Circo en Palacio Nacional
López Obrador suspende la conferencia de prensa para ofrecer un concierto por el Día de la Madre mientras en las puertas una decena de ellas protestaba por sus desaparecidos
No estaba el día para un festival. Mucho menos para un Festival del Día de las Madres. Si hay un sector de la población poco reconocido y olvidado en los últimos días y años, son ellas. Pero en el salón de Tesorería del Palacio Nacional, a primera hora de la mañana, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha querido zanjar uno de los peores momentos de su Administración con un concierto. Para ellas. Sin ellas. En un espectáculo sin precedentes, el mandatario ha anunciado que no habría conferencia de prensa, se acabaron las preguntas sobre qué sucedió en la Línea 12 del metro que puso fin a la vida hace una semana de 26 personas, entre otros temas importantes del día. “¡Al carajo la demagogia!”, exclamó la semana pasada. Y a cantar.
De fondo, un telón blanco. El presidente desde la tarima anunciaba ante decenas de periodistas que esperaban la rueda de prensa habitual que este lunes se cancelaba todo. “Esta mañanera va a ser especial. No vamos a informar nada, no vamos a contestar preguntas, porque las mamás son primero”. Cuesta imaginar a qué mamás se refería el presidente. Si a las que estaban en la puerta del Palacio Nacional cargando pancartas para protestar por sus desaparecidos, por meses y años de búsqueda, en los que ellas solas escarbaron la tierra, presionaron a los fiscales, y agregaron indicios en unas carpetas de investigación que tenían la macabra urgencia de cerrarse. Si se refería acaso a las madres de los 26 fallecidos —algunas de ellas también madres— que quedaron sepultados hace solo una semana en la mayor tragedia que ha vivido la ciudad en años. Si su concierto, brindado por la cantante Eugenia León, que comenzó entonando Las Mañanitas, podía acaso consolar a los más de 5.000 huérfanos a los que les arrebataron sus madres (en solo cuatro años) por una violencia machista que no solo no cesa ante la incapacidad de las autoridades de ponerle freno, sino que cada año empeora.
No estaba el día para un festival. Ni estaba este año, ni tampoco estos últimos. Las madres que protestaban este lunes en las puertas del Palacio Nacional representaron una terrible coincidencia para la estrategia de Gobierno del presidente. Lo que ellas esperaban esta mañana no eran cánticos ni palmas, sino respuestas. “Llevamos años esperando, solo pedimos hablar unos minutos con el presidente”, señalaba una de las madres. El presidente estaba a un lado del escenario escuchando atento a Eugenia León. Ante el bochornoso espectáculo de Palacio, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, corrían a atender y escuchar a esas madres, ajenas al circo. “Reiteramos nuestro compromiso”, insistía Encinas. Hace solo unas semanas que se reformó la ley de la Fiscalía y se les ha complicado todavía más la vida a las que buscan. En México han desaparecido solo en los años de presidencia de López Obrador más de 24.000 personas, pero suman más de 86.000 los que todavía no aparecen desde hace más tiempo. Y son las madres las que los están buscando.
El concierto de Eugenia León no pudo llegar en un momento menos oportuno. Hace una semana, mientras decenas de madres buscaban desesperadamente a sus hijos o a sus esposos en las puertas de los hospitales ante el colapso de la Línea 12 del metro, el presidente estaba ausente. Eran las 22.30 del lunes 3 de mayo cuando recibieron la noticia de que el vagón en el que viajaba su familiar de regreso del trabajo se había partido en dos y estrellado contra el piso. Aunque la jefa de Gobierno de la capital, Claudia Sheinbaum, acudió rápida al lugar del accidente con los servicios de emergencia, muchas de las madres y familias que buscaban a su gente, no obtuvieron una respuesta hasta las primeras horas de la mañana siguiente. En ese lapso de tiempo, López Obrador no envió un comunicado ni se acercó al lugar del accidente. No fue hasta la mañanera del 4 de mayo.
Mandatarios de todo el mundo enviaban por Twitter y comunicados oficiales sus condolencias a México, mientras el presidente se mantenía en silencio. El aluvión de críticas lo zanjó López Obrador a finales de la semana pasada ante los cuestionamientos de los periodistas sobre su ausencia en el sitio del desastre o en las salas de los hospitales, con los heridos y las familias. “Al carajo el estilo demagógico e hipócrita”, sentenció. Se refería a que él, como insiste hasta el cansancio desde hace tres años, no es como sus antecesores en el cargo. “No es ese mi estilo. Eso tiene que ver más con lo espectacular y lo que se hacía antes, con el conservadurismo”, agregó.
Tres días después de sus palabras, el Palacio Nacional se vistió de espectáculo. La indignación y desesperación de miles de madres quedaba afuera. Eugenia León y su banda tocaron canciones populares durante una hora ante un público atónito: decenas de periodistas que guardaron resignados sus libretas, las preguntas y las explicaciones que buscaban del presidente en unos de los peores días de su Gobierno se posponían. ¿A quién iban dedicadas Las Mañanitas, señor presidente?
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