Los talibanes prohíben a las mujeres de Afganistán estudiar medicina

Human Rights Watch denuncia que las pacientes se verán obligadas a prescindir de la atención sanitaria porque un decreto anterior también impide que sean atendidas por profesionales masculinos

Una mujer observa cómo una enfermera pesa a su hijo para detectar desnutrición en la Clínica de Salud Baghnazargah de Herat, oeste de Afganistán, el 31 de mayo de 2023The Washington Post (The Washington Post via Getty Images)

Ninguna mujer en Afganistán podrá formarse desde ahora como médica, odontóloga, enfermera o investigadora en las áreas de la salud. Maulaui Hibatullah Ajundzada, el líder supremo del movimiento fundamentalista talibán, que gobierna el país desde 2021, aprobó el pasado lunes un decreto que se suma a otro anterior que ya prohíbe que las mujeres sean tratadas por profesionales médicos masculinos en algunas provincias del país. En la práctica, esta decisión obliga a las muje...

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Ninguna mujer en Afganistán podrá formarse desde ahora como médica, odontóloga, enfermera o investigadora en las áreas de la salud. Maulaui Hibatullah Ajundzada, el líder supremo del movimiento fundamentalista talibán, que gobierna el país desde 2021, aprobó el pasado lunes un decreto que se suma a otro anterior que ya prohíbe que las mujeres sean tratadas por profesionales médicos masculinos en algunas provincias del país. En la práctica, esta decisión obliga a las mujeres a “prescindir de la atención sanitaria, ya que no habrá trabajadoras femeninas para tratarlas”, ha denunciado Human Rights Watch (HRW).

El nuevo decreto fue anunciado por Abdul Ghani Baradar, el líder político del grupo, tras una reunión en el Ministerio de Salud Pública en Kabul, según han confirmado fuentes de esa entidad a la BBC. A comienzos de este año, la ONG hizo público un informe de 38 páginas en el cual aseguró que la “drástica reducción del apoyo financiero y técnico (…) ha perjudicado gravemente al sistema de salud del país”. Al tiempo, muchos profesionales de la salud “abandonaron el país o renunciaron a sus trabajos” tras la caída del Gobierno proestadounidense de Ashraf Ghani.

Ya antes de la llegada de los fundamentalistas al poder, en 2021, la atención en salud del país asiático dependía por completo del apoyo internacional y de los recursos de los propios afganos: de los 2.800 millones de dólares invertidos en salud en 2019, el 20% fue aportado por grandes donantes (Banco Mundial, USAID y la UE principalmente), el 3% por el Estado y el 77% fue pagado por los ciudadanos. Antes de su derrocamiento, el Gobierno de Ghani tampoco hizo las inversiones necesarias para garantizar la sostenibilidad del sistema de salud pública y, debido a la corrupción, “varias clínicas construidas con dinero de donantes en algunos distritos estaban vacías: clínicas fantasma sin personal”, subraya el informe de HRW.

Las organizaciones de ayuda humanitaria han asumido parte de la atención sanitaria de los 40 millones de afganos, pero medidas como la adoptada este lunes por Ajundzada agravan una situación en la cual las ONG ya enfrentan la escasez de medicamentos y equipos de atención médica. En cuanto a la prohibición de que las mujeres sean atendidas por profesionales de la salud masculinos en algunas provincias, HRW ha señalado que existe “falta de claridad sobre estas reglas y el hecho de que pueden diferir según la ubicación”. Tras adoptar esta decisión, los talibanes han convocado a los directores de las instituciones médicas privadas para informarles de que ya no podrán enseñar más a las estudiantes.

El cerco que los talibanes han impuesto a las afganas se ha estrechado desde que —en septiembre de 2021— los fundamentalistas prohibieron a las niñas asistir a la escuela secundaria después del sexto grado. En diciembre de 2022, se vetó su acceso a la educación superior. Las defensoras de los derechos de las mujeres han “enfrentado graves represalias” por parte de los talibanes, con agresiones físicas, detenciones arbitrarias, tortura, violencia sexual y desaparición forzada, denuncia HRW. De acuerdo con la ONG, este régimen “ha impuesto normas que violan sistemáticamente los derechos de las mujeres y las niñas en la mayoría de los aspectos de sus vidas”, hasta el punto que “ni siquiera pueden ir a un gimnasio o caminar por un parque”, ha asegurado Sahar Fetrat, experta en derechos de las mujeres de HRW.

La directora ejecutiva de Unicef, Catherine Russell, ha lamentado la nueva decisión de los talibanes: “esta prohibición limitaría aún más la capacidad de las mujeres para contribuir a la sociedad y tendría consecuencias para la salud del pueblo afgano”, aseguró el miércoles en su cuenta de X. Por su parte, el encargado de negocios del Reino Unido en Afganistán, Robert C. Dickson, calificó las informaciones como “otra afrenta al derecho de las mujeres a la educación”. La Unión Europea también rechazó la medida en un comunicado, en el que ha subrayado que la decisión es “un ataque injustificable al acceso de las mujeres a la educación”. Las autoridades talibanas no han confirmado la medida a la prensa, subrayan Radio Free Europe y la BBC.

Varias estudiantes de disciplinas médicas han asegurado a la radio pública estadounidense NPR que esta semana no se les permitió asistir a clases. La emisora resalta que, en febrero de este año, las mujeres habían podido acceder a cursos de enfermería y obstetricia gracias a una “importante laguna jurídica”, vinculada con la prohibición de la atención médica de las mujeres por parte de los profesionales de la salud masculinos. Esa puerta —una más de las que quedaban abiertas para las mujeres afganas— se ha cerrado de un portazo.

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