‘Ayuso: Resurrection’
El personaje que se ha creado la presidenta madrileña depende de forma patológica de captar la atención. Por ello, vuelve una y otra vez a sus raíces
Como últimamente no se habla de otra cosa, vayamos a la última andanada tuitera de Ayuso. Al PSOE le ha venido como agua de mayo. Sus declaraciones, no contradichas en firme por el PP, permiten poner en solfa la supuesta moderación de Feijóo. Este es el objetivo buscado, y Ayuso es el medio, se lo ha puesto en bandeja. Lo que se les escapa a lo...
Como últimamente no se habla de otra cosa, vayamos a la última andanada tuitera de Ayuso. Al PSOE le ha venido como agua de mayo. Sus declaraciones, no contradichas en firme por el PP, permiten poner en solfa la supuesta moderación de Feijóo. Este es el objetivo buscado, y Ayuso es el medio, se lo ha puesto en bandeja. Lo que se les escapa a los voceros del Gobierno, sin embargo, es que están dando a entender de modo implícito que la moderación es un valor que en estos momentos suma votos. Un líder moderado, o que se presenta como tal, como bien se vio en Andalucía o, demoscópicamente, desde que Feijóo se hizo con las riendas del PP, parece tener más éxito que otro más extremista. O sea, que las posiciones de centro vuelven a ser rentables.
Si esto es así, ¿por qué no trata de acceder Sánchez a posiciones más moderadas? ¿Por qué cederle todo el centro a Feijóo? Pues porque no lo queda otra si quiere agotar la legislatura, la mayor esperanza para renovar la mayoría. Sus socios le abortarían el intento de aproximarse a posiciones más comedidas. El debate sobre el estado de la nación lo dejó claro: este es un Gobierno de izquierdas, ni siquiera de centroizquierda. Y sirve también para comerle terreno a lo que salga del proyecto de Yolanda Díaz. Ya que nosotros no podemos competir en caladeros más templados, neguémoselo retóricamente al adversario, que la competición siga siendo entre bloques polarizados, el medio más eficaz para evitar la fuga de parte del voto socialista a Feijóo.
En el otro lado, el PP tiene aún que construir su propio contrarrelato. No pueden decir lo que deben de pensar: que Ayuso es una oportunista, que para ella no hay estrategias de partido, que no ve más allá de la construcción de su marca personal. En efecto, a Ayuso solo le interesa Ayuso. Y como el personaje que se ha creado depende de forma patológica de captar la atención, vuelve una y otra vez a sus raíces. Debía de tener un extraordinario mono de trending topic. Después de Andalucía ya había dejado de ser la princesa del PP, empezábamos a olvidarnos de ella —ay, el terror al silencio en las redes—. El rey del mambo es ahora Moreno Bonilla, y lo ha conseguido con discreción, en armonía con Feijóo y debilitando a Vox. Esto no podía quedar así. Había que empezar a escenificar la secuela de su anterior éxito. Ahora toca Ayuso: Resurrection. “Madrid prosigue su lucha contra el Gobierno opresor guiada por la Capitana de la Libertad, el personaje de la Marvel política creado por MAR”. Es tan simple como eso, pero ya ven, todos estamos hablando de ella.
Desde luego, no lo va a tener fácil el PP para reconstruir discursivamente esta erosión de su supuesto giro al centro. Y aún falta por ver el impacto sobre su imagen moderada de las negociaciones después de las municipales y autonómicas. Vox volverá a ser imprescindible en muchos lugares, no habrá muchas Andalucías. En esto, al PP le pasa algo parecido a lo que vimos con el PSOE: siguen siendo excesivamente rehenes de sus extremos. La conclusión provisional es que la centrifugación provocada por los nuevos partidos impide la creación de sólidas ofertas de centro que cubran lo que un importante sector ciudadano sigue demandando. Menos guerras culturales y más gestión de la crisis. Y, desde luego, lo que es la condición de posibilidad para que esta sea más efectiva, mayor unidad, transversalidad o como quieran llamarlo. Quien mejor lo consiga representar acabará ganando.