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El Gobierno rechaza haber corregido al alza los casos de covid y carga contra los medios

La Secretaría de Salud ha incorporado al cómputo oficial contagios y decesos a los que no se les efectuó las pruebas de coronavirus pero cuyos síntomas son inequívocos

Carmen Morán Breña
Hugo López-Gatell, durante la rueda de prensa del 29 de septiembre cuando México superaba las 75.000 defunciones.
Hugo López-Gatell, durante la rueda de prensa del 29 de septiembre cuando México superaba las 75.000 defunciones.Presidencia de México (EFE)

México confirma estos días lo que el propio Gobierno ya había advertido semanas atrás, que la crisis del coronavirus dejará más muertes que las conocidas a diario. Y eso es así por razones que cualquiera podía ver en su entorno cotidiano: gente que moría en casa con síntomas inequívocos pero que no llegaron a hacerse una prueba o aquellos fallecidos en los hospitales sin que el laboratorio hubiera confirmado la enfermedad. Desde mediados de julio se implantó un sistema para que los médicos pudieran notificar esos casos que se quedaban fuera de la estadística, de tal forma que se incorporaran a ella quienes fallecieron con síntomas de covid tras haber tenido contacto directo con algún infectado o los que presentaban síntomas evidentes, es decir, decesos “por asociación” o “por dictaminación”. Debido a ese cambio en el conteo, el sistema está corrigiendo al alza el número de fallecidos. De los 82.348 reportados este martes, 2.634 se han incorporado siguiendo el nuevo método. Y aún hay 11.850 muertes pendientes de ser confirmadas por esa misma vía.

Lo mismo ocurre con las personas contagiadas. De los 794.608 positivos, 25.050 lo son sin necesidad de pruebas concluyentes, basta un certero criterio médico. Como en otras ocasiones, estos saltos estadísticos no reflejan lo ocurrido en las últimas 24 horas, sino que suman casos antiguos. Desde el 12 de julio se posibilitó que se añadieran los casos sin pruebas PCR y se fue capacitando al personal médico para ello, dijo este martes el director general de Epidemiología del Gobierno, José Luis Alomía.

Muchos son los países que han ido corrigiendo sus cálculos en los últimos meses, unos al alza y otros a la baja y así lo han comunicado a la Organización Mundial de la Salud (OMS). México, sin embargo, se niega a reconocer que estos cambios suponen una modificación en su cómputo. “México no ha notificado ningún error hasta ahora”, ha señalado Alomía en la conferencia de este martes. Inmediatamente después presentó en diapositivas el documento de la OMS donde se recogen cómo “otros países han ido corrigiendo o modificando” los números de sus pandemias. Pero no explicó cómo llama el Gobierno mexicano a la incorporación ahora de decesos que ocurrieron “incluso en los meses en que se inició la pandemia” y que “los Estados están viendo cuántos [de ellos] se pueden sumar a esta estadística”. ¿Corrección? ¿Modificación?

Alomía presentó las correcciones de países como Japón, Ecuador, España, Francia o Chile, debidas a cambios en sus métodos de cómputo. España por ejemplo excluyó 12.000 casos porque entendió que las pruebas serológicas efectuadas no eran válidas. Otros porque cambiaron la forma de contar. México también y sus cifras van al alza.

El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, tanto al inicio de la conferencia como para rematarla, prefirió acusar a los responsables de los medios de comunicación de prestar más atención a sus ganancias que al rigor periodístico. Mostró las portadas de tres periódicos mexicanos, al menos dos de las cuales no parecían tener ningún error, pero no eran del gusto de Gatell, quien consideró que no hacían bien al país. “Invitamos a los medios a que colaboren con el pueblo dando información. Quizá resulta más atractivo aumentar las ventas y para ello se recurre a noticias más llamativas, por llamarlas de alguna manera”, dijo. Señaló con disgusto los signos de admiración que uno de los rotativos llevaba en el titular para comunicar el aumento de muertes por covid, del que correctamente se señalaba, por cierto, que se debía a las del día más el acumulado de otras fechas.

El subsecretario camina por el sendero que marca prácticamente a diario el presidente del Gobierno, Andrés Manuel López Obrador, en cuyas conferencias matutinas señala a los medios de comunicación que no le son afines o publican noticias y opiniones que le incomodan. Gatell vino a hacer lo mismo este martes: “El interés de la patria está [ahora] en otro lado. Quizá [los medios] podrían prescindir de algunas ganancias y hacer un bien público”. Es posible, pero pedirles que no informen de lo que va mal en México no se antoja la mejor manera de beneficiar a la población.

Volver la mirada a otros países ha sido otra de las líneas seguidas por el Gobierno mexicano para hacer valer su lucha contra el coronavirus. “Si se compara a México con España, nos ha ido mejor a nosotros, ellos tienen una crisis económica y otra sanitaria”, dijo, por ejemplo, el 17 de agosto. Y ayer mismo, Alomía sacaba a relucir las correcciones de otros países reportadas a la OMS, aunque algunas mejoraban sus cifras. México se ha resistido a la autocrítica en todo este proceso aunque esta no es la primera vez que sus estadísticas dan un sobresalto a la población: a finales de mayo comunicaron que el número de fallecidos que se comunicaba a diario incluía también muertes ocurridas semanas o meses atrás. Lo reconocieron porque la población se preguntó, como ha ocurrido ahora, a qué se debía aquel incremento repentino del número de fallecidos en la estadística. De paso se descubrió que las predicciones sobre el curso de la enfermedad eran inútiles por esa razón, dado que no se sabía a ciencia cierta cómo evolucionaba día con día.

Todos los países han enfrentado esta pandemia con incertidumbres metodológicas y han incorporado cambios. México rehúsa reconocer los suyos y se decanta por el ataque a los medios de comunicación.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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