Víctor Rodríguez Padilla en Pemex: ¡enhorabuena!
La empresa pública enfrenta retos como una planeación deficiente, un asfixiante régimen fiscal y una elevada deuda. En la comprensión de estos fenómenos, México puede contar con la lucidez y el compromiso del académico
Sin el menor asomo de duda, el anuncio de que el Dr. Víctor Rodríguez Padilla será el próximo director general de Petróleos Mexicanos es una excelente noticia para nuestra petrolera, el sector hidrocarburos en su conjunto y en general para nuestro país. Además de su sólida y profunda formación académica en México y el extranjero, que ya han reseñado los medios de comunicación; este destacado académico universitario posee una amplia trayectoria profesional más allá de las aulas y su cubículo en Ciudad Universitaria.
Víctor Rodríguez Padilla ha prodigado con sus conocimientos y talento a instituciones y organismos estatales como el Congreso de la Unión, Pemex y CFE, entre otros. Asimismo, ha sido un destacado consultor de organizaciones internacionales como la CEPAL y la OLADE. En síntesis, su formación académica y trayectoria profesional han dotado al futuro responsable de Pemex de una visión estratégica integral e inscrita en el contexto de la transición energética y el combate al cambio climático, ambos, temas de reflexión e investigación que comparte con la presidenta de la República electa.
Como lo muestra su formidable producción académica, Rodríguez Padilla tiene muy claro que México requiere de una profunda revisión de su modelo económico y del papel que en él debe jugar el sector petrolero, lo que implica repensar el diseño institucional del sector, la importancia y formas de participación en él de Petróleos Mexicanos, la mejor organización de esta para cumplir el reto de la transición, el lugar de la inversión privada complementaria y las políticas industrial, ambiental, económica, científica, fiscal y de desarrollo territorial; que den coherencia de conjunto a este objetivo fundamental.
La construcción de un sector petrolero para el futuro requiere del papel activo del Estado y una política petrolera que comprenda las tres componentes de la sustentabilidad energética, definidas por el Consejo Mundial de la Energía: seguridad energética, sustentabilidad ambiental y equidad en el acceso de la población al uso de la energía. En este último punto, Víctor Rodríguez Padilla ha sido particularmente acucioso en sus reflexiones intelectuales y académicas, debido al inquebrantable compromiso social que lo caracteriza.
Pemex enfrenta retos complejos: planeación deficiente y carencia de una estrategia integral de largo plazo, asfixiante régimen fiscal, elevada deuda total, alto pasivo laboral, limitaciones presupuestales y económicas, necesidad de nuevo financiamiento, dificultades para hacer crecer la extracción de crudo, costos de producción superiores a sus límites de deducción fiscal, deterioro de la infraestructura productiva, incumplimiento de normas ambientales, preocupantes índices de seguridad industrial, deficiente sistema nacional de refinación, insuficiente capacidad de almacenamiento, complejos petroquímicos subutilizados, riesgo de degradación crediticia generalizada, retraso en los pagos a proveedores, opacidad en las asignaciones de contratos, creciente distanciamiento respecto a otras petroleras que ya operan en México, débil base científica y tecnológica, pérdida de recursos humanos calificados y disfuncionalidad operativa.
Para lograr que Petróleos Mexicanos sea un instrumento eficaz de su política petrolera, el nuevo Gobierno debe implementar todo un conjunto de medidas estratégicas y evaluarlo ya no solo en términos volumétricos, sino también por sus resultados económicos. De su lado, Pemex necesita hacer más eficiente su operación y redefinir sus prioridades y enfoques de inversión para consolidarse como el actor central del sector hidrocarburos.
Como lo ha escrito Rodríguez Padilla, el futuro de las empresas petroleras está en la petroquímica y su transición a empresas energéticas, abandonando la lógica puramente extractivista.
En ese sentido, resulta fundamental que Pemex esté dotado de una auténtica autonomía presupuestal y de gestión, así como de la flexibilidad operativa necesaria para actuar dentro y fuera del país; al mismo tiempo que mejore su transparencia, rendición de cuentas y combate a la corrupción; separando su contabilidad de las cuentas públicas y asignándole un mandato de seguridad energética, responsabilidad social y creación de valor. Mientras Pemex carezca de autonomía presupuestal y de gestión, continúe siendo la principal fuente de ingresos fiscales y se utilice como factor de ajuste de las cuentas nacionales; se seguirá imponiendo el cortoplacismo financiero como el eje de sus decisiones estratégicas.
En la comprensión de estos fenómenos y la mejor forma de arrostrarlos, México puede contar con el talento personal, la lucidez intelectual y el compromiso social de Víctor Rodríguez Padilla.
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