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Columna
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Ka’t. Policía presente ¿se une al contingente?

Seguimos hablando de las paredes y las puertas y no de esa cruenta violencia contra las mujeres de este país que seguimos siendo víctimas de feminicidio, de acoso, de violencia y de opresión sistémica

8 de marzo del 2022. Manifestantes durante la protestan del 8-M en la Ciudad de México.
8 de marzo del 2022. Manifestantes durante la protestan del 8-M en la Ciudad de México. Monica Gonzalez
Yásnaya Elena A. Gil

En la noche del pasado 8 de marzo una imagen se repetía desde las cuentas de redes sociales del partido Morena: mujeres entregando flores a otras mujeres uniformadas que forman parte de la policía auxiliar capitalina durante la marcha feminista con motivo del Día Internacional de la Mujer. En espacios de noticias, entrevistaron a mandos medios de la policía que destacaron que ésta había sido una manifestación distinta y pacífica en donde recibieron flores, agua, e incluso fruta. Además de las entrevistas, era posible ver imágenes en las que, puño en alto, una mujer policía, a la que que la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, identificó en sus redes sociales como Jefa Andrómeda, avanzaba al frente de su columna gritando “policía presente, se une al contingente” y otras veces “policía consciente, se une al contingente”.

De entrada parece un hecho insólito que puede generar reflexiones sobre el papel de las mujeres dentro de la policía y sobre el comienzo de un movimiento espontáneo feminista dentro de las mujeres de la corporación policiaca que se organizaron para denunciar la opresión patriarcal que, seguramente, como todas las mujeres, sufren ejerciendo su labor. Sin embargo, al escuchar las entrevistas que mujeres policías de mandos medios dieron en medios de comunicación, podemos comenzar a entrever que esa manifestación parece no ser producto de una insurrección o una organización feminista espontánea que está sucediendo dentro de la corporación policiaca. Las declaraciones nos levantan sospechas fundadas de que el puño en alto y los gritos de unión al contingente parecen no estar fuera de la famosa cadena de mando a la que está sometida todo agrupación de la fuerza pública.

No se me mal entienda, no sostengo que dentro del grupo que forman las mujeres de la policía de la Ciudad de México no haya mujeres que estén conscientes de la opresión patriarcal que sufren dentro de sus corporaciones ni tampoco quiero decir que no sea posible que se esté gestando un proceso mediante el cual, hartas, las mujeres policías denunciarán las violencias patriarcales a las que han sido sometidas. No, lo que quiero decir es que, derivado de las entrevistas a las mujeres policías, podemos sospechar que sus gritos de incorporación al contingente de manifestantes no son una rebelión contra la cadena de mando o una manifestación espontánea para nombrar todas las violencias sufridas durante su quehacer como policías.

Sin embargo, aunque las sospechas me parecen fundadas, no puedo descartar que esa declaración de unirse al contingente sea en realidad la manifestación de la organización feminista autónoma de mujeres policías que se ha gestado ya y que seguirá luchando y denunciando las violencias patriarcales de aquí en adelante. De no ser así, nos encontraríamos entonces con la captura de una frase propia de los movimientos populares por una cadena de mando policiaca; si los gritos de “policía consciente, se une al contingente”, tan celebrados por quienes están en la parte superior de la cadena de mando, por el partido político en el poder y por varias feministas simpatizantes de la 4T, no son producto de la organización autónoma de mujeres dentro de la policía, nos hallamos entonces ante un acto performático del estado.

Si la policía consciente se está uniendo al contingente de manifestantes, ¿contra quiénes se están manifestando? ¿contra la cadena de mando que celebró después su unión al contingente? ¿Fue este acto, más que una rebelión contra la cadena de mando, una manifestación precisamente de la cadena de mando? Muchas preguntas por responder. Mientras tanto varias manifestantes en redes sociales denunciaron violencia policiaca sufrida durante la manifestación.

Antes y después de las manifestaciones del 8 de marzo del año pasado, el presidente de la república se quejó de manera reiterada de las mujeres que deciden pintar edificios públicos o quebrar vidrios de propiedad privada. Para proteger Palacio Nacional, se desplegaron murallas de metal impresionantes a la vista. Al final, la preocupación por las paredes y por los cristales ocupó muchas más palabras que las violencias contra los cuerpos de mujeres. Incluso, en un hecho sorprendente, el presidente se lanzó contra la Brigada Humanitaria de Paz Marabunta (una organización civil “brinda auxilio de manera profesional y voluntaria a la población en contexto de movilización y protesta social”) acusándoles de parcialidad por auxiliar a manifestantes y no a las mujeres de la policía capitalina, equiparando las condiciones de mujeres manifestantes con las de una corporación policiaca.

En medio de las discusiones sobre la manifestación del año pasado en la Ciudad de México (lamentablemente las manifestaciones de mujeres en otros lugares del país no reciben tanta atención), una amiga me preguntaba si yo estaba a favor de golpear y agredir a mujeres policías. Mi respuesta fue que prefiero la no violencia, prefiero que ninguna mujer sufra violencia y por esa razón me preguntó por qué el estado despliega cuerpos de mujeres en uniforme de policía durante estas manifestaciones. La pregunta de fondo me parece entonces ésta: ¿Qué pasaría si no se despliega policía en las manifestaciones de mujeres cada 8 de marzo en la Ciudad de México? ¿Es necesaria su presencia? ¿Para qué es necesaria?

Para seguir con esta idea, vamos a conceder (momentáneamente) que la puerta y las paredes de Palacio Nacional (cuya integridad parece ser muy apreciada por muchas personas) puede estar en peligro y que se quiere evitar a toda costa que la puerta sea incendiada y las paredes sean pintadas porque son patrimonio público demasiado valioso. ¿Por qué el gobierno mandaría a colocar cuerpos de mujeres policías para resguardar la puerta y evitar que se queme? Al final el mensaje es que la puerta y las paredes deben protegerse incluso poniendo el cuerpo de las mujeres, policías, en este caso. Por otro lado, si lo que desean evitar es que los cristales de las tiendas o de los hoteles como el Hilton frente a la Alameda Central terminen rotos y que por eso es necesario desplegar a las policías, entonces en el fondo se manda el mensaje de que se deben desplegar cuerpos de mujeres para proteger propiedad privada cumpliendo así uno de los papeles históricos fundamentales del estado-nación.

El año pasado sucedió también un hecho que me pareció alarmante, ante las manifestaciones en la casa del escritor Andrés Roemer, quien tenía más de 60 denuncias por acoso y abuso sexual en su contra, el gobierno capitalino desplegó a mujeres policías para frenar el daño que la casa de este escritor pudiera sufrir. Otra vez, los cuerpos de estas mujeres desplegados para protección de la propiedad de un depredador machista. Al final, de nuevo, lo que importa parece ser la casa, el patrimonio y la propiedad privada; si para protegerlos hay que desplegar cuerpos de mujeres, no se duda en hacerlo. Si tanto importan estas paredes, estos vidrios y este patrimonio histórico ¿habrá una mejor manera de protegerlos sin tener que desplegar a mujeres policías para su protección y, claro, sin tener que desplegar policía en absoluto? Esta pregunta nos llevó a imaginar muchas respuestas que nos hacen ver que, en todo caso, si ésa es su principal preocupación, claro que es posible hacerlo.

Ahora bien, alguien podría decir que se necesita desplegar mujeres policías para evitar una confrontación que pueda suscitarse entre las propias manifestantes que son incapaces de detener la violencia de unas contra otras. Vamos a conceder que esto sea posible aunque hasta ahora yo no haya presenciado ni sabido que la policía haya distendido ataques violentos entre dos grupos de mujeres manifestantes en las marchas de los 8 de marzo en la Ciudad de México, la pregunta seguiría siendo válida, ¿es necesario el despliegue policiaco por nuestro propio bien?. No, en este caso tampoco lo es.

¿Qué pasaría si el estado no despliega cuerpos de mujeres policía en la marcha del 8 de marzo en la Ciudad de México? Las paredes quedarían pintadas, los vidrios rotos y el patrimonio afectado (en medida en que sus murallas de metal lo permitan) pero al parecer esto sigue siendo más importante que la vida de las mujeres ante la violencia patriarcal, y sigue siendo tan importante que, para protegerlo incluso se le protege con el cuerpo de las mujeres de la policía. Y una vez más seguimos hablando de las paredes y las puertas y no de esa cruenta violencia contra las mujeres de este país que seguimos siendo víctimas de feminicidio, de acoso, de violencia y de opresión sistémica. Es de eso de lo que debería estar hablando.

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