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Monreal-Creel: anatomía de una alianza que desató el malestar en el Gobierno y en la oposición mexicana

La propuesta de una gira de conciliación entre el senador morenista y el diputado panista genera un cisma político por las críticas en sus partidos

Ricardo Monreal, senador y líder de Morena en el Congreso, y Santiago Creel, del PAN, presidente de la Cámara de Diputados
Ricardo Monreal, senador y líder de Morena en el Congreso, y Santiago Creel, del PAN, presidente de la Cámara de Diputados.El País / Cuartoscuro

El acercamiento entre Ricardo Monreal y Santiago Creel desató un cisma en la política mexicana esta semana. El coordinador del bloque de Morena en el Senado y el diputado panista se cruzaron el fin de semana pasado en Madrid y hablaron de lanzar una gira de reconciliación nacional por los 32 Estados. México se prepara para arrancar su campaña para las elecciones presidenciales de 2024 y los diferentes grupos se miden y evalúan sus posibles candidatos. En ese contexto, el coqueteo de Monreal con la oposición le ha llevado contra las cuerdas dentro de su propio partido. Mientras que al interior del Partido Acción Nacional (PAN) miran con desconfianza la cercanía con el senador de Morena.

La polémica de la gira de reconciliación nacional fue el último puntazo que recibió la desgastada relación entre Monreal y Morena. Como adelantó EL PAÍS la semana pasada, el senador evalúa salir de su partido y unirse a la alianza Va por México —formada por PAN, PRI y PRD—. Esta reflexión llega después de que Monreal entendiera que su aspiración a suceder a Andrés Manuel López Obrador era ignorada por los suyos. “El presidente se ha referido solo a tres aspirantes, y más a dos, en el caso mío no soy incluido, soy vituperado”, ha dicho en una conferencia la noche del jueves, “no solo soy excluido, soy insultado, pero tengo carácter y tengo dignidad”. El supuesto ninguneo a quien fue un bastión del partido en el campo legislativo durante los primeros cuatro años del sexenio le ha empujado ahora a reflexionar sobre su destino, aún no definido.

La nebulosa política de su líder en el Senado desató en Morena una serie de declaraciones por parte de los miembros del partido que le exigen posicionarse fuera o dentro de la organización. Mario Delgado, presidente de Morena, le pidió que haga “un esfuerzo extraordinario” para enmendar la relación con los suyos, y admitió que existe “un repudio y enojo” contra él entre sus filas. La senadora Citlali Hernández, compañera de Monreal en la Cámara alta, señaló que estos eran “tiempos de definiciones” para esclarecer si se acompaña o no al presidente. El senador César Cravioto agregó que no veían “con buenos ojos” el acercamiento con “esa derecha rancia”. López Obrador, sin nombrarle, también le envió un mensaje: a quién decida marcharse, “que le vaya bien”.

Monreal respondió este jueves a los comentarios. “A la militancia de Morena, sobre todo a los fundadores, les pido una reflexión y el beneficio de la duda, yo no estoy luchando contra el partido, más bien lucho porque las decisiones que toma el partido se democraticen”, ha dicho. El senador defendió la idea de realizar las mesas de reconciliación en todo el país porque “alentar el encono es abonar a la confrontación insalvable” y explicó que escuchó a Creel porque coincidía con su propuesta. “Pero no hemos precisado nada, nos falta platicar y yo dije que no podría ser solo con él, sino un ejercicio más amplio de análisis. La reconciliación es con todos, incluyendo a mi partido”.

Creel, que ocupa además el cargo de presidente de la Cámara de Diputados, dijo que las mesas de reconciliación serán un “imán que una al polo opositor”, y aseguró que Monreal es alguien que conoce desde hace más de 30 años y con quién han podido dialogar bien en los recintos parlamentarios. El panista inició su carrera política a principio de los años noventa. Desde entonces ha sido diputado, senador y secretario de Gobernación durante el sexenio de Vicente Fox. Ahora, ha expresado también sus aspiraciones a contender por la presidencia.

El acercamiento de Creel con Monreal no ha sido bien recibido dentro del PAN, especialmente entre los cuadros fundadores, que son menos pragmáticos y más celosos de los valores conservadores del partido. Juan Carlos Romero Hicks, que ha sido gobernador de Guanajuato —un Estado de larga tradición panista—, senador y diputado federal, señala que Creel no consultó con el partido lo de entablar negociaciones con el senador de Morena, y aclara que tampoco tiene atribuciones para invitarle a las filas de la oposición. “Es una postura personal de Creel, no del PAN”, ha dicho el diputado en conversación con este diario.

Ernesto Ruffo, que entre 1989 y 1995 fue gobernador de Baja California —el primer Estado ganado por la oposición en la era del imperio del PRI—, afirma sin tapujos que Monreal no le inspira confianza. “Por la trayectoria y los actos del señor Ricardo Monreal, no hay duda de que él, en su manera de operar, está jugando una especie de póker del poder dentro de Morena”, sostiene en entrevista. “Quienes estamos en la oposición tenemos un espíritu de formar acuerdos constructivamente, y me parece que el ánimo y el espíritu detrás de Monreal no tiene esa naturaleza. Él está en la lucha por el poder”.

El exgobernador de Baja California admite que desconoce los detalles de la relación entre los dos políticos, pero asegura que Monreal “le está jugando de manera dura la partida a López Obrador”, mientras que Creel “cree que está abonando a la construcción de una candidatura” de la alianza opositora. “Me da la impresión de que creyó en lo que sea que le haya dicho Monreal”, sostiene. Ruffo, que también ha sido senador y diputado federal, señala que Creel no debe aprovechar su investidura para tejer negociaciones. “Está en una posición en la que está comprometido. Tiene una proporción de conflicto de interés. Al ser presidente de la Cámara de Diputados y haberse lanzado como aspirante a la Presidencia de la República por el PAN, su conducta debe ser institucional y no aprovechar las circunstancias y las coyunturas de la política”.

Creel ya había sido criticado por miembros de su partido cuando mantuvo, en diciembre del año pasado, una reunión con el secretario de Gobernación y mano derecha del presidente, Adán Augusto López, para definir posibles puentes comunes en temas de seguridad, salud, economía o energía. El nuevo malestar desatado esta semana le presionó hasta el punto de tener que aclarar que Monreal tiene las puertas abiertas, pero no como abanderado. “Los partidos de oposición, cuando menos los tres partidos que integran la alianza ya establecieron a sus aspirantes con mucha claridad. Y ninguno de ellos va a ceder su espacio”.

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