Angustia y solidaridad entre las familias afectadas por la explosión en Iztapalapa: “No tiene seguro, ni trabajo fijo. Pido que lo apoyen”
Decenas de familias aguardan en los hospitales en busca de algo información sobre el estado de salud de las víctimas por el accidente de una pipa de gas que ha provocado por ahora ocho muertos y 90 heridos


La tensa calma en las afueras de la entrada de emergencias, del Hospital General Rubén Leñero, se quebró cuando una mujer salió a la calle y se encontró con su familia. Rompió en llanto y casi se desmayó al abrazar a sus allegados. Su hijo, Óscar Rubén Cortés, de 58 años, murió tras sufrir severas quemaduras por la explosión registrada este miércoles de una pipa de gas en el puente La Concordia, en Iztapalapa. Es uno de los ocho fallecidos confirmados hasta ahora por esta tragedia. El resto de su familia se acercó para arroparse juntos. Entre murmullos y congoja, el resto de personas los observaba, mientras aguardaban afuera de este centro de salud en Ciudad de México, a la espera de un parte médico que les confirme el estado de salud de un ser querido.
Una antigua caseta telefónica, a apenas unos metros de distancia de la entrada del hospital, sirve como un punto de referencia para las personas que apenas llegan o para los transeúntes. Sobre esta pequeña estructura, se encuentran pegadas listas donde figuran algunos de los más de 90 heridos que se tienen contabilizados hasta el momento y el centro de salud donde se encuentran. Existen heridos que van desde los seis meses de edad hasta los 54 años. En el papel, casi al lado de cada nombre, se puede leer las letras “SCQ”, un acrónimo para detallar la Superficie Corporal Quemada. Hay casos que presentan lesiones desde el 12 al 100% por quemaduras.

A unos metros de la entrada de emergencias, sale del hospital Griselda Pérez. Va en busca de chanclas, agua, toallitas húmedas y champú para su hermano, Alfonso Pérez Gómez, de 53 años. Su hermano le contó que en el momento del incidente, este manejaba con rumbo a Ciudad de México para recoger a su pareja. Cuando la pipa de gas explotó, la lumbre ascendió y abrazó al puente junto con los carros. Dice que el fuego subía y bajaba. Uno de esos momentos, cuando vio a las llamas descender, abandonó su coche y corrió pidiendo auxilio. De las llamas salió una combi con dirección hacia él. Le gritó suplicando ayuda. El vehículo se detuvo, se abrió la puerta y Alfonso se subió.
“La combi se chamuscó toda. A mi hermano se le quemó parte de la cara del lado izquierdo. Lo iban a meter a quirófano y lo iban a entubar, pero se estabilizó. El ojo se le hizo chiquito. Tiene dos hijos, su esposa lo dejó. Vive solo. Es albañil. No tiene seguro [médico]. No tiene trabajo fijo y es lo único que pido, que lo apoyen, porque va a dejar de trabajar porque está inmóvil”, afirma desconsolada Griselda.

Alfonso vive en Chalco y donde sucedió el incidente era su ruta habitual. Una ruta que se entrecruzaba todos los días con la de Juan Carlos Bonilla. Este comerciante de 41 años, al que su hermano Cristian Jiménez describe como trabajador, que le gusta jugar fútbol y “un chavo muy buena gente”, volvía de la central de abasto de Iztapalapa. Se dirigía a su casa cuando pasó la tragedia.
Iba en su coche junto a su hijo, Juan Ángel Bonilla, de 20 años. Ambos aparecen en dos videos que se hicieron virales en redes sobre el incidente. Manuel Jiménez, hermano de Cristian, saca su celular y enseña una de las grabaciones hecha por una persona que iba manejando por la carretera. Se puede ver como ambos escapan de una ráfaga de fuego de 30 metros de altura, la misma que alcanza a quemar a uno de ellos.
Publicada por Juan Ito en Miércoles, 10 de septiembre de 2025
“Mi sobrino [Juan Ángel] está en el Hospital Balbuena y se encuentra estable. Mi hermano, no. Las quemaduras son muy graves. Está en terapia intensiva y todavía no nos han dicho nada sobre su condición. Estaba consciente tras salvarse de las llamas y le marcó a su familia. La ambulancia llegó por él porque estaba herido y lo entubaron. No sé por qué”, afirma Juan Carlos con preocupación.
“No están solos, mucha fortaleza”
Distintos grupos de familias permanecieron fuera, sentados en círculo en bancos de plástico. Algunos intercambiaban información entre ellos, se daban palabras de aliento o alguna orientación para ayudar con la recuperación de sus allegados. Una pequeña muestra de confort, ante la incertidumbre de la familia Jiménez Bonilla, llegó en forma de una bandeja plástica con chicharrón guisado, arroz y tortillas. “Coman, mientras esté calientito”, les dijo un agente de Protección Ciudadana que iba repartiendo comida para todos los familiares de las víctimas que esperaban afuera del hospital.
A pesar del cielo nublado y una llovizna suave, personas de distintas alcaldías de Ciudad de México se volcaron a las inmediaciones del centro de salud con algún tipo de donación o atención. Desde botellas de agua, un vaso con café caliente o pan dulce.
Pegados en las paredes o al costado de los vehículos, se multiplicaban los letreros con leyendas como “Unidos somos más fuertes”, “No están solos, mucha fortaleza” o el que sostenía Lizbeth Vargas, que decía: “Es momento de unión. Ánimo. Ten fe y valentía. Eres una persona muy fuerte. Iztacalco está contigo”.

Lizbeth, una estudiante de enfermería de 22 años, aparte de su letrero, también llevaba un envase con tortas de jamón que repartió a los familiares. “Dentro de todo lo que podamos ayudar, lo vamos a hacer. Fue impactante la noticia. Sentí miedo por mi papá. Trabaja manejando Uber y estaba cerca de la explosión”.
Guillermo Barragán estaba fuera del hospital esperando a su hermano y a su cuñada. Los acompañó mientras peregrinaban de hospital en hospital en busca de su hija, Ana Daniela Barragán, de 19 años. Iba en camino a la universidad el miércoles cuando la pipa de gas explotó. Sus padres se enteraron de que fue una de las afectadas a través de un bombero que encontró su celular casi calcinado, pero aun en funcionamiento. Llamó a la madre y le informó sobre lo que sucedió en el puente La Concordia.
Esperó como ocho horas junto a su hermano y cuñada para saber si uno de los dos heridos desconocidos era su sobrina. Los peores presagios se hicieron realidad. “Desde ayer hicieron un examen de ADN a un cuerpo y les dieron la noticia que salió positivo. Es mi sobrina”, escribió a través de un mensaje de texto.
La Fiscalía continúa con el peritaje para conocer las causas del incidente, a la par que las promesas gubernamentales y empresariales para resarcir los daños se apilan sobre la mesa. Mientras, la calma para muchas familias aún está lejos.
La UNAM ofrece apoyo psicológico a las víctimasTras la peor explosión de la última década en la capital, los afectados podrían presentar alteraciones psicológicas o síntomas de estrés agudo que van desde la negación al miedo, enojo, aislamiento, dificultad para concentrarse, sudoración y hasta dolor estomacal.
“Es algo natural, incluso hasta cierto punto esperado que la persona en el lapso de las primeras 24 horas tenga estas afectaciones”, apunta el psicólogo Daniel Velasco, responsable del Programa de Atención Psicológica a Distancia de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México.
La UNAM ofrece una línea de ayuda para los afectados que requieran atención para “recuperar la calma y la capacidad de tomar decisiones”. La jefa de Gobierno capitalina, Clara Brugada, también ha anunciado que se dará apoyo psicológio a las víctimas.
La UNAM ofrece apoyo psicológico
Tras la peor explosión de la última década en la capital, los afectados podrían presentar alteraciones psicológicas o síntomas de estrés agudo que van desde la negación al miedo, enojo, aislamiento, dificultad para concentrarse, sudoración y hasta dolor estomacal.
“Es algo natural, incluso hasta cierto punto esperado que la persona en el lapso de las primeras 24 horas tenga estas afectaciones”, apunta el psicólogo Daniel Velasco, responsable del Programa de Atención Psicológica a Distancia de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México.
La UNAM ofrece una línea de ayuda para los afectados que requieran atención para “recuperar la calma y la capacidad de tomar decisiones”. La jefa de Gobierno capitalina, Clara Brugada, también ha anunciado que se dará apoyo psicológio a las víctimas.
Con información de Claudia Guerra.
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