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“Bienvenidos a Culiacán”: una camioneta llena de cuerpos, el nuevo mensaje de la narcoviolencia en Sinaloa

López Obrador viajó a El Rosario como parte de su gira de despedida mientras en el Estado está desatada una batalla campal entre grupos delictivos

Elementos del Ejército acuden al lugar donde fue encontrada una camioneta con cuerpos en su interior, este viernes en Culiacán (Sinaloa).
Elementos del Ejército acuden al lugar donde fue encontrada una camioneta con cuerpos en su interior, este viernes en Culiacán (Sinaloa).José Betanzos Zárate (Cuartoscuro)
Beatriz Guillén

“Bienvenidos a Culiacán”. El mensaje está escrito con spray en las puerta lateral de una camioneta. Dentro del vehículo, al menos cinco cuerpos con impactos de bala. La narcoviolencia no da tregua en el Estado del norte, donde está desatada una batalla campal por el control del Cartel de Sinaloa, desde el arresto de uno de sus fundadores, Ismael El Mayo Zambada, y de Joaquín Guzmán López, uno de los hijos de El Chapo. Las autoridades cifran ya en más de 100 los muertos y otro centenar los desaparecidos desde que hace tres semanas se desatara la guerra entre facciones. El presidente Andrés Manuel López Obrador viajó el viernes en la noche a El Rosario, al sur de Sinaloa, mientras el Estado trata de contener las llamas.

Los cadáveres estaban atados con cobijas en la caja de la camioneta, según ha revelado el periódico Noroeste, con las puertas traseras abiertas, para que se viera desde fuera. Una llamada anónima avisó del vehículo colocado sobre la calzada Heroico Colegio Militar, en la salida sur de la capital de Sinaloa. Mientras los agentes de seguridad precintaban la zona, a casi 300 kilómetros de allá, en el sur del Estado, López Obrador y la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, llegaban a El Rosario para inaugurar una presa. Acompañados de un fuerte operativo de seguridad, las dos realidades conviven en el Estado gobernador por el morenista Rubén Rocha.

Cada día se suman nuevos asesinatos. Fueron 10 el viernes, 12 el jueves, siete el miércoles: en total más de 100 muertos desde que el 9 de septiembre comenzara el fuego cruzado. Por el camino, por lo menos otro centenar de desaparecidos, una docena de militares heridos y cinco fallecidos, casi 150 vehículos robados. Al Estado han llegado de refuerzo cientos de integrantes de las fuerzas de seguridad federales, pero la violencia no cede. “Lamentablemente siguen los eventos violentos, estamos atacando eso”, ha dicho este sábado Rocha, que ha reconocido la muerte anoche de tres militares: “Es el costo lamentable de la búsqueda de la tranquilidad de la población, lo que más importa es que la gente viva segura y a como se venga tenemos que enfrentar”.

Un equipo forense trabaja en el lugar donde se llevó a cabo un enfrentamiento, en la calle La Costerita, el 19 de septiembre en Culiacán.
Un equipo forense trabaja en el lugar donde se llevó a cabo un enfrentamiento, en la calle La Costerita, el 19 de septiembre en Culiacán.Eduardo Verdugo (AP)

Hace ya dos meses que desapareció la tranquilidad en Sinaloa. El 25 de julio, Estados Unidos anunció que había arrestado en una base aérea de Nuevo México al fundador del Cartel de Sinaloa, el eterno prófugo de la justicia, El Mayo Zambada. El capo había sido entregado en un avión por Joaquín Guzmán López, conocido como El Güero. El veterano criminal acusó al hijo del Chapo de haberle tendido una emboscada y haberlo llevado contra su voluntad a Estados Unidos.

En la versión de Zambada, recibió una invitación de Joaquín Guzmán López para reunirse con Héctor Cuén, exalcalde de Culiacán y exrector de la Universidad de Sinaloa, y con el gobernador Rubén Rocha. El objetivo era dirimir “diferencias” entre los dos políticos, adversarios desde hace años. Al llegar a ese supuesto encuentro, Zambada fue golpeado, sometido y trasladado a un avión que aterrizó horas después al otro lado de la frontera. Ese mismo día, Cuén fue asesinado. La Fiscalía General de la República investiga el crimen y también ha acusado a Guzmán López del secuestro de Zambada.

México acusó a Estados Unidos de no haberles compartido información suficiente sobre cómo se fraguó esta detención. Hace solo unos días, López Obrador culpó incluso a su vecino del norte de haber creado una ola de violencia que ahora no se podía contener. “Debido a ese arreglo, que todavía no conocemos en qué consistió, nos produjo a nosotros en Sinaloa la confrontación que se está dando”, ha dicho el presidente. El embajador estadounidense en el país, Ken Salazar, rechazó la acusación: “Lo que se está viendo en Sinaloa no es culpa de Estados Unidos, la realidad es que hay un problema de inseguridad y violencia”. Mientras tanto, cada día, el Estado contiene el miedo y cuenta los muertos.

Claudia Sheinbaum, López Obrador y Rubén Rocha en la inauguración de la Zona de riego de la presa Santa María, el 27 de septiembre en El Rosario (Estado de Sinaloa).
Claudia Sheinbaum, López Obrador y Rubén Rocha en la inauguración de la Zona de riego de la presa Santa María, el 27 de septiembre en El Rosario (Estado de Sinaloa).Presidencia




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Beatriz Guillén
Reportera de EL PAÍS en México. Cubre temas sociales, con especial atención en derechos humanos, justicia, migración y violencia contra las mujeres. Graduada en Periodismo por la Universidad de Valencia y Máster de Periodismo en EL PAÍS.
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