Dinero y educación

Un informe de la OCDE insta a invertir más en los centros educativos públicos con mayores tasas de pobreza

Una clase en el colegio público Les Arts, en Valencia.Mònica Torres

Los múltiples diagnósticos sobre los déficits de la educación española suelen coincidir en señalar un problema objetivo y difícil: el abandono escolar temprano figura entre los más graves. La OCDE acaba de emitir un informe, a instancias del Ministerio de Educación, que ...

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Los múltiples diagnósticos sobre los déficits de la educación española suelen coincidir en señalar un problema objetivo y difícil: el abandono escolar temprano figura entre los más graves. La OCDE acaba de emitir un informe, a instancias del Ministerio de Educación, que reconoce el rumbo acertado de la reforma en marcha, pero incorpora cinco grandes acciones que pueden mejorarla. Entre ellas destaca la identificación precisa de los centros educativos que acogen a familias con mayores tasas de pobreza. Suelen ser los que registran porcentajes muy elevados de alumnado con necesidades de apoyo educativo, y es donde deben concentrarse los mayores recursos personales y humanos para compensar las carencias sociales y educativas de las familias. La traducción de la propuesta es la de aportar más dinero a los centros que acogen a quienes menos tienen en casa.

La definición de abandono escolar no es fácil. Es el porcentaje de jóvenes de 18 a 24 años que, como mucho, han terminado la Educación Secundaria Obligatoria y no siguen después ningún tipo de estudio o formación. Las consecuencias de esto son dramáticamente concretas: quienes dejan demasiado pronto la escuela sufren efectos inmediatos de “inseguridad laboral, desmotivación para participar en el mercado laboral, salud personal y autoestima”, y “tienden a verse social y económicamente desfavorecidos a largo plazo”. Esas son las contundentes conclusiones de un informe que advierte sobre las graves consecuencias individuales de una elevada tasa de abandono escolar temprano y del alto coste económico que implica al multiplicar los niveles de paro juvenil y pobreza. España ha sido históricamente uno de los países europeos con una tasa más alta en ese ámbito: en 2010 era del 28,2% y, aunque ha descendido mucho desde entonces, hasta el 13,9%, aún sigue en torno a cinco puntos por encima de la media de la UE, que es del 9,3%.

Entre las objeciones que pone la OCDE ante el objetivo de reducir el abandono escolar temprano destaca la falta de definiciones comunes entre las comunidades autónomas para calificar como vulnerable a un centro educativo, en qué consiste el absentismo escolar o cuál es el alumnado con necesidad específica de apoyo educativo. Otros indicadores que favorecen el abandono escolar son el alto nivel de precariedad del profesorado, horarios escolares que han tendido a hacerse intensivos y de mañana cuando la investigación refleja que pasar más tiempo en la escuela aumenta las tasas de graduación y aprendizaje de los económicamente más débiles y un problema de segregación escolar, con una red educativa subvencionada con dinero público (la privada concertada) que matricula a muchos menos niños en situación de desventaja social de lo que le correspondería.

Dirigir los recursos a los segmentos sociales que más los necesitan es la sensata propuesta central de la OCDE para que la escuela cumpla las funciones de compensación y corrección de la desigualdad de origen en que se encuentran decenas de miles de niños en España.


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