Moción de censura por bloques

La gobernabilidad del país estará condicionada por si es la plataforma de izquierda o Vox la que ocupa la tercera plaza en el próximo Congreso

Pedro Sánchez se dirigía el martes a Ramón Tamames durante la primera jornada de la moción.Luis Sevillano

Una moción de censura en España tiene dos patas. La primera es la censura al Gobierno en sí misma. Sin límite de tiempo, un candidato puede volver este instrumento un debate de política general para contraponer su proyecto de país con el del Ejecutivo. Felipe González, Antonio Hernández Mancha, Pablo Iglesias y Santiago Abascal, con éxito dispar, lo han usado en ese sentido. La segunda pata es la ...

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Una moción de censura en España tiene dos patas. La primera es la censura al Gobierno en sí misma. Sin límite de tiempo, un candidato puede volver este instrumento un debate de política general para contraponer su proyecto de país con el del Ejecutivo. Felipe González, Antonio Hernández Mancha, Pablo Iglesias y Santiago Abascal, con éxito dispar, lo han usado en ese sentido. La segunda pata es la construcción de una mayoría alternativa de gobierno, lograr los apoyos parlamentarios para investir un nuevo presidente. Este es el culmen del Congreso pidiendo responsabilidades al Ejecutivo y hasta hoy solo Pedro Sánchez ha tenido éxito.

Es importante separar estas dos dimensiones porque, aunque un partido sepa de antemano que será derrotado, recurrir a este instrumento puede tener sentido político. La moción de Vox, anunciada en diciembre del año pasado, tenía dos objetivos. De un lado, recuperar la visibilidad perdida tras las elecciones de Andalucía y la llegada de un Feijóo más competitivo a la política nacional. Del otro, tentar a un independiente cercano a la derecha que pudiera hacer una crítica transversal al actual Gobierno y, de paso, incomodar a un PP que tuviera que votar con ellos, certificando así la política de alianzas que se viene.

Visto el casting previo y el desarrollo del talent show de la propia sesión parlamentaria, el rédito de esta operación para Vox es más que dudoso. Moción propiamente dicha, aunque sea destructiva, solo la hemos tenido en la confrontación entre Sánchez y Abascal. Después de todo, Ramón Tamames no se representaba sino a sí mismo. Más aún, la deslavazada réplica a los grupos del candidato y que no haya parado de quejarse por los tiempos ha denotado que Ramón Tamames venía a conferenciar, no a debatir, al estilo de esos catedráticos que sientan doctrina con los mismos apuntes de todos los años.

El PP de Feijóo, en cabeza en los sondeos, ha sido el ausente adversario y hoy se ha vuelto a ver con la intervención de Cuca Gamarra. Vox, criticándolo por su tibieza; la izquierda por ser la mano que mece la cuna de esta performance. No olvidemos que la batalla electoral que se viene en meses va a depender no solo de movilizar a los propios (según 40dB., la izquierda lo está unos 10 puntos menos que la derecha), sino también de cerrar los flujos entre bloques (hoy las fugas del PSOE al PP son un 6,2%). Todos los discursos que veamos en adelante deberán leerse en esta doble clave.

Decía Robert Sollow que cuando alguien se sienta a tu lado y te dice que es Napoleón, la última cosa que hay que hacer es discutir con él sobre estrategia militar. El Gobierno no ha seguido este principio porque sabía que tomarse en serio la moción le resultaría ventajoso. El Ejecutivo gana oxígeno, al menos a corto, al cambiar la agenda, además de la imagen de que sigue teniendo una mayoría en el Congreso. Mientras, continúa incidiendo en que Feijóo trae a Vox debajo del brazo para intentar empujarlo hacia el extremo del tablero.

Pero la lógica de bloques también la ha hecho el Gobierno hacia adentro. La izquierda se ha esforzado en recalcar que el tándem es Pedro Sánchez-Yolanda Díaz, en especial con esta última reivindicando los logros de la coalición gubernamental. Esto no es irrelevante a pocos días de que se lance Sumar y conocidas sus tensiones con el ala de Podemos. Después de todo, la gobernabilidad del país estará condicionada por si es la plataforma de izquierda o Vox la que ocupe la tercera plaza en el próximo Congreso de los Diputados.

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