Morena confía en lograr el blindaje del Ejército añadiendo más controles en la ley
El partido de López Obrador ya ultima un acuerdo con el PRI en el Senado para sacar adelante la reforma constitucional tras el fiasco de esta semana
Las negociaciones duraron días y estuvieron a punto de prosperar, pero en el último momento todo se vino abajo. Ante el bloqueo de la oposición al proyecto de prolongar la presencia del Ejército en las calles haciendo las labores policiales, el grupo de Morena y sus socios en el Senado hicieron valer su mayoría simple para reenviar la iniciativa a comisiones sin siquiera empezar la votación. Es decir, todo vuelve a empezar. El movimiento fue una estrategia para ganar tiempo y desde el partido oficialista aseguran que dará resultado: ya está en marcha un nuevo acuerdo con la oposición, con el PRI en particular, para asegurarse los votos necesarios a cambio de retocar el texto de la iniciativa.
Las previsiones son que los tiempos sean rápidos. El texto retocado podría estar listo a principios de la semana que viene, con la intención de presentarlo al pleno en menos de 10 días. El senador morenista Eduardo Ramírez, presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales, adelantó este jueves los planes del partido. “Vamos a construir el acuerdo con la bancada del PRI. Vamos a tomar en cuenta sus planteamientos de propuesta legislativa y con ellos podemos construir la mayoría calificada, concretamente con ellos”.
El nudo del nuevo acuerdo, según han apuntado fuentes de Morena a este diario, será la introducción de más controles parlamentarios. En concreto, la creación de una comisión bicameral que evaluará periódicamente los informes que le hará llegar la Secretaría de la Defensa con el desempeño de los soldados. “Ahora esto nos abre la oportunidad de regresar al principio: en lugar de ser una iniciativa, ahora puede ser una reserva”, apuntó también este jueves el senador priista Jorge Carlos Ramírez Marín en un gesto claro de diálogo.
La iniciativa que, de momento, sigue encallada en el Senado salió, de hecho, de las filas del PRI en la Cámara baja. Un movimiento inesperado y que provocó una tormenta política en el país. La oposición lleva casi dos años funcionando en alianza bajo la lógica de “todos contra Morena”. El PAN y el PRI respondieron desconcertados y anunciaron que de salir definitivamente la reforma, la coalición quedaría finiquitada.
Además de la crisis en la oposición, el episodio ha desatado una guerra interna en el propio PRI. La facción crítica, que tiene mucha presencia en el Senado, acusa a su presidente, Alejandro Moreno, de urdir un pacto con el Gobierno para protegerse ante las investigaciones judiciales que enfrenta por corrupción. Desde Morena, esta reforma es considerada como una prioridad y las negociaciones en busca de la mayoría necesaria, dos tercios de la Cámara, han estado lideradas por el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, por orden expresa del presidente.
Andrés Manuel López Obrador ya consiguió en 2019 un amplio consenso parlamentario para blindar en la Constitución la militarización de la seguridad pública hasta el final de su mandato. Ahora está en juego la presencia de los soldados en las calles durante cuatro años más, hasta 2028, bajo la justificación de que el Ejército es uno de los pocos cortafuegos de la corrupción y, por lo tanto, el mejor preparado para enfrentar el reto de la violencia del crimen organizado.
La misma lógica derivó en la entrega la semana pasada de la Guardia Nacional, el cuerpo policial creado por este Gobierno, a la Secretaría de la Defensa. De hecho, ambos movimientos están conectados: se busca que el Ejército sigua al mando de las tareas policiales durante más años para que le dé tiempo a integrar y consolidar a la Guardia Nacional.
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