La UE apuesta por negociar con Trump para evitar una guerra comercial, pero promete una “respuesta firme” si hay aranceles
Macron destaca en una reunión informal sobre defensa en Bruselas que Europa debe hacerse respetar
En una guerra comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea, todos pierden. Pero si Donald Trump la desata al imponer aranceles a los productos europeos, el club comunitario tomará represalias con una “respuesta firme”. Es la advertencia de los líderes de los 27 Estados de la Unión tras la enésima amenaza del presidente estadounidense, que el domingo afirmó que los gravámenes a bienes que llegan de la UE “definitiv...
En una guerra comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea, todos pierden. Pero si Donald Trump la desata al imponer aranceles a los productos europeos, el club comunitario tomará represalias con una “respuesta firme”. Es la advertencia de los líderes de los 27 Estados de la Unión tras la enésima amenaza del presidente estadounidense, que el domingo afirmó que los gravámenes a bienes que llegan de la UE “definitivamente ocurrirán”. Tras la escalada comercial, después pausada, que el republicano desató con Canadá y México, la Unión trata de jugar la carta de la negociación previa y ofrecerle algo. Trump no ha sido nada claro en su soflama —no ha dicho ni cuántos aranceles ni cuándo los impondrá—, y las esperanzas de cortar de raíz el problema antes de que surja son cada vez más frágiles, pero el pragmatismo impera y con el ejemplo de Canadá y México, que han negociado y obtenido una pausa de al menos 30 días en la imposición de tarifas, la Unión cree que puede haber opciones.
“Estamos preparados, tenemos que negociar con Trump, es uno de los temas más importantes hoy en día. No voy a empezar una guerra, quiero iniciar negociaciones”, ha remarcado el primer ministro finlandés, Petteri Orpo, a su llegada a una reunión de líderes en Bruselas para hablar sobre defensa y en la que la andanada de Trump lo sobrevuela todo. El de Orpo es el sentir general de la UE. “Si nos atacan en asuntos comerciales, Europa, como potencia que se considera como tal, tendrá que hacerse respetar y, por tanto, reaccionar”, ha lanzado el presidente francés, Emmanuel Macron. “Cuando se la ataca de forma injusta o arbitraria, la Unión Europea responderá con firmeza”, ha dicho por su parte la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una conferencia junto al presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, y el primer ministro polaco, Donald Tusk, que tiene este semestre la presidencia del Consejo de la UE.
En la misma línea ha abundado la primera ministra danesa, Mette Frederiksen. “Nunca he apoyado la idea de luchar contra los aliados, pero por supuesto que si Estados Unidos impone duros aranceles a Europa, necesitamos una respuesta colectiva y contundente”, ha dicho la líder socialdemócrata danesa.
El domingo, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, conversó por teléfono con el presidente del Consejo Europeo, António Costa, para hablar sobre los aranceles y los efectos de esa escalada que ya tiene consecuencias en todo el globo, como se ha visto este lunes de terremoto en los mercados, en los que el dólar se ha disparado. “No hay ganadores en las guerras comerciales. Si EE UU y la UE empiezan una guerra comercial, quien se va a reír será China”, ha advertido la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas.
Planes de contingencia
La UE ha empezado a afilar sus armas comerciales. Bruselas no quiere desvelar cuáles son esas represalias con las que contraatacará a los aranceles de Trump para no enfadar al aliado americano, apunta una veterana fuente diplomática. Un equipo de trabajo de la Comisión Europea analizó, con enorme discreción, durante meses los posibles escenarios del retorno de Trump a la Casa Blanca y de sus políticas, incluida la imposición de aranceles, y elaboró una serie de planes de contingencia para poder reaccionar.
La idea es determinar los productos y sectores para imponer aranceles en función de su impacto en ese momento en los mercados y elegir los de Estados gobernados por republicanos, en los que senadores y congresistas puedan presionar a Trump, dice una fuente conocedora de esos trabajos. Es la receta que se aplicó durante el primer mandato de Trump, cuando el presidente estadounidense impuso gravámenes al acero y el aluminio, la UE incrementó los aranceles a las motos Harley-Davidson, de Wisconsin, el zumo de naranja o el bourbon.
La prioridad, sin embargo, es negociar con Trump un acuerdo antes de que la sangre llegue al río. Una vía es, por ejemplo, la de firmar más acuerdos para que la UE aumente sus compras a Estados Unidos de gas natural licuado (GNL), como ya hizo en el tiempo de Trump 1.0. También hacer ver a Washington que la UE es un bloque aliado e incluir en el paquete el mantenimiento de contratos con la industria de defensa estadounidense. Todo en un momento en el que la Unión está tratando de avanzar hacia el rearme, de aumentar su gasto militar ―también Trump ha amenazado a quienes menos gastan— y busca fórmulas para pagar ese material de defensa.
La seguridad y la defensa europeas son los grandes temas de debate de los líderes europeos este lunes, en una reunión inédita en forma de “retiro”, en la que también participará puntualmente el primer ministro británico, Keir Starmer, y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte. La cuestión es de dónde sacar los fondos para pagar ese rearme y también dónde acudir. Mientras algunos abogan por abrir la mano a otros mercados, Macron, por ejemplo, remarca que hay que impulsar la industria europea.