Diversidad y respeto

Los lectores escriben sobre la crispación en el Congreso de los Diputados, la investigación sobre los abusos sexuales en la Iglesia, la precariedad laboral y los errores gramaticales orales

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la tribuna del Congreso de los Diputados.EFE

El esperpento representado en cada sesión del Congreso de los Diputados, donde lo huraño, el desacuerdo y los malos modos son lo habitual, son una clara manifestación de la dispersión política y social que abunda en nuestras calles. El egoísmo atroz, el desinterés por lo común, el alejamiento por cualquier apuesta social colectiva son, a mi entender, rasgos definitorios de nuestra actual sociedad. No es que los humanos carezcamos de sensibilidad por lo universal. No es que la ap...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El esperpento representado en cada sesión del Congreso de los Diputados, donde lo huraño, el desacuerdo y los malos modos son lo habitual, son una clara manifestación de la dispersión política y social que abunda en nuestras calles. El egoísmo atroz, el desinterés por lo común, el alejamiento por cualquier apuesta social colectiva son, a mi entender, rasgos definitorios de nuestra actual sociedad. No es que los humanos carezcamos de sensibilidad por lo universal. No es que la apatía nos suma en el aislacionismo. Es, creo, que la dispersión en torno a cualquier cosa es tan potente y contumaz que, o bien nos enfrenta, o nos retrae y nos incomunica. Son tantas y tan variadas las posturas, son tan enconadas sus defensas, que difícilmente nace el acuerdo. Por eso considero que la aceptación de la diversidad, así como el respeto por el prójimo son claves de cualquier respuesta; elementos sustanciales para la participación y la construcción de lo colectivo, en lo que andamos tan necesitados.

Enrique López de Turiso. Vitoria-Gasteiz

Gracias por investigar

A EL PAÍS y singularmente a sus redactores Íñigo Domínguez y Julio Núñez correspondería con toda justicia el debido reconocimiento y homenaje por la inmensa labor de destapar los innumerables casos de estupros, abusos y violaciones llevados a cabo en España por sacerdotes de diferentes congregaciones, con más mérito aún dada la reticencia o directa oposición de la Iglesia a facilitar datos o a negar evidencias. Yo fui una víctima de estos depredadores y ya EL PAÍS dio cuenta de mi caso. Sería interesante saber cuántas víctimas han fallecido esperando la debida reparación de la Iglesia, siempre morosa en sus tiempos y cuantías.

Alfonso Caparrós Valderrama. Rincón de la Victoria (Málaga)

Situación caótica

Después de 19 años viviendo en Finlandia, he decidido cerrar etapa y regresar a España para estar más cerca de mi familia. Es sorprendente lo poco valorado que se siente uno cuando a pesar de tener una titulación superior y haberse labrado una carrera profesional en el sector museístico a base de pico y pala (hablo figuradamente) en un país donde no se regala nada, ahora, en el de uno, no se tenga el menor pudor en ofrecer un salario ridículo sin tener en cuenta ni experiencia ni cualificación. Sé que muchos se sentirán de la misma manera… por supuesto que contaba con que no vinieran a buscarme a la puerta hordas de generosos empresarios o reconocidas instituciones necesitadas de personal capacitado (no vivo en una utopía paralela), pero la situación es mucho más caótica de la que yo dejé allá por el 2004.

Manuel Ángel López Ruiseñor. Helsinki (Finlandia)

Gente que ‘prevee’

Mientras siguen batallando sobre una tilde, nadie presta atención a quienes preveen. Llamaba la atención cuando un fresco Pablo Iglesias nos contaba que aquí nadie prevee, pero ahora se ha generalizado. Mientras tanto, a las personas que prevemos, nos chirrían los dientes porque nadie hace una denuncia pública de esta falta gramatical oral. Por favor, académicos y académicas de la RAE, pongan su atención en esto, de gran importancia, por su efecto de contagio.

Lola Pereira. Salamanca

Más información

Archivado En