Recetas vascas para españoles
Los comicios en Euskadi ofrecen reflexiones generales sobre los sueños soberanistas, el futuro de las derechas centralistas o la actitud de Bildu sobre el terrorismo
La primera lección de las elecciones vascas es para vascos. Deberán sacar sus propias conclusiones sobre el desenlace de la foto finish entre PNV y Bildu.
Pero con el 21-A nos dejan otras recetas útiles. No solo para ellos; también para el resto de los españoles. Como estas:
Los problemas, antes que los sueños. Todos han debatido, program...
La primera lección de las elecciones vascas es para vascos. Deberán sacar sus propias conclusiones sobre el desenlace de la foto finish entre PNV y Bildu.
Pero con el 21-A nos dejan otras recetas útiles. No solo para ellos; también para el resto de los españoles. Como estas:
Los problemas, antes que los sueños. Todos han debatido, programado y proyectado en función de los problemas cotidianos de los ciudadanos. Estos son la Demanda; la política debe configurar la Oferta. Los sueños soberanistas, indepes o centralistas quedaron archivados, tras las vacunas de Ibarretxe y el procés. Solo importan las utopías que reporten resultados; el resto es ficción.
Nacionalistas sin nacionalismo. Puede articularse una mayoría de nacionalistas en un Parlamento carente de propósito y programa identitarios. Atención, catalanes, porque podrían repetir, como ahora, una primacía indepe en el Parlament (improbable), sin política soberanista, pero con retórica radical; o al fin, una mayoría no indepe, sino mixta (PSC/ERC) o de Gobierno minoritario. Euskadi ha girat full, como destacan en el Ara: concluyan, igual que Cataluña está pasando pantalla del procés.
Derechas centralistas irrelevantes. Por más que suban, las derechas españolas del PP y Vox se estrellan en Euskadi y Cataluña. Pues que viven en el pasado, nutridos de ETA y el anti-Estatut, habitan otro mundo, no la España autonómica de la Constitución. Son irrelevantes. Difícil que accedan al Gobierno con esta urdimbre. E imposible gobernar contra las periferias. Los socialistas entendieron con Pedro Sánchez que vascos y catalanes son ciudadanos españoles a título pleno de poder, no “otros” españoles sometibles; las derechas los leen mal.
El único residuo terrorista: el de Pello Otxandiano, en la campaña, con esa ridiculez de que ETA fue un “grupo armado”, tal que de seguratas. Los de Bildu no acaban de convencerse de que su reconocimiento depende solo de un paso a la normalidad —no de “pasos genéricos”—: el rechazo frontal de la violencia terrorista. Hasta entonces, no lograrán el certificado de completa fiabilidad. Quien disfraza o escamotea hechos criminales o reprobables puede ocultar su intención de repetirlos. Razonen así los sociatas, y no con insultos tontunos de “cobarde” como los proferidos por su portalemas Pilar Alegría. No imite a la tesonera Cuca Gamarra, que en invectivas la derecha siempre gana.