Ricardo Monreal: “Los gobernadores de Morena están divididos entre Sheinbaum y Adán Augusto; casi nadie está con Ebrard o conmigo”
El senador afirma que llegará hasta el final de la contienda interna de Morena por la candidatura presidencial, a pesar de su desventaja en las encuestas y de que no hay condiciones de igualdad
Ricardo Monreal padece de la soledad de un monarca en su ocaso, abandonado por antiguos aliados que se han lanzado a la búsqueda de un mejor árbol al que arrimarse en tiempos de sucesión. Último lugar en la mayoría de las encuestas que miden a los aspirantes presidenciales de Morena, el senador afirma que prácticamente los 22 gobernadores emanados del bloque oficialista se han dividido en dos bandos para apoyar a Claudia Sheinbaum, alcaldesa de Ciudad de México, y a Adán Augusto López, el secretario de Gobernación. Algunas de esas alianzas son muy evidentes: los mandatarios de Campeche, Veracruz, Sonora, Oaxaca y Michoacán han promovido abiertamente a Sheinbaum; en Tabasco, Baja California Sur, Chiapas y Nayarit, Adán Augusto tiene a sus incondicionales. Monreal, de 62 años, señala que muchos de esos mandatarios surgieron del Senado, donde él los cobijó e impulsó sus aspiraciones. “Me da tristeza verlos así”, se sincera en entrevista con EL PAÍS en las oficinas de la Junta de Coordinación Política del Senado, lo que queda de su feudo.
El legislador solo tiene la certeza de contar con el respaldo del gobernador de Zacatecas, David Monreal, su hermano. Del secretario de Exteriores, Marcelo Ebrard, que disputa a Sheinbaum el liderazgo en las encuestas, Monreal afirma que ha corrido con la misma suerte que él: “Quizá nadie está con Marcelo”, resume. “Estamos siendo arrollados por excesos del aparato de gobernadores y presidentes municipales”. Con una trayectoria de 42 años en la que ha sido diputado federal tres veces, senador tres veces, gobernador de Zacatecas y jefe delegacional de Cuauhtémoc (Ciudad de México), Monreal dice que a pesar del desequilibrio de la contienda interna dará la pelea hasta el final y no declinará por ninguno de sus contrincantes. Tampoco denunciará ante las autoridades electorales el desaseo del proceso de selección. No protestará, no peleará. Callará, dice, para no dañar al partido ni al movimiento fundado por Andrés Manuel López Obrador, que recién le ha vuelto a tender la mano tras dos años de distanciamiento.
Pregunta. Según lo que ha practicado con Mario Delgado, ¿cuando se definiría la candidatura en Morena?
Respuesta. Se supone que en tres meses sería el inicio del proceso interno y que podría ser hacia agosto la primera encuesta que plantean ellos. Aunque he insistido de manera personal en que antes tendríamos que reunirnos los aspirantes, lo que podría ocurrir la semana siguiente a la elección del Estado de México y Coahuila, es decir, la segunda semana de junio. Esa es la idea. Y antes de que se lanzara la convocatoria, ponernos de acuerdo en el contenido de la misma, en las bases de la convocatoria, en la encuesta y en quién la levantaría.
P. ¿Usted con qué peticiones llega a esa reunión?
R. Reglas, piso parejo —que ya no lo hubo—, eliminar las cargadas insultantes y procurar debates conjuntos en los Estados, foros regionales donde se escucharan las propuestas de los aspirantes, y una encuesta o una batería de encuestas externas en las que se establezca una sola pregunta: ¿Quién prefiere que sea candidato a la presidencia? Creo que, facilitando la pregunta, puede ser más claro el resultado.
P. ¿Le despertaría sospechas que en la encuesta se introduzca la valoración de los atributos de los aspirantes?
R. Yo tengo razones de sobra para no creer en ese tipo de encuestas. Por cierto, apenas el lunes el secretario de Gobernación, en una entrevista en un medio de comunicación, afirmó que en 2017 en todas las encuestas yo estaba arriba para candidato a jefe de Gobierno, y que después de la encuesta levantada por el partido me pusieron en cuarto lugar. Es decir, el propio Gobierno reconoce que yo gané las encuestas. Yo no lo estoy diciendo, lo está diciendo el secretario de Gobernación. Por lo tanto, yo tengo mis dudas y obviamente mi resistencia a ese tipo de preguntas y también a que sea levantada por el propio partido. Yo ahí no acudiría; si así fuera, aunque suena súper fuerte, preferiría no participar. Porque ya fui víctima de las mismas, y cuando acudí de buena fe, fue traicionada mi buena fe.
P. ¿Se prevé que haya dos encuestas?
R. No lo sé, porque eso es lo que tenemos que platicar. Yo diría que incluso fuera una sola encuesta.
P. ¿A quién beneficia o perjudica que el presidente haya adelantado los tiempos de definición de la candidatura?
R. El presidente siempre lo ha hecho. Él fue el que adelantó la sucesión hace más de dos años. A mí me parece que el presidente es un heterodoxo de la política. Es único, no sigue cartabones ni sigue reglas de la política vieja. Más bien él innova, es un innovador de la política, y al haber hecho este pronunciamiento de campañas anticipadas logró su propósito de que Morena esté posicionado desde hace dos años y sus aspirantes estén muy visibles en todo el país ante la sociedad.
P. Hay quienes piensan que adelantar la definición podría perjudicar a quienes todavía vienen atrás en las encuestas.
R. Sí. Yo, por ejemplo, fui reconocido a partir de enero, cuando se me incluyó formalmente por Morena como aspirante, pero un año y ocho meses atrás no fui mencionado, ni tampoco aceptado o reconocido como aspirante.
P. ¿Eso dañó sus posibilidades?
R. Claro, porque no solo no era mencionado, sino que era totalmente excluido. Y una mención del presidente es muy fuerte, porque es un hombre popularmente muy fuerte. Su palabra es aceptada entre todos los militantes y simpatizantes de Morena. Se le quiere, se le reconoce, se le respeta. Y cualquier expresión positiva o negativa sí tiende a generar una aceptación o rechazo, según sea el caso, muy fuerte.
P. El lunes lo mencionó a usted en la mañanera como aspirante.
R. Sí, es la primera vez que me menciona, y yo lo agradezco.
P. ¿Qué sintió?
R. Me sentí como el hijo pródigo, ¿no? Ja ja ja. Me sentí bien, porque además yo ya decidí hace unos meses participar en el movimiento y definir mi posición política con el presidente. Nadie debe extrañarse ni ser indiferente a mi posición. Yo decidí jugármela con el movimiento y jugármela con el presidente. Es decir, creo en el movimiento y creo que el proceso de transformación que vive el país se debe profundizar, se debe caminar en esta vía, no retroceder. Y por eso yo tuve una definición política clara que no deja lugar a dudas.
P. ¿Lo que pasó el viernes 28 de abril en Palacio Nacional fue una Operación Cicatriz del presidente hacia usted?
R. Fue un reencuentro amigable, un reencuentro afortunado, porque en política hasta los pleitos ganados son malos, y yo no quería continuar distanciado del presidente, porque tengo 26 años de mi vida política participando en el movimiento y yo no quería terminar separado, o aislado, o dividido del movimiento. Por eso decidí caminar con el movimiento.
P. Usted aparece en desventaja en la mayoría de las encuestas. Por ejemplo, la encuesta de EL PAÍS lo pone en último lugar. ¿Tiene esperanzas de remontar esa distancia?
R. Sí. Yo las encuestas las respeto, pero son fotografías del día, y evidentemente todavía no inicia el proceso. Yo tengo confianza en remontar con mis ideas, mi propuesta, mi experiencia política, mi preparación. Puedo aportarle mucho a México y estoy preparado para ser presidente de México. Soy el más preparado, el de mayor experiencia política acumulada, el que ha desempeñado más cargos de elección popular que nadie, el que tiene 42 años de servidor público. Es decir, los hechos garantizan mi capacidad y por eso es que estoy en este momento centrado en la propuesta para que, llegado el momento, pueda expresarla a los militantes y simpatizantes.
P. ¿Qué tiene usted que no tengan los otros aspirantes?
R. Experiencia acumulada, tolerancia, conciliación, ecuanimidad, prudencia. Puedo conversar con tirios y troyanos. Puedo conversar con los opositores sin dificultad y puedo actuar con tolerancia frente a todos los sectores. Soy de los que piensan en la reconciliación y que todos los sectores son indispensables para el México moderno y los retos formidables que tiene.
P. Esa habilidad de sentarse con tirios y troyanos también es vista en Morena como una señal de indefinición de su parte.
R. No, al contrario. Yo pienso que sin reconciliación no hay nación, y el que tengas capacidad para hablar con todos los sectores es un signo de apertura y de prudencia, además de buen gobierno, porque podemos llegar a la misma meta juntos todos, unidos en lo fundamental aunque tengamos diferencias o diversidad de opiniones en distintos temas. Pero yo sí creo en la reconciliación. Yo no creo en el desencuentro permanente. Tengo mi propio criterio y tengo mi autonomía y voy a seguir pensando igual, y estaré en el movimiento luchando por lo que yo quiero, creo y comparto sin lastimar a nadie. Hay quienes piensan que hablar con la oposición es traición o que llegar a acuerdos y consensos es deslealtad. No, yo no creo eso. Yo creo que en el futuro va a ser indispensable la unidad de todos los sectores para construir el México moderno.
P. En aras de la unidad, si en alguna etapa de la contienda interna de Morena no le favorecen las encuestas, ¿está dispuesto a declinar a favor de otro de los aspirantes?
R. No, no voy a declinar. Voy a llegar hasta el final. Para mí los otros tres aspirantes merecen respeto. Y los tres son compañeros extraordinarios. Claudia Sheinbaum ha sido una gobernadora excepcional, honesta, incorruptible. Marcelo para mí es el más eficaz de los colaboradores del presidente, con una visión de Estado fuera de toda lógica conservadora, es un hombre de Estado y un hombre con capacidad e inteligencia. Adán Augusto, que ha venido de atrás, está generando también una dinámica política sorprendente, que ha estado empeñado en convertirse en el instrumento político y de acción del presidente de la República; para mí, es el más cercano de sus colaboradores y el que ejecuta las decisiones del presidente. Entonces, los tres para mí merecen respeto y no voy a generar ninguna confrontación con ninguno de ellos, pero no voy a declinar, voy a llegar hasta el final de este proceso, porque ese es mi propósito.
P. Y sin embargo, considera que hay una cargada dentro del Gobierno para favorecer a Sheinbaum.
R. Yo considero que el actuar de los gobernadores y de los presidentes municipales no está ayudando a la transparencia y a la equidad de la contienda. Y quizá sea el elemento más disruptor, más preocupante, porque, si sigue así la cargada de favoritismo de los gobernadores, obviamente será reflejo de los resultados. No puede un gobernador actuar de esa manera, porque si carga los dados en un momento puede ser muy riesgoso para la unidad, y eso me parece delicado. El gobernador no puede expresar que tiene derecho a una simpatía personal porque no es él: él representa a un pueblo, una región. Y obviamente, si su actitud y ánimo están con una persona, distorsiona la contienda interna.
P. ¿De qué gobernadores hablamos?
R. Casi todos tienen definición ya, en uno o en otro bando, fundamentalmente dividido en dos bandos.
P. ¿Claudia y Marcelo?
R. No, están más con Claudia y Adán que con Marcelo y conmigo. Están más divididos entre estos dos ejes de Claudia y Adán. Mucho menos, quizás nadie, con Marcelo. Muy pocos, o nadie quizá, conmigo. Está dividido entre ellos dos. Esa es la verdad. Pero eso puede generar esta distorsión.
P. No solo es un apoyo simbólico.
R. ¡No, son hechos reales! Entonces, eso ofende a la militancia. Genera desventaja ilegal e irritación entre las bases simpatizantes de uno y otro. O sea, las reglas se distorsionan. Eso es quizá lo más peligroso y deberían de aprender del presidente de la República, de mantener neutralidad respecto de la contienda, hacerle caso al presidente en que no distraigan recursos y no se conviertan en los promotores o coordinadores de las campañas anticipadas de ellos.
P. Deme algunos ejemplos de los gobernadores que usted ve en cada bando.
R. No, pues de todo, es que está dividido el país.
P. Son 22 los gobiernos de Morena y sus alianzas.
R. Sí, pues es muy fácil detectarlos, ya están plenamente comprobados los apoyos y las opiniones inclinadas hacia una y hacia otro. Es muy fácil detectarlos. Cualquier persona le puede decir.
P. ¿Usted no puede?
R. No, porque algunos gobernadores y gobernadoras salieron del Senado. Me da tristeza verlos así, porque no está ayudando a un proceso democrático.
P. No solo gobernadores, sino también funcionarios federales están metidos en las campañas, ¿no?
R. Presidentes municipales, secretarios, subsecretarios. Es muy preocupante que esto esté sucediendo.
P. Si el proceso interno no le convence a usted por su desnivel, por su falta de limpieza, ¿usted impugnaría ante los tribunales el resultado?
P. No, he decidido, si hay irregularidades, si persiste este tipo de situaciones, que es mejor no participar. No voy a denunciar ante órganos electorales o tribunales electorales esto, porque es dañar a Morena, y lo que Morena requiere en esta fase es unidad. Estoy convencido de que la unidad es lo único que nos puede garantizar la ratificación del 2024. Prefiero no participar.
P. ¿Pero no daña más a Morena que haya estas irregularidades en su vida interna y que queden impunes?
R. No seré yo quien lo diga. Yo he decidido mantenerme recatado, ecuánime, prudente, porque no quiero lastimar al movimiento que fundé. Pero eso no quiere decir que no puedan surgir otras voces. No lo sé. Yo no.
P. ¿Cómo juzga el papel de Mario Delgado en la conducción de todo este proceso?
R. Ha hecho su mejor esfuerzo. Creo que ha intentado ordenar la conducción del movimiento. No es fácil para un dirigente orientar, conducir un proceso como el que viene. Es difícil, por la personalidad de los aspirantes. Yo le diría que es aceptable la conducción que del partido ha hecho Mario Delgado.
P. También parece que hay una inclinación del aparato del partido a favor de Sheinbaum.
R. Sí, pareciera. No lo sé. El partido tendría que decirlo, pero no me voy a meter. Ya hay denuncias de lo que está ocurriendo. Yo no quiero ser factor de desunión ni factor de disrupción en la política interna.
P. Y en contraste con usted, Ebrard sí ha elevado el tono de sus exigencias a Morena y sus críticas a Sheinbaum. ¿Usted qué opina de eso?
R. Que deberíamos ser cuidadosos, porque finalmente a todos nos va a afectar en el momento del proceso. A Marcelo le asiste la razón, como a mi me asistiría la razón, porque estamos siendo arrollados por excesos del aparato de gobernadores y presidentes municipales. Le asiste la razón a Marcelo en elevar su tono respecto de lo que está pasando. Pero aún así yo lo conminaría a que platiquemos y busquemos la solución al interior de Morena antes de cualquier situación que surja provocada por lo que está pasando.
P. ¿A qué se debe este cambio de tono de usted? A finales del año pasado evaluaba si permanecía en Morena.
R. Decidí en enero mantenerme en el movimiento. Y decidí, como filosofía, no traicionarlo, ni al pueblo ni al fundador del movimiento. Decidí que ayudaría al movimiento a que se ratificara en 2024 y a que cambiáramos las cosas, que pudiéramos mejorar al país desde dentro, no desde fuera. Yo sigo pensando en la necesidad de reformas, de cambios en Morena y en el Gobierno, pero desde adentro. No hay un cambio, porque nunca me confronté con el presidente. Tengo diferencias con algunas de las decisiones, las he mantenido y las voy a mantener. Pero no me voy a alejar ni del presidente ni de Morena.
P. ¿No lo veremos, después, de candidato al gobierno de Ciudad de México?
R. No. No lo sé. Ahorita lo único que estoy pensando es en participar a nivel nacional por la candidatura presidencial. No lo sé. Hay muchos compañeros que están bien evaluados en la Ciudad de México. Y no estoy en ese proceso, sino en el de la sucesión presidencial. Me genera mucho gusto y un honor que esté pensando en mí una parte de la militancia, pero en este momento estoy muy involucrado en la sucesión presidencial aun con las desventajas y con la cancha dispareja, tan dispareja, en la que estoy participando.
P. Quizá esta vez los vientos sí soplen a favor de usted en la ciudad.
R. No lo sé, pero hace seis años estaba arriba en todas las encuestas. Ya lo dijo el secretario de Gobernación, que me dio gusto que lo dijera, porque es una reivindicación a mi posición de haber sido eliminado a la mala en el 2017, cuando gané las encuestas y el partido me colocó en el cuarto lugar.
P. Es una herida que no ha sanado.
R. Sí, ya sanó, y sanó porque Claudia hizo un buen gobierno y me siento contento con su desempeño. No tengo ningún problema, ni reclamo, ni frustración, ni herida. Fue para bien. Y qué bueno.
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