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Así encontraron a la buscadora Ceci Flores: un rescate en helicóptero y 19 horas en el desierto

La madre buscadora fue encontrada en Sinaloa después de un incidente con la camioneta en la que viajaba

La madre buscadora Cecilia Flores
La madre buscadora Cecilia Flores durante su rescate.Cortesía
Almudena Barragán

“Se informa que Ceci Flores se encuentra desaparecida desde ayer. Estaba realizando búsqueda en el estado de Sinaloa y fue vista la última vez mientras iba bordo de una patrulla de la policía estatal que se supone le brindaba protección”, este fue el mensaje que su hija lanzó en redes sociales. Flores, líder de la organización Madres Buscadoras de Sonora, se ha convertido en los últimos años en una de las caras visibles de las miles de familias que buscan a sus desaparecidos en México.

La ausencia de Flores en la tarde del domingo hizo temer lo peor. “La camioneta en la que viajábamos se quedó embancada en el fango y fue imposible salir de ahí a pesar del esfuerzo de los elementos de seguridad”, cuenta al otro lado del teléfono la activista. Junto a ella iban cuatro policías estatales de Sinaloa que cumplían la función de proteger a las buscadoras. “Acudimos a un llamado anónimo para desenterrar unos cuerpos cerca de Ahome (en el norte del Estado)”, explica Flores.

El grupo se quedó incomunicado en mitad del desierto, sin celular, radio, agua ni comida. Como no respondían, la familia acudió a las autoridades locales para denunciar la desaparición. Flores denuncia que durante más de 19 horas la policía no emprendió su búsqueda. No fue hasta que el colectivo subió el mensaje a redes sociales que saltó a los medios nacionales y de ahí, a la conferencia matutina del presidente López Obrador. En 2022 Flores fue considerada por la BBC como una de las 100 mujeres más influyentes del mundo.

Horas después de las palabras del presidente, Flores fue rescatada. “El presidente le dio la orden a Encinas [subsecretario de Derechos Humanos] que pidió el apoyo al gobernador de Sinaloa y mandó el helicóptero”, señala. “Pese a que las autoridades sabían que estábamos desaparecidos no salieron en nuestra búsqueda hasta que el presidente no dio la orden”, repite.

Al caer la noche, el grupo hizo una gran fogata y se preparó para dormir en la camioneta. Dos de los cuatro policías caminaron durante cuatro horas para pedir auxilio. “Se escuchaban aullidos lobos y ráfagas de disparos”, recuerda Flores. “Pensamos que quizá habían matado a los policías que se fueron y que ahí se acababa la esperanza de ser encontrados porque ellos eran los únicos que sabían nuestra ubicación”. Sin comida ni agua, la activista cuenta que pensó que todo había acabado. “Me encomendé a Dios porque sentí que iba a morir y que todo lo que había hecho por encontrar a mis hijos había acabado”, asegura.

Sin descanso, Flores busca a dos de sus hijos, ambos secuestrados por el crimen organizado en Sinaloa y en Sonora. Alejandro Guadalupe, tenía 21 años cuando desapareció en 2015 y Marco Antonio, 32, cuando fue levantado en 2019 junto a otro hermano, Jesús Adrián. Mientras este último fue liberado, no se sabe nada de los otros dos. “Buenos o malos, tienen derecho a ser encontrados”, repite hasta el cansancio.

Ceci Flores agradece enormemente los miles de mensajes de apoyo y cariño que ha recibido en estos días. “Todavía no acabo de responderlos todos”. Espera que el incidente que le ha sucedido sirva para que la opinión pública no aparte los ojos no solo de su caso sino del de miles de madres que buscan a sus familiares. Ante la pregunta de la prensa López Obrador habló del caso. “Esta señora buscadora, muy reconocida, y su familia tenían protección y al parecer ella tomó la decisión de ir a otro sitio, otro lugar, también en Sonora, y se reportó su desaparición y ya se está atendiendo el tema”, señaló el presidente.

La mujer ha sido amenazada de muerte en varias ocasiones, la última hace dos meses y forma parte del mecanismo de protección de defensores de derechos humanos. En noviembre denunció ante la Fiscalía General de la República (FGR) que había recibido una llamada desde el penal federal de Hermosillo, en la que le decían que habían puesto precio a su cabeza. 50.000 pesos (2.700 dólares). Desde entonces, dice que las investigaciones no han avanzado.

Pese a las amenazas de muerte, no ha dejado de buscar a sus hijos un solo día. “El presidente no puede ponerse en mi lugar porque no tiene dos hijos desaparecidos, pero si los tuviera, no le importaría ni el mecanismo y saldría a buscarlos”, responde cuando se le pregunta si no teme que la maten en una de las batidas. “Si las autoridades hicieran su trabajo no tendríamos que ser las madres las que arriesgamos nuestra vida constantemente”. La llamada llega a su fin. Flores está llegando a un punto en la Bahía de Kino donde le han avisado que hay unos cuerpos enterrados. Hace cuatro años, ese fue el último lugar en el que se supo de su hijo Marco Antonio. La esperanza de encontrarlo se renueva para Ceci Flores con cada llamada anónima.

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Sobre la firma

Almudena Barragán
Periodista de EL PAÍS en México. Escribe sobre temas sociales con perspectiva de género: desigualdad, violencia y feminismo. Ha trabajado en la sección Verne México y en diversos medios españoles y mexicanos, entre los que destacan El Economista.es y El Financiero Bloomberg. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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