¿Buscas piso? Buena suerte
El mercado inmobiliario deja estupefactos a quienes pretenden comprar o alquilar una vivienda en cualquier gran ciudad de España
La pasada semana, me descargué, por mera curiosidad, una aplicación para buscar casa y, además de que solo encontré un piso en alquiler con unas características similares al mío en el barrio en el que vivo en el centro de Madrid, me sorprendió que, con respecto a los últimos años, han subido los precios tanto como ha empeorado la calidad de las viviendas.
Si buscas piso en alguna de las grandes capitales españolas, quieres vivir solo y ...
La pasada semana, me descargué, por mera curiosidad, una aplicación para buscar casa y, además de que solo encontré un piso en alquiler con unas características similares al mío en el barrio en el que vivo en el centro de Madrid, me sorprendió que, con respecto a los últimos años, han subido los precios tanto como ha empeorado la calidad de las viviendas.
Si buscas piso en alguna de las grandes capitales españolas, quieres vivir solo y no tienes un sueldo alto, ve abandonando la idea de tener una casa con vistas al exterior y, si encuentras una que puedas pagar, prepárate para cumplir los requisitos: es más que probable que incluyan un estudio de tu situación económica y la obligación de adelantar varias mensualidades por fianzas, comisiones de agencia y el mes en curso. Y si lo que pretendes es comprar, hay más opciones, pero depende del presupuesto, claro: si es ajustado o la hipoteca a la que puedes acceder no es muy alta, es probable que puedas vivir en el centro de Madrid, sí, pero tendrás que elegir entre un diminuto bajo o una buhardilla en la que solo podrás estar totalmente erguido en una parte de tu casa. Nos encontramos en una situación muy difícil, casi imposible, si eres joven sin ahorros y un sueldo medio.
A principios de este mes, Sandra López Letón iniciaba así un artículo en este periódico sobre el aumento de compras y alquileres a pesar de los elevados precios: “Lo que está ocurriendo con la vivienda estos días provoca entre susto y estupor. Quien no se dé prisa se queda sin la vivienda, sea para comprar o para alquilar”. Esto mismo lo reflejó @elzulista en uno de sus últimos tuits en una serie de emojis que van desde la ilusión hasta el llanto pasando por el miedo, el sudor frío y las náuseas.
“Me gustaría tener dinero para comprar una casa, no porque tenga afán de tener una vivienda en propiedad, sino porque no quiero estar pagando más de la mitad de mi sueldo en el alquiler”. Esta es una frase que se puede atribuir a cualquier joven de hoy que se haya independizado. Pero el problema no solamente está en los precios. María Álvarez publicó un hilo con 15 tuits donde abordaba el alquiler como método de especulación.
Álvarez destacó que casi la mitad de los españoles que viven de alquiler están en riesgo de exclusión social al dedicar a ello más del 40% de sus ingresos, que este mercado es un sistema de transmisión de renta de las clases bajas a las altas y de jóvenes a mayores y que la gran rentabilidad de arrendar una vivienda afecta a la inversión en empresas, lo que empeora las condiciones de trabajo de las compañías que necesitan inversión externa.
“Deberíamos tomarnos el precio del alquiler como violencia de Estado”, tuiteó el escritor Gonzalo Torné. Jaime Palomera cargó la pasada semana contra el bono joven del alquiler, que califica de “una lotería humillante”. ¿Y cuál es la solución? Quizá una ley que busque la regulación de los precios del mercado inmobiliario, quizá la construcción de viviendas de protección oficial para compra y alquiler —que, por cierto, no se están haciendo las suficientes— o una nueva ley de vivienda que aborde todo lo anterior.
Si hay jóvenes que retrasan su independencia, en muchos casos no será por gusto. Les resulta casi imposible pensar en abandonar la casa de sus padres y alquilar o comprar una vivienda, pues ni cobran lo suficiente para arrendar ni tienen los suficientes ahorros como para pagar la entrada de una hipoteca a 30 años que les permitiría hacer frente a una mensualidad que sí podrían asumir. El último editorial de EL PAÍS sobre esta cuestión recalcaba que la actuación de las administraciones públicas es urgente. Pues eso.