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Madres buscadoras
Columna
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Antígona en el país de los 130.000 desaparecidos

El gesto ético de las madres buscadoras, su valentía y dignidad, inspira otra manera de estar en el mundo, otro México donde en el centro está la vida y no la banalización de la muerte

Eva Vasquez
David Marcial Pérez

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Primero asesinaron a su hijo Gerardo a balazos en la calle. Luego, cuatro años después, unos hombres vestidos de policías entraron por la noche en la casa y se llevaron a su hijo Miguel. Es entonces cuando decidió juntarse con otras madres para buscar a su hijo. Se convirtió en una Antígona mexicana. Las conexiones entre la tragedia griega -donde Antígona desobedece al rey de Tebas para poder enterrar a su hermano- y el agujero negro de los desaparecidos lleva tiempo resonando en la literatura mexicana. La poeta Sara Uribe publicó hace ya más de una década un fabuloso experimento mezclando el texto original con historias reales a partir de su experiencia en un colectivo de buscadoras.

Una de las protagonistas dice casi como prólogo: “No quería ser Antígona, pero me tocó”. Lo podría haber dicho también la madre de Gerardo y Miguel, o cualquiera de los familiares que en México están desobedeciendo al poder: al del Estado, que les dice ”se fue con una mujer, ya aparecerá, sin cuerpo no hay delito”. Y al del crimen, que les dice ”no grites, no busques, no pienses. Nos van a matar a todos”. Su gesto ético, su valentía y dignidad, inspiran otra manera de estar en el mundo, otro México donde en el centro está el cuidado de la vida y no la resignación ante la crueldad y la banalización de la muerte.

“Yo solamente le llamo a las autoridades, le llamo a las personas que me lo tienen, que tengan piedad y misericordia”. Estas sí son palabras de la madre de Gerardo y Miguel, que se llama Eva, pero que podrían salir también de la boca de la Antígona del poema, arquetipo de la piedad de una hermana frente a la crueldad del rey. Mi compañera Beatriz Guillén fue a entrevistar a Eva a su casa, en un barrio humilde de Guanajuato, para contar a través de su historia el problema de los desaparecidos en ese Estado próspero y conservador que lidera las encuestas de los lugares con más asesinatos y más fosas clandestinas. Solo en el último año se han registrado más de 1.000 personas desaparecidas.

Eva Vasquez

La tragedia de Eva Vázquez ha ido creciendo con el tiempo. En 2023, la Fiscalía estatal le entregó el cráneo de su hijo Miguel. Lo encontraron en un pueblo cercano metido en una bolsa negra. Dicen que no hallaron el resto del cuerpo. Tardaron más de un año en avisar a su madre. Ella igual siguió con el colectivo de buscadores, ayudando a otros familiares. Cómo diría Antígona: “Para no olvidar que todos los cuerpos sin nombre son nuestros cuerpos perdidos”. En junio de este año, otro grupo de hombres volvió a entrar en su casa y asesinó a otro de sus hijos. Lo mataron mientras Eva y su esposo, Francisco, estaban en la planta de abajo, con la cara contra el piso, las manos enredadas en la espalda, amenazados con una pistola. Antes de marcharse, los hombres se llevaron también a su marido Francisco.

Ahora Eva busca también a su esposo desaparecido, que además formaba parte del colectivo de familiares en búsqueda. Como el rey de Tebas, las autoridades parecen negarle el derecho a la justicia, al menos a encontrar y enterrar a su marido. Eva le contó a mi compañera Beatriz que lo único que ha hecho la Fiscalía del Estado es dificultar la búsqueda, tratando de evitar incluso dar una copia de la carpeta de investigación a la familia. Las instituciones están, como poco, saturadas. En el panteón forense de la Fiscalía de Guanajuato había hasta agosto del año pasado 929 cuerpos, casi todos sin identificar todavía.

Es uno de los grandes pendientes en la política de seguridad del Gobierno. La presidenta Claudia Sheinbaum celebra la reducción de homicidios en el país durante su primer año de mandato, un 30% menos. Además se han arrestado a más de 30.000 personas y decomisado miles de armas y de toneladas de drogas. Sheinbaum insiste en que la estrategia funciona. Pero hay una cifra que se le resiste: la de los 133.000 desaparecidos en el país. Un número que crece sin freno en el país de las Antígonas.

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Sobre la firma

David Marcial Pérez
Reportero en la oficina de Ciudad de México. Está especializado en temas políticos, económicos y culturales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en El País. Antes trabajó en Cinco Días y Cadena Ser. Es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y máster en periodismo de El País y en Literatura Comparada por la UNED.
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