El dilema entre la ejemplaridad y el amor de padre: por qué Biden ha indultado a su hijo Hunter
La medida de gracia blinda al vástago del mandatario estadounidense frente a la persecución por otros posibles delitos desde 2014
“Espero que los estadounidenses comprendan por qué un padre y un presidente ha tomado esta decisión”. Con esa frase acababa el comunicado con el que el mandatario de Estados Unidos, Joe Biden, anunciaba el indulto a su hijo Hunter. El amor de padre se ha impuesto a la ejemplaridad como presidente con una medida de gracia que dinamita todo el mensaje de Biden de que “nadie está por encima de la ley” ...
“Espero que los estadounidenses comprendan por qué un padre y un presidente ha tomado esta decisión”. Con esa frase acababa el comunicado con el que el mandatario de Estados Unidos, Joe Biden, anunciaba el indulto a su hijo Hunter. El amor de padre se ha impuesto a la ejemplaridad como presidente con una medida de gracia que dinamita todo el mensaje de Biden de que “nadie está por encima de la ley” y de que las actuaciones del Departamento de Justicia y los tribunales no han estado politizadas durante su mandato. Para indignación ―o más bien regocijo― de los republicanos, ha acabado haciendo lo que tantas veces negó que haría.
Los estadounidenses acaban de elegir presidente a un líder que es cualquier cosa menos ejemplar. Los votantes han ignorado escándalos financieros, sexuales, políticos y penales de Donald Trump que habrían acabado con las posibilidades de cualquier otro candidato. A Biden se le planteaba la disyuntiva de seguir predicando con el ejemplo, arriesgándose a que su hijo fuese a la cárcel, o tragarse sus palabras para salvarlo. Ha elegido esto último.
Biden ni siquiera ha esperado a conocer cuáles eran las condenas que los jueces imponían a Hunter, que debían conocerse este mes. El presidente no solo le ha indultado por los tres delitos relacionados con la compra y posesión ilegal de un arma de fuego por los que un jurado le declaró culpable y los nueve delitos de fraude fiscal en los que él mismo admitió los cargos. El perdón presidencial se extiende a todos los actos delictivos que haya podido cometer desde el 1 de enero de 2014 hasta el 1 de diciembre de 2024, un periodo de casi 11 años.
Con ese indulto tan amplio, el presidente saliente blinda a su hijo de cualquier persecución judicial a que pudiera ser sometido durante el mandato de Trump por los hechos de esos años. El presidente electo hizo campaña prometiendo revancha por sus propias imputaciones judiciales y ha propuesto para fiscal general a Pam Bondi, y para director del FBI a Kash Patel, leales perros de presa adecuados para ese propósito.
James Comer, uno de los republicanos que ha encabezado las investigaciones del Congreso sobre la familia de Biden, tratando sin éxito de conectarlas con el propio presidente, criticó el indulto y dijo que las pruebas contra Hunter eran “solo la punta del iceberg”. “Es lamentable que, en lugar de confesar sus décadas de fechorías, el presidente Biden y su familia sigan haciendo todo lo posible para evitar rendir cuentas”, tuiteó el congresista.
Trump reaccionó en su red social, Truth, con un breve mensaje: “¿Incluye el indulto concedido por Joe a Hunter a los rehenes del J-6, encarcelados desde hace años? ¡Menudo abuso e injusticia!”. Su mensaje sugiere una vez más que cuando asuma el cargo indultará a los condenados por el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021. En sus últimas semanas en el cargo, Trump indultó a su consuegro Charles Kushner, al que acaba de elegir para ser embajador en Francia. Sus propios casos penales van a quedar como mínimo aparcados ante su elección como presidente.
Tanto con las imputaciones a Trump como con las actuaciones judiciales contra su propio hijo, Biden había asumido el discurso de que “nadie está por encima de la ley”. El fiscal general, Merrick Garland, dio poderes de fiscal especial al encargado de investigar los casos contra Hunter Biden, que además era un fiscal nombrado por los republicanos. Ese intento de demostrar una independencia exquisita en el Departamento de Justicia no dio a los demócratas ningún rédito político. El discurso de Trump y sus aliados de que el expresidente era objeto de una persecución política, una “caza de brujas”, como lo denominaba, acabó por convencer más a los votantes. Ahora, de algún modo, el propio Biden asume la tesis de la politización de la justicia.
“Han tratado de quebrarme”
“Creo en el sistema de justicia, pero a medida que he lidiado con esto, también creo que la política descarnada ha infectado este proceso y ha llevado a un error judicial”, sostenía Biden en su comunicado, lanzado el domingo, al final del puente de Acción de Gracias y justo antes de emprender un viaje oficial de tres días a Angola. “Ninguna persona razonable que analice los hechos de los casos de Hunter puede llegar a otra conclusión que no sea que Hunter fue señalado solo porque es mi hijo, y eso es un error. Ha habido un esfuerzo por quebrar a Hunter, que ha estado cinco años y medio sobrio, incluso ante los ataques implacables y la persecución selectiva. Al tratar de quebrar a Hunter, han tratado de quebrarme a mí, y no hay razón para creer que esto se detendrá aquí. Ya basta”, afirmó el presidente.
Hunter Biden fue declarado culpable en junio por un jurado de tres delitos por la compra y posesión de un arma de fuego cuando era drogadicto. Compró un revólver Colt Cobra el 12 de octubre de 2018 en una armería de las afueras de Wilmington (Delaware) y mintió en un formulario al negar ser consumidor ilegal o adicto a las drogas. Luego, mantuvo esa arma en su poder durante 11 días. Sus delitos fueron: declaración falsa al comprar la pistola; declaración falsa en los documentos a mantener en los archivos del vendedor del arma y posesión ilegal de un arma de fuego. Las penas máximas que les correspondían eran de hasta 10 años por el primer delito, 5 por el segundo y otros 10 por el tercero, junto a multas de hasta 250.000 dólares por cada uno de ellos y hasta tres años de libertad vigilada. “Acato la decisión del jurado. Lo haré y no lo indultaré”, dijo el presidente tras conocer el veredicto. La sentencia estaba prevista para el 12 de diciembre.
Además, en septiembre, Hunter Biden se declaró culpable en el caso contra él en California por nueve delitos fiscales y la evasión de 1,4 millones de dólares en impuestos. Los delitos le podrían generar una sentencia máxima de 17 años de prisión y el pago de una multa de entre 500.000 y un millón de dólares. La sentencia estaba agendada para el 16 de diciembre.
La tesis del presidente es que sin factores agravantes, casi nunca se lleva a juicio a personas acusadas de delitos graves únicamente por cómo rellenaron un formulario de compra de armas y que quienes se retrasan en el pago de sus impuestos debido a adicciones graves, pero los pagan posteriormente con intereses y multas, suelen recibir castigos no penales. “Está claro que a Hunter se le trató de forma diferente”, afirma Joe Biden.
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