Las autoridades desmantelan 96 tomas de huachicol dentro de Ciudad de México en los últimos seis años
La ordeña urbana de combustible se concentra al noroeste de la ciudad y un antiguo informe de Pemex califica 178 colonias de alto riesgo por su cercanía con los ductos


En la esquina de la calle Gobernador González Calderón con avenida Observatorio hay una casa roja de tres alturas. Delante está un poste amarillo, llamativo, donde se lee “No Golpear”. Esta señal, que para la mayoría funciona como advertencia, para otros es un símbolo de oportunidad. Debajo pasa un ducto de Pemex y, a mediados del mes anterior, se descubrió en el sótano de esta vivienda un túnel ya realizado de ocho metros de profundidad y seis de largo, más otro en construcción. La empresa petrolera reconoció la existencia de los túneles, pero explicó que quienes lo hicieron no llegaron a su objetivo final: poner un sistema para ordeñar combustible en una zona poblada de la Ciudad de México. No es un caso único. Desde 2019, las autoridades han localizado 96 tomas clandestinas de huachicol en la capital del país.
Unas pocas casas atrás, Rebeca Moreno, vecina con 25 años viviendo en esta colonia, decora su árbol de Navidad. “El ducto ha estado aquí toda la vida, sí vienen los de Pemex de vez en cuando a ver su estado, y siempre hemos sabido que hay que tener cuidado, por ejemplo, si arreglan la calle, pero esto es la primera vez que lo vemos por acá”, dice. Los datos le dan la razón. De las 96 tomas clandestinas, EL PAÍS mapeó 40, combinando información de Protección Civil y reportes en prensa, y es la primera vez que se encuentra una ordeña de huachicol tan al sur de la alcaldía Miguel Hidalgo.
“La verdad es que se oían ruidos raros dentro de la casa, y había un olor extraño”, recuerda ahora Moreno, “me siento inquieta, y es que la cuestión de combustible pone en riesgo la seguridad de la zona, no vaya a haber un derrame…”. Se queja de que nadie de Pemex ha acudido a hablar con ella ni el resto de los vecinos para explicarles realmente qué ocurrió en el número 74 de la calle Gobernador González Calderón.
De las 96 tomas clandestinas que Pemex reconoce, la mayoría se concentra en las alcaldías Azcapotzalco, Gustavo A. Madero y Miguel Hidalgo. En esta última, se encontraron otras 14 “tomas clandestinas”, concentradas en torno a la colonia Anáhuac y la vía Ferrocarril de Cuernavaca. Entre 2019 y 2023, cuatro tomas fueron localizadas sobre esa calle en menos de 300 metros, junto a lugares como el centro escolar UNITEC Campus Marina, la Rectoría del Ascensión del Señor, la Universidad Salesiana de México e incluso el Colegio Militar. Algunos reportes elaborados por Protección Civil son muy descriptivos. En febrero de 2020, agentes de Seguridad de Pemex excavaron a lo largo de siete metros en esa zona, localizando una toma clandestina con mangueras que, al seguirlas, encontraron a una casa donde había 300 contenedores de 60 litros llenos de gasolina.
Pemex tiene una red nacional de 17.000 kilómetros por donde transporta petroquímicos. Uno de los ductos explotados en Ciudad de México es el de Azcapotzalco-Barranca, uno de los que corren por debajo de la zona metropolitana. Un antiguo informe de Pemex citado por el periódico La Jornada habla de que hay 178 colonias en la ciudad dentro de la categoría de “alto riesgo” en caso de una explosión por los ductos, que afectaría a 25 metros a cada lado. Con más de 1.400 barrios según el último recuento del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, esto significa que hay un 10% de estos están dentro de este “alto riesgo”.

Durante la Administración del presidente Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), una de las prioridades en seguridad fue intentar atajar el robo de hidrocarburos. Se dedicaron grandes esfuerzos, llegando a cerrar ductos para cortar el suministro ilegal (y causando un desabasto de gasolina en el proceso) o hacer una estrategia conjunta entre las secretarías de la Defensa Nacional, Marina y la Guardia Nacional para vigilar ductos y asegurar combustible. Pese a esto, el huachicol ha persistido e incluso recuperado terreno, tanto en millones de pesos de pérdidas como en número de puntos de ordeña.
En Ciudad de México, de acuerdo a los datos oficiales, 2023 fue un año crítico, con 36 tomas clandestinas detectadas, principalmente en la alcaldía Azcapotzalco. Esta, junto con su colindante, la Gustavo A. Madero, concentra la mayor cantidad de robo de combustible, principalmente en colonias como Industrial Vallejo, Nueva Industrial Vallejo o San Martín Xochinahuac, repitiendo, de nuevo, patrones y zonas año tras año. Algunos casos llegan incluso a estar prácticamente en el mismo punto con diferencia de cinco años, como la calle Norte 59 esquina con Poniente 150 y 152 en la Industrial Vallejo. Aquí se han desmantelado tanto tomas clandestinas como varios puntos de venta de gasolina robada.
Al este de la ciudad, se ha detectado huachicol en los alrededores de la Terminal de Almacenamiento y Distribución Añil en la alcaldía Iztacalco, y luego hay una larga línea de siete puntos de ordeña detectados hacia el norte de forma paralela a la avenida Gran Canal del Desagüe.

Cuatro de estas tomas se detectaron en la colonia Granjas México, pegada a la terminal y al Autódromo Hermanos Rodríguez. Se detectó, justamente en la calle Añil, sistemas de ordeña en 2019, 2022 y 2023 para los ductos que salen y entran de la terminal. El barrio combina viviendas populares con bodegas y almacenes, y aquí, en febrero de 2024, se encontró una toma que el secretario de Seguridad Ciudadana, Pablo Vázquez Camacho, calificó como “la más grande” desmantelada en la capital en lo que va de esta Administración.
En Granjas México vive Mauricio Villa, comerciante de fruta de 30 años. Explica que ser vecino de la terminal casi no le afecta en lo práctico, salvo que, a ratos, huele a gas. Otro asunto es lo psicológico. “Sí, me enteré qué hubo una toma clandestina, y al parecer fue durante años, al lado de viviendas que estaban habitadas”. Se le viene al cabeza el caso de Tlahuelilpan, en el Estado de Hidalgo.
En enero de 2019, cuando un ducto de gasolina estaba siendo ordeñado, la presión venció e hizo que el combustible brotase como en una fuente. Acudieron decenas de vecinos con bidones para llevarse algo de gasolina. Bastó una chispa para una explosión que dejó, entre fallecidos directos y por quemaduras, 137 muertos. Villa reflexiona sobre haber vivido cerca de una toma clandestina. “Me hace sentir inseguro”.
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