En manos de un tribunal reaccionario
Gracias a los nombramientos judiciales de Donald Trump peligra el derecho al aborto reconocido durante 50 años
Pocas sentencias han tenido tanta trascendencia en la vida de las personas, y sobre todo de las mujeres, como la que pronunció el Tribunal Supremo de Estados Unidos en 1973 defendiendo el derecho constitucional a interrumpir los embarazos antes del plazo de 23 semanas en que el feto se considera ya viable. Como máximo árbitro de la Constitución, los efectos de sus sentencias repercuten más allá del país e influyen sobre organismos similares en todo el mundo democrático. De ahí la expectación que rodea la vista judicial iniciada esta pasada semana sobre una legislación del Estado de Misisipi ...
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Pocas sentencias han tenido tanta trascendencia en la vida de las personas, y sobre todo de las mujeres, como la que pronunció el Tribunal Supremo de Estados Unidos en 1973 defendiendo el derecho constitucional a interrumpir los embarazos antes del plazo de 23 semanas en que el feto se considera ya viable. Como máximo árbitro de la Constitución, los efectos de sus sentencias repercuten más allá del país e influyen sobre organismos similares en todo el mundo democrático. De ahí la expectación que rodea la vista judicial iniciada esta pasada semana sobre una legislación del Estado de Misisipi que pretende terminar con el derecho al aborto establecido hace 50 años por el caso Roe vs. Wade, que tal es el nombre por el que se conoce una sentencia que hizo historia y cambió el mundo.
La decisión del tribunal no se producirá hasta el final del curso judicial, en el verano de 2022, cuando estará en marcha la campaña para las elecciones de mitad de mandato, en las que se renueva entera la Cámara de Representantes y numerosos cargos de gobernador de los Estados. Es insólita la composición del tribunal, seis magistrados republicanos frente a tres demócratas, en vez de la correlación de fuerzas habitual de seis a cinco. Solo tres de los magistrados vitalicios son mujeres (dos demócratas y una republicana) y tres han sido nombrados por Donald Trump. Es el tribunal más reaccionario desde la época anterior a Franklin D. Roosevelt, con una mayoría tan apabullante como para desarmar cualquier intento de conciliación del presidente, en este caso el juez republicano John Roberts, que quisiera dar la razón a Misisipi sin anular la jurisprudencia, mediante la rebaja del límite para abortar de 23 a 15 semanas.
Las encuestas reflejan una mayoría de ciudadanos, superior al 60%, a favor de mantener la actual jurisprudencia abortista. Además de la presidencia, los demócratas cuentan con el control de las dos Cámaras. Y, sin embargo, gracias a la manipulación republicana de los sistemas contramayoritarios, Barack Obama solo pudo nombrar dos magistrados en sus dos mandatos mientras que Trump nombró a tres en su único mandato. El trumpismo ha conseguido invertir el sentido de la democracia.
Esencial a la hora de sentenciar es el respeto a la jurisprudencia del propio tribunal (denominada stare decisis; mantener la decisión, en latín), que solo permite la anulación de una sentencia anterior en caso de error o discrepancia flagrante con la Constitución, como fue el caso de numerosas resoluciones anteriores a la guerra civil que abonaban la esclavitud.
Una anulación total de Roe vs.Wade definirá una politización escandalosa del tribunal, convertido en un auténtico gobierno de los jueces, y afectará a su prestigio y a la propia democracia. Una veintena larga de Estados republicanos podrán prohibir el aborto. El país quedará tan dividido y polarizado, incluso geográficamente, como en vísperas de la guerra civil.