Los países de la UE buscan ya vías para financiar el rearme ante la amenaza rusa

Las capitales europeas se debaten entre subir los impuestos o aumentar la deuda para impulsar su gasto militar

Líderes europeos en la reunión que mantuvieron el pasado domingo en Londres para hablar de la paz en Ucrania y la seguridad del continente.Foto: Javad Parsa (via REUTERS) | Vídeo: EPV

La urgencia por la necesidad de rearme es extrema en la Unión Europea. La necesidad de blindarse ya no solo preocupa en los países vecinos a una Rusia con gran apetito imperialista. Pero hacen falta fondos para financiarlo. La Comisión Europea ha dado el primer paso lanzando el plan de rearme para la UE y varias capitales que decían ir en e...

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La urgencia por la necesidad de rearme es extrema en la Unión Europea. La necesidad de blindarse ya no solo preocupa en los países vecinos a una Rusia con gran apetito imperialista. Pero hacen falta fondos para financiarlo. La Comisión Europea ha dado el primer paso lanzando el plan de rearme para la UE y varias capitales que decían ir en esa dirección parecen haber apretado el acelerador. Todo esto ocurre en medio de la presión de la sacudida generada por el estadounidense Donald Trump y su rápido acercamiento a Moscú.

El seísmo ha sido de tal magnitud que se ha colado en las negociaciones para formar Gobierno en Alemania, donde la apuesta para financiar la carrera armamentista será recurrir a la deuda, un bazuca fiscal que supone un profundo cambio de rumbo en un país en el que la austeridad era hasta hace nada un mandato de obligado cumplimiento. Incluso ha llevado a Berlín a pedir este miércoles en Bruselas que busque un acomodo permanente en las reglas fiscales a este gasto.

Francia, en cambio, parece decantarse por subir impuestos, una vía que ya han explorado países como Estonia, que impulsa una subida temporal de tributos como el IVA y el IRPF hasta 2028. Cada vez más países recorren esa senda de búsqueda de fórmulas para sufragar el rearme.

“Estos gastos adicionales en defensa a lo largo del tiempo tendrán que acomodarse en los presupuestos nacionales, ya sea subiendo impuestos o reduciendo gasto, no hay forma de evitarlo”, advierte una alta fuente comunitaria. “El dividendo de la paz que hemos disfrutado durante muchos años, durante décadas, ya no existe. Esta es la nueva realidad a la que nos enfrentamos”, añade.

Tanto los números del gasto en defensa actual como las sendas fiscales que los Estados miembros remitieron a Bruselas el pasado otoño mostraban una diferencia clara. A un lado, estaban los socios que veían el aumento del presupuesto militar como una prioridad perentoria antes de que Trump volviera a la Casa Blanca. Y al otro, los que se lo toman con más calma, a pesar de que han asumido el compromiso de la OTAN de llegar al 2% del PIB en gasto militar. Francia o España están en este último grupo: sus planes fiscales apuntaban que su intención es llegar a ese listón mínimo en 2028 y 2029, respectivamente.

Aunque el presidente francés, Emmanuel Macron, que ha asumido el papel de susurrador de Donald Trump y de, junto al Reino Unido, gran mediador entre Europa y el republicano, ha cambiado de tono en las últimas semanas y ha remarcado que hace falta una enorme inyección financiera para defensa. En cambio, Dinamarca, país muy implicado en el apoyo a Ucrania y el rearme desde que comenzó la invasión, llegó a esa cantidad en 2023. “El Gobierno danés ha priorizado la defensa y seguridad tanto como la transición ecológica”, puede leerse en su plan fiscal. También los otros países nórdicos, Finlandia o Suecia, socios recientes de la OTAN, dan mucha importancia a esta partida presupuestaria en los documentos enviados a la Comisión.

Bruselas ha emitido una señal muy clara de que toca gastar en seguridad y defensa. Ha anunciado que está dispuesta a suspender las reglas fiscales para que los Estados no estén pendientes de si superan el límite de déficit anual que marcan los tratados comunitarios, ese simbólico 3% del producto interior bruto. La Comisión calcula que si en los próximos cuatro años los Veintisiete aumentaran su gasto en un 1,5% del PIB adicional, eso supondrían unos 650.000 millones de euros más. Los números del Ejecutivo europeo encierran un mensaje solapado: el nuevo número mágico de inversión en Seguridad y Defensa es del 3,5% del PIB, porque la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha dicho que la UE en su conjunto ya ha alcanzado el compromiso firmado con la Alianza Atlántica.

Sin embargo, el anuncio de Bruselas no quiere decir que haya recursos en los presupuestos para financiar las compras de armas, la contratación de más soldados, la construcción de infraestructuras o la inversión de I+D+i. Cómo vaya a hacerlo cada país va a depender mucho de su músculo fiscal. Alemania lo tiene. Su único obstáculo es un freno constitucional a la deuda que los conservadores y los socialdemócratas —formaciones probables del próximo Gobierno— se muestran dispuestos a reformar para dar margen al gasto. Ese cambio implica un giro estructural, no algo provisional como la suspensión temporal de las reglas fiscales. De ahí que Berlín haya pedido este miércoles en las reuniones de embajadores preparatorias del Consejo Europeo del jueves que se estudie cómo hacerle un hueco a este incremento presupuestario de la factura militar, según ha adelantado Bloomberg y ha confirmado EL PAÍS.

El ministro de Finanzas francés, Eric Lombard, en cambio, apuesta por subir impuestos. Francia tiene ya una deuda muy abultada. Para que el gasto en defensa no la incremente aún más, París ve con buenos ojos el fondo de 150.000 millones que ha anunciado Bruselas para financiar el rearme. Lo mismo pasa con España o Italia. Ninguno de estos tres países ha alcanzado el mínimo de gasto del 2% del PIB que pide la OTAN en el último año.

Polonia lidera el gasto

Sí que lo ha hecho Polonia, que pretende mantener un nivel de gasto por encima del 4% del PIB hasta 2028. El gran socio del este de Europa es no solo el país europeo de la OTAN que más invierte en defensa, sino el primero de la lista de los 32 aliados de la OTAN. Supera incluso a EE UU.

La presión del republicano Donald Trump, que ha reclamado a los aliados europeos de la OTAN que incrementen su gasto militar hasta el 5% del PIB desde el 2% que marca el compromiso actual, es enorme. Y a medida que se acerca la cumbre de la Alianza, que se celebrará en junio en La Haya, el debate para aumentar esa cifra hasta el 3,5% se calienta. Hay países, no obstante, que ni siquiera llegan a ese 2% acordado, como España, el último de la cola, con un 1,28% de su PIB en gasto militar, porcentaje que espera incrementar hasta el 2% solo en 2029.

Otro de los que menos invierten, Bélgica, que dedica el 1,31%, ha anunciado que ensanchará su presupuesto para defensa hasta ese 2% de cara al verano y a esa cumbre que se avecina decisiva. Necesitará para ello unos 4.000 millones de euros adicionales, según ha explicado su nuevo primer ministro, el nacionalista flamenco Bart De Wever.

Los requerimientos de Washington llegan en un momento en el que varias capitales se enfrentan a unas cuentas públicas muy ajustadas. Algunos han reclamado a la Comisión Europea que en su nuevo plan de rearme incluya subvenciones, además de préstamos con deuda común —por primera vez se abre esa vía inédita para gasto militar— y margen fiscal para que los Estados miembros puedan endeudarse con defensa sin ser reprendidos.

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