Jugar con barro: cuando ensuciarse vale del todo la pena
Para que a los niños les aumente sus niveles de serotonina y sus recuerdos felices puede que mancharse las manos y experimentar sea un gran estímulo
Hasta hace unas pocas semanas, Filomena cubrió de blanco toda la ciudad de Madrid. Durante un par de días, o algo más, muchos niños y adultos salieron a la calle a disfrutar de la nieve. Como si de bolas de barro se tratase, pero de un color blanco puro y brillante, podíamos ver en cada rincón, plaza o calle, distintos muñecos de nieve, figuras o, simplemente el placer de ver tirarse y hundirse a pequeños y mayores en la nieve; pudimos presenciar guerras de bolas y hasta trineos, entre otros entretenimientos. Así, todos...
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Hasta hace unas pocas semanas, Filomena cubrió de blanco toda la ciudad de Madrid. Durante un par de días, o algo más, muchos niños y adultos salieron a la calle a disfrutar de la nieve. Como si de bolas de barro se tratase, pero de un color blanco puro y brillante, podíamos ver en cada rincón, plaza o calle, distintos muñecos de nieve, figuras o, simplemente el placer de ver tirarse y hundirse a pequeños y mayores en la nieve; pudimos presenciar guerras de bolas y hasta trineos, entre otros entretenimientos. Así, todos, de alguna forma, fuimos felices durante un tiempo que, aunque efímero, fue muy real. ¿O no?
Lo cierto es que la nieve no la podemos disfrutar todo el año, pero el barro, sí. No tienen el mismo color, pero quizás sea lo máximo que les diferencie, ya que en realidad tienen muchas cosas en común de las cuales nos podemos beneficiar todos los meses del año y ¿cuáles son esos beneficios?
Uno de los más potentes es que genera una gran cantidad de serotonina, un neurotransmisor que está muy relacionado con el control de las emociones y nuestro estado de ánimo y jugar con barro produce altos niveles de esta hormona, lo que se traduce en altas sensaciones de felicidad. Un tema que refuerza un estudio que fue publicado en la revista Neuroscience y en el National Institutes of Health (NCBI) en el 2007. “Este hallazgo nos ayuda a comprender cómo se comunica el cuerpo con el cerebro y por qué un sistema inmunológico saludable es importante para mantener la salud mental”, comentó el Dr. Lowry, neurocientífico y autor del estudio. Y es que, según la investigación, las diferentes partes del cerebro y el cuerpo necesitan diferentes niveles de serotonina. Y en el cerebro, por ejemplo, el hipotálamo, involucrado en la regulación del estado de ánimo, necesita altos niveles de esta hormona, mientras que la corteza, involucrada en muchos procesos complejos como el pensamiento, la memoria, la atención, la conciencia y la conciencia, solo necesita un poco.
Creatividad, conexión espiritual y hasta un modo de vida
Así para que a los niños les aumente sus niveles de serotonina, y aumenten en positivo sus recuerdos felices, puede que mancharse las manos y experimentar sea un gran y poderoso estímulo, tanto que, aunque pueda parecer excesivo, pueda llegar a convertirse hasta en una forma de vivir.
Para Llanos Núñez, autora del blog Crianza en Verde, la experiencia de jugar con el barro va mucho más allá de un mero entretenimiento que divierte a los más pequeños, pues precisamente, ya no solo el barro, sino debido a la conexión con la naturaleza, ha hecho su forma de vida y de crianza para su hijo de cinco años “Mis mejores recuerdos de pequeña son al aire libre. Si lo piensas, seguramente que alguno de tus hijos también, y por este motivo me gustaría que mi peque pudiera tener muchos de esos momentos. Creo firmemente que la conexión con la naturaleza nos trae infinitos beneficios tanto físicos como mentales, cognitivos y espirituales.”, asegura.
Y qué decir tiene en cuanto a la creatividad, pues no hay mejor manera de estimular la mente de un niño, gracias a los juegos divertidos. El informe también analiza este punto y argumentan cómo el hecho de modelar, utilizar otros utensilios, ya sea palas, rastrillos o lo que inventen, puede hacer que creen alrededor del juego personajes, inventes historias y desarrollen su imaginación y creatividad. “Según la consistencia o la cantidad de agua que haya, pueden pasar el barro de un tarro a otro. Se trata de un juego simbólico e imaginativo, sobre todo, si pones cacharritos y otros materiales naturales, como hojas, piedras, arena, surgirán cocinas sopas y demás”, comenta LLanos.
Reducción de los niveles de asma y alergias
Otra de las funciones beneficiosas que cumple el hecho de jugar con barro es la considerable reducción de los niveles de asma y alergias en los niños. Otra investigación publicada en la revista científica Nature en el 2010, comprobó cómo jugar con barro refuerza nuestro sistema inmunológico reduciendo, entre otras cosas, los niveles de alergias y asma. En el estudio, se explica cómo la exposición a gérmenes en la infancia ayuda a fortalecer el sistema inmunológico, y protege a los niños de desarrollar alergias y asma, a pesar de que las vías por las que esto ocurre no lleguen a estar claras del todo. Mientras que, por un lado, el estudio apoya la ‘hipótesis de la higiene’, que sostiene que tales enfermedades autoinmunes son más comunes en el mundo desarrollado, donde la prevalencia de antibióticos y antibacterianos reduce la exposición de los niños a los microbios, por otro creen que los microbios programan un sistema inmunológico en desarrollo. “Nosotros, como especie, no estamos expuestos a los mismos gérmenes a los que estuvimos expuestos en el pasado”, dice el coautor del estudio Dennis Kasper, microbiólogo de la Escuela de Medicina de Harvard en Boston, Massachusetts.
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