Las dos muertes de Paula Josette: un nuevo peritaje apunta a que la joven fue asfixiada en una visita conyugal en una cárcel de Sonora
Expertos independientes analizan para EL PAÍS el documento que destierra la teoría de las autoridades sobre un infarto como causa de la muerte tras la visita a la prisión
Paula Josette Arizona tenía 23 años cuando falleció el 15 de enero de 2024. Su muerte en extrañas circunstancias durante una visita conyugal a un preso del Cereso II, en Hermosillo, Sonora, sigue sin resolverse. A la investigación de la Fiscalía llena de cabos sueltos, se suma una autopsia hecha en pésimas condiciones y un informe médico que no deja claro lo sucedido aquella noche. Las autoridades insisten en que la muerte tuvo que ver con un infarto fulminante. Sin embargo, un nuevo peritaje apunta a que la joven tenía signos de violencia y fue asfixiada, probablemente dentro de la celda en la que estuvo. Mientras tanto, la familia de Paula Josette sigue buscando justicia y exige que la muerte sea investigada como un feminicidio. “Siento frustración, enojo, impotencia y rabia con este Gobierno”, dice su madre, Briceida Arizona.
El domingo 14 de enero de 2024 Paula Josette entró en la prisión a las 18.00 horas acompañada de una amiga. Las dos chicas habían solicitado una visita conyugal con dos presos recluidos en la cárcel que habían conocido por Facebook. De acuerdo a las investigaciones y a la declaración de varios trabajadores de la cárcel, Arizona entró al penal sin mostrar ninguna identificación oficial, la primera de una larga cadena de irregularidades que ocurrieron aquella noche. Tres horas después, la joven estaba muerta.
Durante la visita, el preso al que fue a ver, Carlos Alexis Romero, supuestamente alertó a los guardias de que la chica “se había desmayado”. Los trabajadores de la prisión aquella noche declararon que al ser fin de semana, no había ningún médico trabajando y que Arizona fue trasladada en una camioneta de la cárcel hasta el Hospital General de Hermosillo. En este punto, existen dos versiones. Las autoridades insisten en que la joven murió de camino al hospital. El nuevo peritaje apunta a que es muy probable que Paula Josette muriera dentro de la cárcel y que “es descartable que la joven muriera como consecuencia de un infarto” porque “no hay ningún indicio médico legal que así lo demuestre”, afirma el médico forense Horacio Valero, quien ha redactado el nuevo informe. “Querer decir que se infartó es querer esconder una verdad”, asegura a este diario el experto.
A las 22.42 horas se tiene constancia del ingreso de la joven en las Urgencias del hospital, casi una hora después de que el personal de la prisión la encontrara inconsciente. El médico de guardia declaró la muerte de Paula a las 22.49 horas por una parada cardiorrespiratoria, “algo que no es sinónimo de un infarto agudo al miocardio, como aparece en la primera necropsia que le hicieron”, apunta Valero. “Todos los implicados en el caso tuvieron un número muy importante de errores que posiblemente hayan sido hechos con dolo, no solo en la parte médico legal, sino también en la parte de la investigación criminal”, agrega. Hasta el momento no hay detenidos ni responsables por la muerte de la chica. “Es un hecho más que probado que el centro penitenciario carece de protocolos adecuados. Por sí solo, eso es un hecho grave y alarmante que nuevamente debería recaer como responsabilidad del Estado”, señala la forense Adriana Rubio, del Observatorio Nacional Ciudadano del Feminicidio.
Para empezar, el forense denuncia que la autopsia del cuerpo fue realizada por una médica sin ninguna acreditación para hacer autopsias, lo que evidencia la falta de especialistas en las fiscalías del país y la violación grave a los derechos humanos de las víctimas y de sus familias. Valero asegura que no hay rastro de evidencia de un infarto fulminante. “El simple hallazgo de una obstrucción en la arteria coronaria posterior no es causa de diagnóstico para un infarto agudo al miocardio, ya que no hubo datos de isquemia y existe en la etapa postmortem una condición denominada coagulación postmortem”, suscribe en el documento al que ha tenido acceso este diario. Sin embargo, la víctima sí tiene características compatibles con una asfixia mecánica, lo que significa que la causa de muerte de la joven pudo ser otra muy diferente a la que señalan las autoridades, sin embargo, esta línea de investigación no ha sido contemplada por la Fiscalía.
El forense encargado del nuevo peritaje agrega que la chica tenía golpes en la parte superior del cuerpo, pero que estos no fueron descritos con detalle en la autopsia y fueron descartados en la primera autopsia como “eventos traumatológicos que pudieron haberse producido con antelación al deceso”, ni siquiera por haber sucedido a una persona que estuvo dentro de una prisión estatal. “Estas lesiones son concomitantes al fallecimiento, lo que quiere decir que se produjeron en un tiempo cercano a la muerte”, explica el doctor Valero. “La necropsia [autopsia] es una de las pruebas forenses más importantes en la investigación de una muerte violenta, cuando no se describen las lesiones y cualquier hallazgo de forma oportuna y exhaustiva, se está dejando en total indefensión y vulnerabilidad a las víctimas indirectas y familiares pues se está violando el derecho a la verdad”, comenta la doctora Rubio.
En la primera autopsia aparece un tipo de lesión conocido como “petequias”, unos puntos de color rojizo que se deben al sangrado debajo de la piel. “La presencia de petequias está relacionada en algunos casos con la falta de oxígeno. La aparición de las petequias en este caso, junto con las lesiones antes descritas, nos hace pensar que podría haber existido un tipo de asfixia”, explicaba a este diario Rubio el año pasado. Sin embargo, la aparición de estas marcas solo es mencionada de pasada en la primera autopsia de la Fiscalía.
Briceida Arizona ha denunciado que no pudo ver el cuerpo de su hija cuando fue a reconocer el cadáver. “Solo me mostraron unas fotos de su rostro y de sus tatuajes, pero nunca me dejaron ver el cuerpo”. Tampoco ha recuperado las pertenencias de Paula el día que entró al Cereso: no hay rastro del celular, de la ropa que llevaba puesta ni de la bolsa con la que entró a la cárcel. La larga cadena de errores suma que la joven pudo entrar a prisión sin una identificación oficial, que no existen imágenes de las cámaras de videovigilancia de aquella noche y tampoco se llevó a cabo una investigación en la celda en la que sucedieron los hechos. Valero denuncia en el segundo peritaje que el cuerpo fue lavado y recuerda que los cadáveres se estudian sin ser lavados “para no perder evidencias demostrativas”.
Lo que sucedió aquellas horas fatídicas en Sonora sigue siendo un misterio y arroja, un año después, más preguntas que respuestas. Por ejemplo, ¿cómo es posible que un preso tuviera acceso a un celular y redes sociales con las que contactaba a mujeres del exterior? ¿Por qué una mujer que no era ni su esposa ni su pareja pudo entrar a la visita conyugal sin una identificación oficial?¿Quién autorizó esa visita? ¿Por qué no había personal sanitario un domingo por la noche? ¿Por qué el personal de la cárcel tardó casi una hora en trasladar a la chica al hospital cuando la cárcel y el hospital están a 15 minutos en coche? y por encima de todo, ¿quién es responsable de la muerte de una civil en una cárcel cuando se supone que el Estado es garante de su vida?
Los abogados de la familia han solicitado las imágenes a color de la necropsia ―un derecho que tienen todas las víctimas en México— así como las muestras biológicas que le tomaron al cuerpo, sin embargo, hasta este momento la Fiscalía no las ha entregado. Debían haberlo hecho en un plazo máximo de cinco días. De eso hace casi ya un año. La familia ha solicitado a las autoridades que se abra una nueva línea de investigación y se aplique la perspectiva de género, que se tome en cuenta el nuevo peritaje y un nuevo análisis a las muestras del cuerpo de la víctima, sin embargo, el caso sigue en la vía muerta. “El dolor de la pérdida de mi hija vivirá para siempre, lo mínimo es que podamos encontrar aliento si hay transparencia y justicia en su caso. Parte de los funcionarios del Gobierno esatatal son responsables de la muerte de mi hija”, asegura la madre de Paula Josette. Un año después, Briceida Arizona solo encuentra silencio y las puertas cerradas.
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