirmó que defienden que los españoles vivan en “unidades de convivencia naturales”— y creen que las personas LGTBIQ+ “tienen más privilegios que nadie”, según Carla Toscano, concejal de ese partido en Madrid.
Debemos seguir celebrando el Orgullo porque hay discriminación. Y agresiones. Cada día. En las calles, en las redes y en los centros de trabajo. Una de cada dos personas LGTBIQ+ ha sufrido algún tipo de agresión en el último año, según un sondeo de 40dB. Y solo se denuncian dos de cada 10 casos. Otra encuesta, esta de FELGTBI+, refleja que el 12% de los profesores que pertenecen al colectivo ha sufrido agresiones, y mayoritariamente por parte de alumnos, lo que es más grave porque denota la intolerancia presente entre los jóvenes. El dato lo daba también 40dB.: al 27% de los hombres de la Generación X le incomoda ver a una pareja homosexual. “Terror”, escribía @marcsansa en X sobre esos datos.
La intolerancia provoca agresiones y amenazas, como las recibidas por Cristian Alonso en su perfil de Instagram @lapastanoengorda: “Cómete un buen chuletón y cállate la boca. Que estás amariconado”, “Os tendrían que matar a todos”, le decía un energúmeno a través de mensajes privados. “Aunque en nuestras burbujas parezca que avanzamos, siguen ocurriendo cosas así”, escribía Alonso.
Es fundamental celebrar el Orgullo para que se condenen hechos como los sucedidos en 2019 en Barcelona. El Día del Orgullo de ese año, un hombre increpó, amenazó e insultó a un joven en un local de comida rápida porque, decía, le “faltaba el respeto” por su forma de vestir. Entre otros improperios, le gritaba que le iba a “hacer heterosexual a hostias”. Pues bien, este jueves, la Audiencia de Barcelona lo ha absuelto: no encuentra delito de odio porque “la motivación no se centra en la condición sexual de la persona ofendida”. Si eso no es delito, ¿qué lo es? El caso recuerda al asesinato a golpes de Samuel Luiz el 3 de julio de 2021 en A Coruña al grito de “maricón”; entonces, la policía no vio indicios de que le atacaran por su condición sexual. “Si te matan al grito de maricón, no es homofobia. Si te amenazan con volverte hetero a hostias, no es homofobia. Me gustaría que los jueces nos hicieran una lista de qué consideran ellos homofobia”, tuiteó @sr_sparks.
Parece mentira que en pleno 2024 tengamos que seguir llamando a las calles para llenar las manifestaciones del Orgullo. Ojalá llegue un día en que ningún derecho esté en duda y no tengamos que lamentar agresiones homófobas.