Giuliano da Empoli: “La clave del éxito de Trump es el movimiento rápido y espectacular, incluso cuando se contradice”
El pensador italiano reclama en un desayuno organizado por World In Progress (WIP), iniciativa de PRISA, que Europa confronte el poder de las tecnológicas en el debate público
Es la colusión perfecta. Los abanderados de la política autoritaria del nacionalpopulismo y la plana mayor de las grandes tecnológicas caminando de la mano para liberarse de todo cuanto les hace sombra o les planta cara. Esa es, en esencia, la idea fuerza del pensador y ensayista italiano Giuliano da Empoli (52 años, Neuilly-sur-Seine, Francia) en estos tiempos oscuros en los que todos los astros se alinean contra la democracia liberal y en los que grandes capas de la población, también las más jóvenes, se inclinan hacia postulados reaccionarios.
Lanzado al gran público por la hiperrealista y premiada novela El mago del Kremlin (Seix Barral, 2022), Da Empoli ha desgranado este miércoles, en un desayuno organizado por EL PAÍS en el marco del foro World In Progress (WIP), su visión crítica de esta nueva era, en la que el ecosistema digital y las redes sociales “se han apropiado de la escena e imponen sus reglas” sobre los parlamentos y el debate público en general. Es, en fin, el caldo de cultivo perfecto para que la semilla de los líderes políticos oportunistas y sin escrúpulos, con Donald Trump a la cabeza, crezca al calor de la ruptura de las reglas, según transmite. De la anomia.
“En un primer momento, no era parte de un gran plan, sino un efecto secundario del modelo de negocio. Pero en esta nueva fase, esos líderes políticos agresivos, que ejercen el poder de forma profundamente vertical y tradicional, están consiguiendo explotar la esfera digital mediante una alianza explícita con los jefes de las plataformas tecnológicas”. ¿El objetivo? “Liberarse de todo lo que pueda poner en entredicho su poder”, ha desarrollado Da Empoli, flanqueado por el presidente del Grupo PRISA, Joseph Oughourlian, y ante un reducido número de personalidades del mundo de la política, la cultura y la economía. Entre ellas, la ministra de Defensa, Margarita Robles; el exjefe de la diplomacia europea Josep Borrell; y la exvicepresidenta primera del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría.
Hijo de suiza e italiano, aunque nacido en París, donde vive y da clases en Sciences Po, muestra su grata sorpresa por la “energía” que percibe a su paso por Madrid, donde un día antes mantuvo un encuentro con suscriptores de este diario. Trabaja en una nueva novela, pero el grueso de sus reflexiones giran en torno a una política mundial en la que triunfa el perfil depredador. Un término acuñado por él, pero que ―como sus ideas― lleva tiempo permeando en los grandes foros mundiales y, especialmente, en Bruselas.
El perfil de Da Empoli va más allá de lo puramente académico. Antes de teorizar, fue asesor del ex primer ministro italiano Matteo Renzi, una etapa en la que vivió desde dentro las dificultades de la toma de decisiones en la res publica. Y en la que aprendió la importancia de la energía en la política. “Evidentemente, no estoy de acuerdo con los depredadores. Pero tengo claro que no ganamos nada con la indignación y la descalificación: es mucho más interesante tratar de ver cuáles son sus atractivos políticos”.
En el caso de Trump, dice, la gran clave de su éxito es “la acción”. “Frente al inmovilismo, su milagro y el de otros depredadores políticos es el de hacer ver que rompen con el viejo mundo. Moverse rápido, enérgicamente. Cambiando de dirección constantemente y contradiciéndose, sí, pero siempre de manera espectacular”, profundiza.
Del otro lado de la ecuación, las redes sociales y, más en general, las plataformas tecnológicas, “no son solo una forma de hacer dinero, que han hecho mucho, sino también una nueva forma de organizar las cosas, el mundo. Y estos políticos son quienes explotan el hecho de que vivamos en lo digital”. Tras el segundo mandato de Barack Obama, enfatiza, “era previsible una reacción conservadora, pero Trump no habría podido llegar [a la Casa Blanca] sin un ecosistema digital en el que no importa qué es bueno o malo, cierto o falso: lo único que manda allí es la interacción, el engagement”.
Una década después de aquello, la soberanía aún reside en los palacios presidenciales: “Con [Elon] Musk, por ejemplo, Trump ha querido dejar claro quién es el soberano”. Pero algo puede estar cambiando: “Con [J. D.] Vance no sería así: los dueños de las plataformas pasarían a estar por encima. No solo es una nueva forma de poder, sino que tiene capacidad de reemplazar al antiguo”.
¿Qué hacer ante líderes políticos que, aun saltándose todos los límites, continúan cosechando apoyo ciudadano? “Quienes no estamos de acuerdo, podemos simplemente decir: ‘No se pueden romper las reglas en el sistema internacional’. Tendremos razón, pero estaremos en una posición débil: ellos siempre podrán decir que las rompen para conseguir un resultado, resolver un problema...”.
Mayor ambición
Ese es, según Da Empoli, uno de los grandes errores que ha cometido el Partido Demócrata estadounidense en su intento por enfrentar a Trump: “Si no tienes un plan ambicioso y convincente, estás en una posición de debilidad. Su gran lección, y también la del resto de depredadores, es que muchas de las cosas que creíamos imposibles son posibles. Así que la parte positiva [a extraer] es que nuestra ambición tiene que ser mucho mayor”.
El problema de fondo, sin embargo, es otro. “El del poder de amplificación de estas plataformas: ese es el gran tema y, si no se enfrenta, seguirán emergiendo este tipo de políticos”. Europeísta convencido, el sociólogo italiano sitúa esa amenaza al mismo nivel que la militar, si no por encima. “Quizá sea más peligrosa, porque estamos indefensos frente a esta nueva realidad en la esfera pública”.
¿Qué hacer, entonces? “Hay que confrontar, imponer reglas. El coste para Europa será alto, y provocará un choque con Estados Unidos y con las tecnológicas, pero debe regular. Si nos lo tomamos en serio, habrá disrupción y choque, pero estoy seguro de que surgirán alternativas europeas”, proyecta. “Estamos en una fase en la que hemos perdido el control, y no va a ser fácil recuperarlo. Pero esa debe ser nuestra obsesión: aprender del error de los demócratas estadounidenses, que, cuando pudieron, decidieron no regular esos poderes [tecnológicos] y ahora ven cómo son más grandes que el Estado mismo”.
“Hay un modo de vida europeo del que disfrutamos todos, incluso quienes lo critican”, recuerda Da Empoli. “Ahora, la pregunta que debemos hacernos es si también puede haber un modo europeo de hacer las cosas en el terreno digital. Uno más atractivo y amable, donde la vida sea mejor. Estoy seguro de que sí”.