De ‘El verdugo’ a ‘Élite’: ocho tácticas de película para conseguir piso
El cine y las series ilustran las soluciones más disparatadas para el problema de la vivienda en Madrid
Por un piso en Madrid, Rodolfo se plantea hasta casarse con Doña Martina, su octogenaria casera. Comparte piso con tres compañeros y le gustaría mudarse con su novia, pero no gana lo suficiente. Está condenado al eterno alquiler. La historia puede parecer actual, pero es la trama de la película El pisito, de Marco Ferreri, rodada a finales de la década de los cincuenta. A lo largo de los años, el cine y las series han ilustrado las soluciones más disparatadas al problema de vivienda en la capital.
De las comedias descacharrantes de Luis García Berlanga, como El verdugo, hasta las últimas series de éxito, como Élite, la lucha por conseguir un techo ha plagado los libretos de la ficción española. Navaja en mano, en pisos diminutos o con trabajos de lo más peregrinos, los madrileños han buscado todo tipo de alternativas para sobrevivir a la expansión de la ciudad y el cine ha dejado constancia de ello. Estas son ocho tácticas de película para conseguir un piso en la capital:
‘Surcos’ | Malvivir en una corrala
Surcos (1951, José Antonio Nieves Conde) retrata el madrileño barrio de Lavapiés como el destino de acogida de la familia Pérez, agricultores que huyeron del campo tras la crisis de la posguerra. Las corralas alojaban a grandes grupos de migrantes de otras comunidades que malvivían en pequeños apartamentos con aseos comunes. La algarabía de la vida compartida que mostraba la película, ahora se ha sustituido por el traqueteo solitario de las maletas. Pilar Montero, vecina desde niña del edificio de la calle del Ave María 41, donde se rodó Surcos, denuncia que de los 27 apartamentos del bloque hasta ocho son ya de uso turístico.
‘El inquilino’ | Pujar por la casa de un muerto
Cuando uno se enfrenta a la posibilidad de vivir en la calle, no existe ninguna idea descabellada. Detrás del tono humorístico, El inquilino (1957, José Antonio Nieves Conde) esconde el drama de una familia, encabezada por Fernando Fernán Gómez, para encontrar un hogar ante un desahucio inminente. En la escena más delirante, el matrimonio protagonista puja, con otros tantos, por el piso de un hombre recién fallecido. Los censores retiraron el final original para ocultar la escena en la que la familia acaba en la calle. Las cifras de desahucios no se hicieron públicas hasta el estallido de la crisis de 2008. En lo que va de año, se han registrado 725 en Madrid.
‘El pisito’ | Casarte con tu anciana casera
El centro de Madrid que retrata El pisito (1958, Marco Ferreri) ya era una selva inmobiliaria. Rodolfo, interpretado por José Luis López Vázquez, se ve abocado a casarse con su octogenaria casera, doña Martina, para heredar el contrato de alquiler de un piso cerca de Gran Vía. El propietario del edificio quiere demolerlo y está esperando a que la anciana fallezca para hacerlo. En su búsqueda de alternativas, Rodolfo visita los nuevos barrios de las afueras, como se recoge en el fotograma incluido arriba, pero también se le hacen inasumibles. Finalmente decide casarse y detener la demolición del edificio. En la realidad, sin embargo, las pequeñas viviendas de la plaza de los Mostenses fueron sustituidas por otras nuevas en los años setenta.
‘El verdugo’ | Matar por un techo
Por una vivienda del Estado se llegaba incluso a matar. En El verdugo (1963, Luis García Berlanga), una serie de nefastas decisiones llevan a José Luis a convertirse en ejecutor, mediante el garrote vil, a sueldo del régimen franquista para asegurarse un piso. Su suegro, que trabaja como verdugo, le convence para heredar el puesto y así mantener la vivienda prometida por el Estado. La vivienda pública se situaba en la periferia. En concreto, la película retrata la construcción del distrito de San Blas-Canillejas. Las familias con pisos sociales pagaban una tasa mensual de unas 30 pesetas, nueve euros según el cambio en 2024. En la actualidad la mayoría de apartamentos de este barrio se ha privatizado y se alquila por un precio medio de 800 euros.
‘Deprisa, deprisa’ | Robar un banco
A punta de navaja, los quinquis tomaban en los ochenta lo que pensaban que era suyo. En Deprisa, deprisa (1981), Carlos Saura retrata los barrios periféricos, como Vallecas, en los que vivía la generación perdida entre el franquismo y la democracia. Muchas de aquellas localizaciones ahora están irreconocibles. El descampado frente al que vivían los protagonistas es ahora el parque Vasares. En uno de los bancos, Pedro San Román pasa las tardes vigilando los paseos de los vecinos. Hace 24 años que se jubiló del cuerpo de seguridad nocturna de Madrid (los antiguos serenos), pero aún mantiene la costumbre. Explica que es imposible erradicar del todo la criminalidad. Sin embargo, reconoce el desarrollo del barrio en los últimos años. San Román nunca pensó que a Vallecas llegaría el metro.
‘Tacones lejanos’ | Reformar un sótano
El bajo que compra Marisa Paredes en Tacones lejanos (1991) condensa la visión de Pedro Almodóvar sobre Madrid. Toma su espíritu tradicional, lo moderniza y lo internacionaliza. Cuando el personaje de Nina vuelve de México, compra y reforma el sótano de la plaza del Alamillo en el que vivía de niña. Ahora este bajo de 39 metros cuadrados cuesta 700 euros al mes. Juan Luis Moreno vive ahí desde hace nueve años y está decidido a abandonarlo este mismo septiembre. Trabaja en un bar de copas, pero, con 40 años ya cumplidos, ha comprendido que le es imposible ahorrar en Madrid. Prefiere volver a su Tudela natal y asentarse ahí.
‘Aquí no hay quien viva’ | Comprar un perro de presa
Arrinconado en la portería, el personaje de Mariano se arma con una verja electrificada y un perro de presa para evitar que lo expulsen del edificio. Para los vecinos de Desengaño, 21 esto es el pan de cada día. A lo largo de cinco temporadas, Aquí no hay quien viva (2003-2006, Alberto Caballero e Iñaki Ariztimuño) ilustra todas las artimañas posibles para encontrar y mantener un piso en el centro. Muchos de estos problemas ahora se verían agravados por el encarecimiento del barrio de Malasaña, donde se encuentra el edificio que sirvió de inspiración para la exitosa serie de Antena 3. En la ficción, Belén se desvive por pagar un alquiler de 600 euros, pero el mismo piso en esa zona ya no se puede encontrar por menos de 1.200.
‘Élite’ | Vivir del dinero de tus padres
En Élite, serie de Netflix cuya última temporada se estrenó el pasado 26 de julio, el viejo conflicto de clases abandona el centro para ocupar la periferia de Madrid. La historia comienza en San Lorenzo del Escorial, con tres adolescentes que reciben una beca para estudiar en un prestigioso instituto privado. Los estudiantes adinerados viven, algunos inclusos solos, en lujosas mansiones de los municipios más ricos del país, como Pozuelo de Alarcón. En contraposición, se muestra la vida de los becados que luchan por una imposible independencia previa a la mayoría de edad. En España, la edad media de emancipación es de 30 años, según el último informe del Consejo de la Juventud.