‘Hamlet’: demencia, traición e Irene Azuela
Un juego teatral en el que los protagonistas rompen la cuarta pared y los actores juegan a ser Hamlet
El Hamlet de Irene Azuela está lleno de simbolismos. Dirigida por Angélica Rogel, esta puesta en escena nunca deja de lado el aura shakesperiana al retratar la locura, la pérdida de humanidad y la ambivalencia entre el juego y la guerra y, por supuesto, la vida y la muerte.
El juego es fundamental. Desde un inicio, los actores rompen la cuarta pared y conviven en el escenario como ellos mismos riendo y dándonos uno de los elementos que estará presente durante toda la obra: una naranja, esa naranja que sin decirlo, mantiene al público atento y que con el transcurso de la tragedia se hace jugo, se aplasta, se limpia, se desgaja y no regresa a su estado natural, quizás igual que Hamlet, Claudio, Horacio, Ofelia y el resto de quienes no volverán a la vida antes de una aparición que pide venganza.
En una entrevista para Cartelera de teatro, la directora menciona que la teatralidad es lo fundamental en su obra. La puesta en escena, dice, debe ser “entendida como el juego teatral, rompiendo la cuarta pared y jugando con la conciencia de que son un grupo de actores y actrices jugando a ser Hamlet, representando a Hamlet y encontrando las resonancias que este texto brinda hoy”.
En lugar del reinado de Dinamarca, una familia burguesa dueña de una empresa multimillonaria y con una Hamlet interpretada por la actriz Irene Azuela quien, como todos los titulares refieren, es mujer. Un giro que le otorga frescura contemporánea y vigencia a una de las obras universalmente más importantes.
La directora Angélica Rogel trae a escena al Hamlet filosófico, dotado de gran inteligencia y con pensamientos que cuestionan la moral, igual que el de Shakespeare; sin embargo, le otorga una voz femenina y le quita la misoginia que también ha caracterizado al personaje.
Una Hamlet lesbiana que busca vengar a su padre. Que conmueve. Llena de ira y enojo por la traición de su madre Gertrudis (interpretada por Emma Dib) y su tío Claudio (interpretado por Mauricio García Lozano), ahora también esposo de su madre. Consumida por la locura y movida por la venganza.
La protagonista, enamorada de Ofelia igual que en todas las versiones de la obra de Shakespeare, vive un romance prohibido. Un secreto a voces del que el resto de los personajes hablan. Que Polonio, el padre de Ofelia y secretario de la empresa familiar, busca evitar del mismo modo que lo hace su hermano Laertes.
Ofelia, interpretada por Naian González, alternando con Assira Abbat, es otro de los personajes más ricos por sí mismos. Con una escueta interacción con Hamlet, las actrices logran llevar su historia con maestría y presentar la evolución de su personaje de la timidez al arrebato demente de alguien que lo ha perdido todo. Sin embargo, el público no vislumbra si es Hamlet quien la lleva al borde del abismo, es la muerte de su padre o la ignominia de las circunstancias.
Un escenario monocromático que se adapta a lo ocurrido. Se convierte en testigo, interrogatorio, noche de fiesta, cementerio, oficina y teatro. Los espejos y juegos de sombra con lámparas y luces se hacen presentes. Juegan con la realidad y la resignifican. Igual que en la obra de Shakespeare, vemos fantasmas, cosas donde no existen y reflejos que engañan. El espectador cree en las visiones de Hamlet, comparte sus alucinaciones y autoriza sus emociones.
El otro elemento de la escena es esa pared de mármol que al principio parece firme y poco a poco se agrieta al mismo tiempo que los personajes se transforman y cumplen su destino hasta ser un vacío en la pared para representar una locura incontenible.
Los actores, grandes representantes del teatro en México, ponen de evidencia con sus interpretaciones que lo más importante es el cuerpo, la actuación y entonación para darles vida a sus personajes.
Producida por Óscar Uriel, con el ritmo del productor de música electrónica Hans Warner y un elenco conformado por Irene Azuela, Mauricio Garcia Lozano, Emma Dib, Naian González, Assira Abbate, Miguel Santa Rita, Alfonso Borbolla, David Gaitán, Alejandro Morales y Tamara Vallarta, Hamlet estará en el teatro Milán, en Lucerna 64 hasta el 1 de mayo. Las funciones serán viernes a las 20.45, sábados a las 19.00 y domingos a las 18.30 horas.
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