Hallados muertos seis de los siete adolescentes secuestrados en Zacatecas
Solo uno de los jóvenes, cuya identidad no se ha confirmado, ha sobrevivido y se encuentra en el hospital con atención médica y psicólogica, ya que presentaba varias heridas en la cabeza
El horror nunca acaba en México. Las autoridades del Estado de Zacatecas (centro del país) han encontrado muertos a seis de los siete adolescentes desaparecidos en Villanueva, según ha confirmado a EL PAÍS el secretario de Gobierno estatal, Rodrigo Reyes. Solo uno de los jóvenes, cuya identidad no ha trascendido “por respeto a las familias”, ha sobrevivido y está siendo atendido en el Hospital General del Estado, ya que presenta dos heridas en la cabeza y los huesos de la nariz fracturados. Está “bajo protección de elementos del orden y con acompañamiento de psicólogo”, de acuerdo con la Fiscalía. El mismo helicóptero que avistó al superviviente localizó desde al aire al menos tres cuerpos, aparentemente sin vida, en una zona “de difícil acceso, ya que no hay caminos”. Cuando los agentes acudieron al lugar, se encontraron con los seis cadáveres. Sus familiares están identificando los restos.
Los siete muchachos fueron secuestrados en la madrugada del domingo por un grupo de hombres armados. Sus identidades son Jorge Alberto René Ocón Acevedo, de 14 años; Óscar Ernesto Rojas Alvarado, de 15; Diego Rodríguez Vidales, de 17; Héctor Alejandro Saucedo Acevedo, de 17; Sergio Yobani Acevedo Rodríguez, de 18; Gumaro Santacruz Carrillo, de 18; y Jesús Manuel Rodríguez Robles, de la misma edad. Se desconoce el motivo del crimen ni qué grupo de la delincuencia organizada se encuentra detrás de los crímenes.
La policía detuvo a dos adolescentes el martes que “pudieran tener relación con los hechos de desaparición”, ha declarado el fiscal general del Estado, Francisco Murillo, este miércoles en una rueda de prensa. Los dos sospechosos, “originarios del Estado de Durango [al norte de Zacatecas]”, “están puestos a disposición de la Fiscalía General de la República”. Fueron arrestados en Genaro Codinas, un municipio a 70 kilómetros de Malpaso, la comunidad de Villanueva en la que fueron secuestrados los siete jóvenes.
A las cuatro de la madrugada del domingo, un grupo de hombres armados irrumpió en varios vehículos en el rancho El Potrerito, propiedad de los padres de Héctor Alejandro Saucedo Acevedo, donde descansaban los siete jóvenes. Habían pasado la noche del sábado juntos y se quedaron a dormir. Tres de ellos eran primos hermanos; el resto, amigos muy cercanos porque estudiaban juntos en el instituto local. El comando disparó al aire para amedrentarlos y se llevó a los adolescentes todavía descalzos, según denuncia el padre de uno de ellos, consultado por este diario, que prefiere no ser identificado.
“Las autoridades están a 100 o 200 metros del rancho del que se los llevaron. No escucharon los disparos, no escucharon nada. Mandaron a un estatal después de las ocho de la mañana, el puro oficial fue sin arma, sin protector, nada. Todos los pobladores alrededor de las casas escucharon los balazos, no puede ser posible que ellos no los escucharan”, protesta el mismo padre.
Los familiares no tienen duda de que el crimen, originalmente, se trató de un secuestro. Durante la tarde del martes y la mañana de este miércoles, bloquearon la carretera federal 54, que une Zacatecas con Guadalajara, la capital del Estado de Jalisco, una práctica habitual empleada por los parientes de desaparecidos para ejercer presión sobre las autoridades. “Son unos niños, todos son estudiantes. Nos han querido extorsionar, pero no hemos accedido a darles el dinero, por eso estamos manifestándonos”, defendía el padre, que aseguró haber recibido videos de los secuestradores en los que se ve a sus hijos caminando “por el cerro”. El ministerio público contradice esta versión con un eufemismo: afirma que no se trató de un rapto, sino de una “privación de libertad” porque, de acuerdo con su relato, nadie solicitó un rescate, una narrativa que rechazaron tajantemente los familiares.
Las autoridades desplegaron un operativo con más de 300 soldados de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Guardia Nacional (GN) y agentes de policía de las distintas comunidades de Villanueva. Las familias de las víctimas denuncian que los refuerzos llegaron demasiado tarde.
El caso recuerda por su crudeza al rapto de otros cinco jóvenes el pasado agosto en Lagos de Moreno, en Jalisco. El suceso conmocionó al país por la crueldad y brutalidad que mostraron los secuestradores, que difundieron un video en el que se veía a los cinco, amigos de la infancia, siendo obligados a torturarse entre ellos. Si aquel suceso golpeó las conciencia de un país anestesiado, los seis adolescentes de Villanueva han venido a recordar que, a pesar de todas las muestras de horror que registra México día tras día, nada cambia. Las desapariciones se cuentan ya en más de 100.000 y menos del 1% de los delitos se resuelven, de acuerdo con un estudio de la organización Impunidad Cero. Y la población sigue siendo secuestrada y asesinada, sin que las autoridades sean capaces de poner fin a una crisis de violencia que se perpetúa en el tiempo.
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