La agenda política y electoral de Colombia en 2022

La mayoría de los colombianos quiere cambiar el estado actual del país, pero la duda es qué y cómo. La fuerza política que resuelva estas dos preguntas podrá ganar más fácil

Un hombre revisa su puesto de votación durante las elecciones legislativas, en Medellín (Colombia), el 11 de marzo de 2018.Luis Eduardo Noriega A.

Una de las reglas del marketing político es que el arte de los asesores y especialistas está, entre otras cosas, en determinar cuál es la cancha de juego de la contienda electoral. Por ejemplo, cuando un equipo de fútbol es visitante lo primero que hace es reconocerla. En el marketing político no siempre es fácil saber qué campo de juego se pisa. Sin embargo, en Colombia mucho antes de elecciones todo parecer estar demarcado.

La fuerza política que quiera ganar deberá manejar cuatro grandes agen...

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Una de las reglas del marketing político es que el arte de los asesores y especialistas está, entre otras cosas, en determinar cuál es la cancha de juego de la contienda electoral. Por ejemplo, cuando un equipo de fútbol es visitante lo primero que hace es reconocerla. En el marketing político no siempre es fácil saber qué campo de juego se pisa. Sin embargo, en Colombia mucho antes de elecciones todo parecer estar demarcado.

La fuerza política que quiera ganar deberá manejar cuatro grandes agendas. La primera es la de la equidad y la recuperación económica. Tal vez esta sea la central: según el DANE la pobreza monetaria en 2020 alcanzó el 42,5% y solamente el 1,7% tiene ingresos altos. En el municipio de Soacha, vecino a Bogotá, una persona puede ganar uno o dos dólares al día. Eso alcanza para pagar un café en el norte de Bogotá; es decir, a una hora y media de distancia. Esa es la desigualdad que se vive en todo el país. Según cifras oficiales, millones de colombianos no pueden comer tres veces al día. Es como si Colombia hubiera tirado a la caneca de la basura dos décadas de crecimiento económico y superación de la pobreza. Hay hambre en las calles de Colombia. Se ve y se siente.

La segunda agenda es la de la renovación política. Colombia vive una crisis de legitimidad grande. La imagen desfavorable del presidente, el Congreso y la Justicia es evidente. Los múltiples casos de corrupción afectan, no solo al gobierno de turno sino, en general, a todo el aparato institucional. Esto significa que quien logre encarnar la agenda de la renovación política ganará las elecciones. La última encuesta de Polimétrica dice que cerca del 41% de la población definirá su voto solo días antes de las elecciones. Esta es la población escéptica que desconfía de todo el aparato político del país.

La tercera agenda es la de los jóvenes. Obviamente, las ideas de ley del primer empleo y las ofertas educativas parciales como Ser Pilo Paga no son la solución. Esto requiere medidas amplias, generales y ambiciosas para solucionar temas de empleabilidad, oportunidades de estudio y empoderamiento político. Fueron estos jóvenes los que lideraron la movilización masiva del pasado 28 de abril y los días posteriores.

La agenda de seguridad hasta hace unas semanas no se veía como un tema prioritario para las elecciones de 2022, sin embargo, ante el deterioro, en el campo y en la ciudad, es probable que se meta fuertemente en la discusión electoral. En todo caso no será de forma exclusiva un discurso de la derecha, ya que fue en el actual gobierno —de derecha radical— donde se presentó un notable deterioro de la seguridad, lo que permite pensar que las fuerzas alternativas tienen una oportunidad para construir una propuesta atractiva para ofrecerle al electorado.

Esas son las cuatro esquinas de la cancha de juego para 2022. Una combinación que necesita propuestas audaces, lejanas de lo tradicional y, sobre todo, donde el discurso se acerque a las prácticas políticas. La mayoría de los colombianos quiere cambiar el estado actual del país, la duda es cómo y qué, por ello, la fuerza política que resuelva estas dos preguntas la tendrá más fácil para ganar. De no responder a esta agenda, el primer año del nuevo gobierno estará marcado por la protesta social y la crisis política.

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