Ainara Suárez: “Me tardé un rato en decir: ok, me violaron”
La joven, que ha denunciado a cuatro hombres por violación en grupo y a la ‘youtuber’ YosStop por pornografía infantil, relata a EL PAÍS los tres años de infierno en los que el video de su agresión circuló por todas las plataformas
Casi nadie que comentó aquellas imágenes la conocía. Algunos ni siquiera vivían en México. Pero el juego macabro de las redes sociales logró que el episodio más duro de su corta vida —en ese momento solo tenía 16 años— la haya acompañado sin descanso hasta ahora. Ainara Suárez ha denunciado esta semana a cuatro jóvenes adinerados de la capital mexicana por violación en grupo y a dos más, incluida una conocida youtuber, Yoseline Hoffman (YosStop, JustYoss), por pornografía infantil. En una entrevista a EL PAÍS relata el infierno que ha vivido durante los casi tres años en los que el video de aquella agresión circuló por todas las plataformas, entre desconocidos y también entre familiares. Un proceso largo y doloroso que ahora decide relatar: “Me tardé un rato en decir: ok, me violaron”.
Suárez, ahora de 19 años, acudió a la fiesta el 25 de mayo de 2018. Y tal como relata en la denuncia que hizo pública el miércoles, cuatro chicos la violaron con una botella de champán y grabaron y difundieron el video entre sus conocidos. El caso escaló a una polémica mayor cuando YosStop se hizo eco de la agresión y la insultó ante sus millones de seguidores. La escena de una menor de edad completamente desnuda y siendo agredida por este grupo de jóvenes circuló sin piedad por todo tipo de páginas web de pornografía.
Pregunta. ¿Cómo empezó todo?
Respuesta. Nicolás y Axel [dos de los cuatro acusados] iban a la escuela de una amiga mía, entonces más o menos los ubicaba por ahí. Un día me invitó a una reunión en casa de Axel y dije como: “Bueno, va”. Este tipo era exnovio de una amiga pero no terminó mal con ella ni fue una relación tóxica ni nada. Jamás pensé que fuera a pasar nada malo. O sea, nunca. En ningún momento tuve un sentimiento de: “Chance no debería ir, porque no sé, está raro”.
P. Entonces llegó a esa casa el 25 de mayo de 2018...
R. Llegué y había creo que como 15 personas más o menos, no estoy segura. Estaban obviamente estos cuatro. Había más, también un par de niñas. Y pues había unas botellas, había vodka, había tequila… Y la verdad, no sé en qué momento se fueron las demás personas, no me acuerdo de muchas cosas. Pero sí hubo un momento en el que estaban ellos y otros dos niños que no estuvieron como involucrados… Y yo. No me acuerdo de en qué momento… Ni cómo, pero terminamos en la sala, en el piso de hasta abajo. Me acuerdo que pasó mi papá por mí, como a las 5.30 de la mañana. Iba a ir a un compromiso en la mañana, como a las 7.00.
P. ¿En qué momento se dio cuenta de lo que había sucedido?
R. Fue al día siguiente o dos días después, que me llegó el video. Me llegó un mensaje de un amigo mío que también tenía amigos en común con ellos y me dijo: “Wey, ¿qué pedo con tu video?”. Y yo: “¿Qué me estás hablando? ¿Qué video?”. Y me lo mandó. Y lo vi, y dije: “No, no soy yo, yo no me acuerdo de haber hecho eso”. De hecho en el video no se ve mi cara, mi cara está como tapada, y tengo una cicatriz porque me operaron del apéndice y en el video no se ve la cicatriz, entonces yo dije: “No, no hay manera de que sea yo, es otra persona. Yo no hice eso”. Y de ahí me empezaron a llegar muchísimos mensajes de “¿qué hiciste?”. Una semana después me empezó a llover hate [mensajes de odio] en Instagram de niñas que eran sus amigas, diciéndome que era una puta y que me había vendido. Y que lo había hecho por tres cajetillas de cigarros…
P. ¿Y esa historia de las cajetillas de dónde sale?
R. No tengo ni idea, supongo que ellos para justificarlo empezaron a decir eso: “Y como se vendió, pues es una puta”. Supongo que lo que ellos querían era verse muy cool con los demás. Y en ese momento como que todo el mundo les creyó.
P. ¿En ese momento el video estaba solo circulando entre conocidos o ya se había difundido en internet?
R. No, en ese momento creo que todavía no lo publicaban. Después creo que como en agosto lo publicaron en Xvideos [una página de vídeos porno]. Después lo bajaron, creo que el año pasado, pero sí estuvo ahí un ratote...Y de ahí lo sacaron muchísimas personas, y me lo empezaron a mandar por cualquier cosa. Si yo tenía un problema equis con alguien, era como: “Ah, sí, pero mira lo que hiciste”. Y me lo mandaban, y me lo mandaban, y me lo mandaban...
P. Era algo que la perseguía...
R. Fue algo muy raro. Afectó incluso a la vida en mi casa. Más que con mis papás, porque me apoyaron cien por ciento todo el tiempo... Tengo un hermano más chiquito, dos años más chico que yo. A él le afectó horrible, al punto que no me podía voltear a ver sin mentarme la madre. Entonces tenía una relación casi inexistente con mi hermano, y antes de eso siempre estuvimos súper unidos. También la mayoría de mis amigas me decían: “Wey, no es para tanto, estás exagerando un buen. O sea, supéralo”. Y era como: no sé cómo esperan que supere esto como si nunca hubiera pasado, cuando realmente está afectando todos los aspectos de mi vida.
Ya no era solo el tema de la violación, sino que se hizo extremadamente público. Y yo no estaba lista. Llegó un punto en que acepté que ahí se iba a quedar el video. O sea, no hay nada que pueda hacer para borrar eso de todo internet. No es que me siga llegando a mí. Sé que sigue ahí pero ya no me siguen chingando con eso. Es complicado saber que seguramente gente lo tiene y gente muy enferma lo disfruta. Eso me causa un conflicto impresionante.
P. ¿Cómo fue el proceso de pedir ayuda a sus padres?
R. Yo nunca se lo conté a mis papás. A ellos les llegó el video...
[Unos meses después de aquella fiesta, en agosto, unas amigas de los jóvenes acusados quedaron con Suárez en un parque en el sur de la capital. La discusión terminó en una pelea y Suárez acabó duramente golpeada. Todo fue también grabado en video y las imágenes se hicieron tan virales que la youtuber YosStop las retomó, contó que tenía el video de la violación e insultó a Suárez en ese canal. Desde entonces, el caso tomó un nuevo impulso y la grabación de lo sucedido en la fiesta corrió por todas las plataformas].
Cuando se hizo viral lo de la pelea, mi mamá puso un post en Facebook y le empezaron a llegar miles de mensajes y en uno de esos le llegó el video de esa noche. Y ella se lo enseñó a mi papá y ellos fueron los que contactaron a mi primera abogada en 2018. Primero nada más querían meter una denuncia por la pelea y después la abogada con la que fuimos dijo: “No, pero aparte, esto es violación”. Y empezamos con eso, pero mi salud mental no lo aguantó. Fuimos un par de veces a la Fiscalía, fue horrible, o sea, no pude. Y lo dejé. Dejé de contestarle a la abogada, tenía una cita para que me hicieran un examen psicológico y no fui. Dije: “No puedo, adiós, con permiso, bye”.
P. Hasta ese momento, no era todavía consciente de lo que le había pasado...
R. Pues me tardé un rato en poder decir: “Ok, sí soy yo”. Y me tardé todavía más en decir: “Ok, me violaron”. Fue un proceso extraño, no estaba en un buen punto. Y sí, fue horrible darme cuenta de que sí me pasó eso, sí soy yo. Pero no pasó como lo están contando: lo que pasó fue una violación.
Tengo la suerte de que mi familia es bastante abierta en la mayoría de los temas. No vengo de una familia religiosa o de virgen hasta el matrimonio, ni nada así. Y siento que eso fue un plus, porque no me juzgaron por esa parte, por haber tomado, o por haberme “puesto en esa situación”, como mucha gente me dijo para decir: “Fue tu culpa”. Mis papás jamás, jamás, pensaron así. Siempre fueron totalmente conscientes de que no hice nada.
P. ¿Qué era lo que se decía a sí misma ante todo ese acoso?
R. Creo que realmente me ayudó recordarme lo que valgo. Porque eso de: “Solo vales tres cajetillas de cigarros, eso es lo que tú vales”, es duro. El saber que eso no es cierto, que yo valgo mucho más. Y soy mucho más fuerte que todos ustedes, porque ustedes no podrían con esto.
P. Cuando Hoffman habló de usted en YouTube y el caso se hizo todavía más público, ¿qué fue lo que pensó?
R. Creo que nadie debería juzgar a otra persona por subir fotos encuerada, en calzones, en traje de baño o por cómo decide vivir su vida sexual. Si hubiera sido el caso de que yo lo hubiera permitido, que hubiera sido consentido, de todas maneras no tienes ningún derecho de decirme que soy una puta. Por más que una mujer disfrute su vida sexual o se vista como le guste, enseñando o sin enseñar, nadie tiene el derecho de juzgarla y mucho menos de tocarla o violarla. Nadie.
P. ¿Cree que con un movimiento feminista más fuerte que nunca en México ese mensaje no ha calado lo suficiente en su generación?
R. En ese momento, para nada. Era la época en la que todo el mundo decía feminazi y a nadie le importaba el tema. Ahorita creo que somos mucho más conscientes de que eso está mal. Ahorita ya es mucho menos aceptado, creo. Viendo casos de otras niñas que pasaron por algo parecido, pero en 2020 o 2021, que han recibido mucho más apoyo, la neta me da muchísimo gusto. Obviamente todavía hay gente a la que no le queda claro, pero siento que es menos gente que antes.
P. ¿En qué momento decide retomar la denuncia?
R. Pues hace casi un año subí unos tiktoks hablando más que de la violación, del video de YosStop. Y de ahí me contactó Samantha Cerisola [de la ONG FemxFem] para ponerme en contacto con los abogados. Y dije: “Bueno, me siento lista, tengo esta oportunidad”. Fue un proceso largo psicológicamente. Había veces que pensaba: “En México no va a pasar nada, meta o no meta denuncia, da igual”. Después, me fui metiendo más en el feminismo y vi cómo historias de otras mujeres y niñas inspiraban a otras. Creo que si yo también alzo la voz puedo inspirar. Y fuera de que se vayan a la cárcel o les pase lo que les pase, puedo ayudar a más mujeres a que tengan el valor para denunciar. Y eso es lo que más me motiva a seguir con esto.
P. ¿Qué es lo que le gustaría que sucediera ahora?
R. Realmente no lo sé. Solo sé que quiero que llegue hasta donde pueda llegar. No tengo un final en mente, chance eso no está tan bien. Pero sé que lo quiero terminar y cualquiera que sea el resultado, estoy bien con eso, porque sé que lo estoy haciendo bien… Obviamente me encantaría que se pudrieran en la cárcel, pero si no se puede, también está bien.
P. ¿Qué le hubiera gustado decirse a sí misma hace tres años?
R. ¿Sabes qué? No pasa nada. Estuvo de la chingada. Está de la chingada, y sí te va a doler. Pero vas a estar mejor. Y te va a dar una idea mucho más clara de quién eres y qué es lo que quieres hacer. Yo sé y estoy súper consciente de que no fue mi culpa, pero también existe esa voz en mi cabeza que me dice: “Pudiste haber hecho algo diferente”. Lo que más me hace sentir un poco culpable es que ese día yo tenía otra fiesta con mi mejor amigo. Y es como, si hubiera decidido ir a esa fiesta, nada de esto hubiera pasado. También sé que no sería la persona que soy ahora.
[La denuncia de Suárez se ha convertido en una muestra inusual para la realidad que sufren miles de mexicanas en el país. La cifra negra, sobre los casos que no llegan a denunciarse, es de más de un 99%. Entre julio y diciembre de 2019 se abrieron 2.364 carpetas de investigación en México por el delito de violación, mientras que la Encuesta de Seguridad Pública (del Instituto Nacional de Estadística) estima que 363.768 mujeres fueron víctimas de este delito durante el mismo periodo. De manera que la gran mayoría o no se denuncia o ni siquiera se abre un caso en la Fiscalía.].
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