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Las interferencias rusas del GPS alteran decenas de miles de vuelos en el este de Europa

Interrupciones en las señales como las que sufrió el vuelo que trasladaba el domingo a Von der Leyen son cada vez más frecuentes desde el inicio de la guerra en Ucrania

Un avión que trasladó a Ursula von der Leyen de Rumania a Lituania este lunes en el aeropuerto rumano de Constanta.Foto: INQUAM PHOTOS/George Calin (via REUTERS | Vídeo: EPV

Las interferencias en el GPS, como las que sufrió el avión en el que viajaba Ursula von der Leyen el pasado domingo, se han convertido en un quebradero de cabeza para los pilotos que sobrevuelan el este de Europa. ...

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Las interferencias en el GPS, como las que sufrió el avión en el que viajaba Ursula von der Leyen el pasado domingo, se han convertido en un quebradero de cabeza para los pilotos que sobrevuelan el este de Europa. El chárter que trasladaba a la presidenta del Ejecutivo comunitario de Polonia a Bulgaria es uno de las decenas de miles de vuelos —centenares cada día— que se han visto afectados en los últimos tres años por las perturbaciones en las señales del sistema de posicionamiento global atribuidas a acciones deliberadas de Rusia. Esa práctica ha crecido con fuerza en los últimos meses.

Desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, en febrero de 2022, las interferencias en el GPS —que afectan tanto a la aviación como a la navegación marítima— son recurrentes en los países más cercanos a la guerra. Este tipo de interrupciones son habituales en las zonas de conflicto y sus alrededores y el Kremlin sostiene que se deben exclusivamente a operaciones de guerra electrónica con fines defensivos, una serie de actuaciones destinadas a proteger las infraestructuras críticas del país de ataques externos. Esas explicaciones no convencen demasiado a la UE, que sancionó el pasado julio a nueve ciudadanos rusos por este motivo, entre ellos los dos militares de mayor rango del 841º Centro Independiente de Guerra Electrónica de la Flota del Báltico.

Las sanciones se aprobaron unas semanas después de que 17 Estados miembros, encabezados por Lituania, instaran a Bruselas a tomar medidas contra las alteraciones en el sistema de posicionamiento global procedentes de Rusia y Bielorrusia. En una carta, los firmantes descartan que estas interferencias sean “incidentes aleatorios” y las califican como “acciones sistemáticas y deliberadas” y “ataques de guerra híbrida”.

Solo en junio, los pilotos que sobrevolaron territorio lituano informaron de interferencias en 1.022 ocasiones —muy por encima de las 46 del mismo mes en 2024 y las 585 del pasado mayo—. Lituania asegura que tiene identificada una decena de ubicaciones en Kaliningrado —un enclave ruso fronterizo con el país báltico y Polonia— desde donde se generan las perturbaciones.

La pérdida de la señal GPS en pleno vuelo no supone, en principio, un grave riesgo. Los aviones comerciales cuentan con varios sistemas alternativos. Aun así, el aumento en la intensidad y la frecuencia de las interrupciones reduce la seguridad y eleva inevitablemente las posibilidades de que se produzca un accidente. Además de las interferencias, en los últimos meses han crecido significativamente los casos de spoofing, en los que un dispositivo transmite una señal análoga a la del satélite, pero de mayor potencia, con la que engaña al receptor, que recibe unas variables erróneas de posición o tiempo.

Finlandia y Estonia, los miembros de la UE con la frontera más extensa con Rusia, acusaron ya el año pasado a Moscú de interferir deliberadamente las señales de posicionamiento en su espacio aéreo. La ruta regular entre Helsinki y Tartu tuvo que ser suspendida debido al alto riesgo que suponía tocar tierra en el aeropuerto de la segunda ciudad más poblada de Estonia, que ha sido modernizado para permitir, como la mayoría de aeródromos del continente, los aterrizajes con sistemas alternativos al de posicionamiento global por satélite.

Guerra electrónica

Las interferencias que afectan a territorio comunitario no se originan únicamente en Kaliningrado. Los sistemas de guerra electrónica rusos se emplean a diario en Ucrania para inhibir las comunicaciones de los drones enemigos, e incluso desviar la trayectoria de misiles. El ejército ruso también anula recurrentemente la señal GPS alrededor de Moscú y San Petersburgo, o en regiones alejadas del frente en las que hay refinerías que han sido atacadas por aviones no tripulados ucranios. Las perturbaciones también son habituales en torno al mar Negro, donde los drones acuáticos de Ucrania han golpeado en varias ocasiones a buques de la Armada rusa.

En el mar Báltico, la navegación marítima por GPS es cada vez menos frecuente y, ante los riesgos que ello conlleva, las aseguradoras han elevado sus precios.

Y en el remoto noreste de Noruega, a miles de kilómetros del frente de guerra, pero cerca de la base de la Flota del Norte —que alberga ocho de los 11 submarinos rusos capaces de lanzar misiles nucleares de largo alcance— las autoridades tratan de adaptarse a la vida sin GPS. Además de a miles de vuelos internos, las interferencias también han afectado a los helicópteros sanitarios, que ofrecen un servicio esencial en una de las zonas menos densamente pobladas de Europa.

Tras el incidente en el avión en el que viajaba Von der Leyen, el comisario de Defensa, Andrius Kubilius, instó este lunes a fortalecer el sistema europeo de navegación por satélite —alternativo al GPS estadounidense— que se puso en marcha en 2016. “Las interferencias y el spoofing en las señales GPS perjudican nuestro transporte aéreo y marítimo. ¡Nuestro proyecto espacial Galileo puede ayudar! Aumentaremos el número de satélites en órbita terrestre baja para mejorar la robustez del sistema”, publicó el lituano en X.

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