El Parlamento alemán aprueba una moción contra la migración con los votos de la derecha y la extrema derecha

Scholz reprocha a su rival conservador, favorito en los sondeos, un “error imperdonable” por aceptar el apoyo de los extremistas de AfD en un texto para rechazar a demandantes de asilo. La votación pone patas arriba la campaña electoral

El líder del partido Demócrata Cristiano (CDU), Friedrich Merz, camina junto a Tino Chrupalla y Alice Weidel, colíderes del partido Alternativa para Alemania (AfD), el día de su discurso ante el Bundestag, en Berlín, este miércoles.Nadja Wohlleben (REUTERS)

El cordón sanitario es desde este miércoles algo más débil en Alemania. Y la campaña para las elecciones del 23 de febrero ha entrado en una nueva dimensión. El favorito en los sondeos, el democristiano Friedrich Merz, ha aceptado los votos del ...

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El cordón sanitario es desde este miércoles algo más débil en Alemania. Y la campaña para las elecciones del 23 de febrero ha entrado en una nueva dimensión. El favorito en los sondeos, el democristiano Friedrich Merz, ha aceptado los votos del partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD), en favor de una polémica moción para restringir severamente la entrada de demandantes de asilo. La moción, no vinculante, se ha aprobado con 348 a favor y 345 en contra. Otra moción fue rechazada. El canciller socialdemócrata, Olaf Scholz, ha acusado a Merz de cometer un “error imperdonable”.

La campaña se ha encendido con un debate bronco en el Bundestag que tocaba cuestiones esenciales para este país. Una es el derecho al asilo y la inmigración, en el centro de la campaña desde que la semana pasada un demandante de asilo afgano asesinó a un niño de dos años y a un adulto en la localidad bávara de Aschaffenburg. La otra cuestión es el principio, vigente hasta ahora y parte de la identidad democrática alemana, que impide aliarse —ni siquiera acercarse— a la extrema derecha.

Merz propuso rechazar la entrada en Alemania de los demandantes de asilo. Ante el Bundestag, el candidato de la Unión Democristiana/Unión Socialcristiana bávara (CDU/CSU) defendió el derecho de su formación a proponer leyes que consideren justas, aunque obtengan el apoyo de AfD, el partido de extrema derecha al que los sondeos electorales colocan en segunda posición.

La apuesta del líder conservador es arriesgada. Una jugada de póquer que puede realzar su condición de favorito al responder con contundencia a la inquietud sincera de muchos alemanes ante la sucesión de crímenes y atentados. La propuesta, que rompe definitivamente con las políticas de la canciller democristiana Angela Merkel, busca atraer a votantes de la extrema derecha.

Varios integrantes del partido AfD se toman un selfi, este miércoles.Nadja Wohlleben (REUTERS)

Al mismo tiempo, ha abierto un flanco para que la debilitada izquierda recobre aire y cuestione su apego a los consensos fundamentales de los demócratas alemanes. La iniciativa puede alimentar su imagen de líder impulsivo y muy conservador, una reputación que en Alemania arrastra desde hace décadas. Finalmente, corre el riesgo de que el beneficiario acabe siendo la extrema derecha, envalentonada por el apoyo que ha recibido del magnate trumpiano Elon Musk.

“Es un gran día para la democracia”, celebró en los pasillos del Bundestag, tras la votación, Alice Weidel, candidata de AfD. En su discurso, le dijo a Merz: “Su plan de cinco puntos, ¡nos lo ha copiado!”. Weidel describió el cordón sanitario que prohíbe cualquier acuerdo con su partido como “un cártel antidemocrático que niega la voluntad de los electores y excluye a millones de votantes”.

“Es un error grave. Es un error imperdonable”, dijo el socialdemócrata Scholz para calificar la propuesta de Merz, y su voluntad de aceptar los votos de AfD. La crítica del Partido Socialdemócrata (SPD) y Los Verdes es doble. Acusan a Merz de romper un “tabú” al aceptar por primera vez los votos de AfD y erosionar así el cortafuegos o cordón sanitario contra la extrema derecha. Avisan que lo que, tras las elecciones, podría suceder como en Austria, donde la extrema derecha y los democristianos negocian una coalición. Y consideran que sus propuestas son inconstitucionales y contrarias al derecho europeo, por lo que acabarán dañando la reputación internacional de Alemania.

“El derecho al asilo”, dijo el canciller, “es la respuesta inmediata a los horrores de la tiranía nacionalsocialista. Entonces eran los judíos alemanes y europeos a quienes se rechazaba hacia fronteras extranjeras. Esto, y esta es la lección de la Historia, no puede permitirse que vuelva a pasar”.

El canciller alemán, Olaf Scholz, este miércoles en el Bundestag, en Berlín. CLEMENS BILAN (EFE)

“Usted”, continuó mirando a Merz, “ha dicho que le resulta indiferente quién vote a favor de sus propuestas contrarias al derecho. Pero no resulta indiferente trabajar junto a los extremistas de derechas. ¡No en Alemania!”

El tono era tenso en el Bundestag, como si lo que estuviese en juego fuese algo más que los votos de dos mociones y de una propuesta de ley que los democristianos quieren someter a voto el viernes. Algunos hablaban de un debate sobre la “cultura política” alemana. Pero también era un momento clave de la campaña, quizá el decisivo. Scholz, tercero en los sondeos y sin una fórmula para remontar, ha visto que la oposición le había ofrecido en bandeja su oportunidad. Y la aprovecha. En el Bundestag, puso a Merz a la defensiva.

La más polémica de las propuestas de la CDU/CSU es la que prevé rechazar la entrada a Alemania o expulsar “sin excepción” a todos los extranjeros que entren en este país sin permiso. La medida afecta a quienes lleguen para pedir asilo.

“¿Qué debe ocurrir todavía en Alemania, antes de que usted también sea de la opinión de que afrontamos una amenaza a la seguridad y el orden públicos?”, respondió Merz tras enumerar los ataques y atentados cometidos en los últimos meses por inmigrantes y demandantes de asilo. “¿Cuántas personas más deben ser asesinadas?”

En noviembre, el propio Merz rechazó la posibilidad de “mayorías casuales” con la extrema derecha. Se refería exactamente a lo que sucedió este miércoles. Que, sin pedirlo la CDU/CSU, una propuesta de este partido obtenga los votos de AfD. La moción adoptada obtuvo la mayoría, con apoyo de los liberales también. Pero que la satisfacción no era plena —o que la escena era algo vergonzante para el partido de Adenauer, Kohl y Merkel— se vio cuando, al anunciarse el resultado, solo aplaudieron los diputados de extrema derecha. Ningún democristiano lo celebró.

Merz, que lleva semanas reafirmando su negativa a cualquier acuerdo con AfD, niega que esté rompiendo el cordón sanitario. Sostiene que, si recibe los votos de la extrema derecha, es a su pesar. El veto a negociar con este partido sigue vigente.

El texto de la moción más polémica, la que se adoptó, dice claramente que “AfD es un adversario” y justifica el plan migratorio para evitar que ese partido se apropie en exclusiva del tema. Merz cree que así se les derrotará. “La democracia está en peligro cuando los radicales llegan al poder”, dijo. “Por eso lo haré todo para impedirlo”.

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