Alertas de móvil, refugios abiertos, botellas de agua... Israel da instrucciones a la espera de la represalia iraní

Haifa, tercera ciudad del país y con un puerto estratégico, vive con más resignación que miedo su cercanía a Líbano en un momento de máxima tensión en Oriente Próximo

El aparcamiento del hospital Rambam de Haifa reconvertido en centro de cuidado de emergencias, este domingo.Anadolu (Anadolu via Getty Images)

Hace 10 años, el mando de la retaguardia del ejército israelí —encargado de dar instrucciones a la población civil en caso de guerra o catástrofe natural, a raíz de los misiles que el líder iraquí, Sadam Husein, lanzó contra el país en la Guerra del Golfo— acordó crear un sistema para enviar alertas a los teléfonos móviles en una zona, sin necesidad de tener descargada su aplicación o contar con cobertura, como en otros países. Este domingo, por fin, la ha activado en modo de pruebas, con el ...

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Hace 10 años, el mando de la retaguardia del ejército israelí —encargado de dar instrucciones a la población civil en caso de guerra o catástrofe natural, a raíz de los misiles que el líder iraquí, Sadam Husein, lanzó contra el país en la Guerra del Golfo— acordó crear un sistema para enviar alertas a los teléfonos móviles en una zona, sin necesidad de tener descargada su aplicación o contar con cobertura, como en otros países. Este domingo, por fin, la ha activado en modo de pruebas, con el país en máxima tensión ante la represalia, anunciada por Irán y sus aliados, al doble asesinato de la semana pasada: del número dos de la milicia libanesa Hezbolá, Fuad Shukr, en su feudo de Beirut y del líder de Hamás, Ismail Haniya, en pleno Teherán. Israel solo reconoce el primero; pero muy pocos dudan de su autoría en el segundo.

El sistema, que no sustituirá a la aplicación que los israelíes (sobre todo en las zonas cercanas a Gaza, Líbano o Siria) usan para recibir avisos de la llegada de cohetes y drones, es uno de los preparativos del “monotema” (junto con el medallero olímpico nacional) en que la calle y los medios de comunicación israelíes han convertido la represalia. “Kulanu mejakim” (Todos esperamos) es una de las frases en hebreo que más se escuchan desde el fin de semana, mientras en los grupos de WhatsApp, las conversaciones y los micrófonos abiertos en la radio cunde el enfado por la falta de información. El ejército mientras pide calma a la población.

El sábado, la Guardia Revolucionaría de Irán señaló que la respuesta será “severa y en el momento, lugar y forma apropiados”. Este lunes, y en medio de esfuerzos contra reloj para impedir lo que parece inevitable, el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Nasser Kanaani, señaló que desea “estabilidad” en la región, no una guerra abierta, pero esta “solo llegará castigando al agresor y creando disuasión frente al aventurismo del régimen sionista”, en referencia a Israel.

Los servicios de inteligencia de Israel y Estados Unidos consideran que el ataque será inminente, aunque Teherán puede jugar justo con el impacto social y económico de la incertidumbre y alargar la espera. En el Estado judío se ha instalado la asunción de que será en las próximas 48 horas y, por ello, Mijal y Raymonde, compañeras de trabajo que viven en Modiín, una ciudad entre Jerusalén y Tel Aviv, charlan a apenas decenas de metros de su hotel, en la famosa Colonia Alemana de la ciudad de Haifa, a 40 kilómetros de Líbano. Han venido en un viaje que organizó su empresa hace tiempo y ha decidido mantener. “Mi hijo me llamó hace una hora. Me dijo: ‘mamá, estate atenta esta noche, no te alejes mucho del hotel...’. Hay mucho que ver en Haifa, pero míranos aquí a las dos... no nos atrevemos a alejarnos del hotel”, señala Raymonde.

Lo que peor lleva Mijal es no pisar tierra firme. En su casa en Modiín, cuenta, tiene una caja en la denominada “habitación segura” con un transistor, una linterna y bidones de cinco litros de agua mineral. “Aquí, si pasa algo, ni siquiera sabría muy bien adónde ir, ni cómo reaccionar”, lamenta.

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Muchas aerolíneas han cancelado sus rutas hacia Tel Aviv y Beirut, entre ellas Iberia y Air Europa. Creen que durará unos días y que participarán a la vez aliados como Hezbolá, los hutíes de Yemen o las milicias amigas en Irak y Siria. También que se centrará en las bases militares y puntos estratégicos del norte, aunque sin descartar Tel Aviv, por el equilibrio simbólico en la disuasión, tras los ataques en Teherán y Beirut. Washington ha reforzado su presencia militar en la región y ha pedido que no haya “dudas” sobre su papel del lado israelí en caso de ataque.

La tercera ciudad del país, Haifa, tiene todo para morderse las uñas, aunque sus habitantes parecen más resignados que nerviosos. No solo por su cercanía a Líbano, haber sido objetivo en la guerra de 2006 entre Israel y Hezbolá y venir apareciendo en los discursos del líder de Hezbolá, Hasan Nasralá, sino también por albergar el puerto más importante del país. El pasado junio, Hezbolá dio un golpe de efecto al difundir imágenes del estratégico lugar. Las captó uno de sus drones, que logró cruzar y regresar, sin ser derribado. Todo un mensaje: igual que podemos enviar un dron para grabar, podemos enviar otro con explosivos. El alcalde, Yona Yahav, admitió el mes pasado que preveía que la población (unas 280.000 personas) tendría que permanecer “al menos cuatro días seguidos” en refugios antiaéreos y aparcamientos.

La cercanía del puerto, que marca la personalidad de la ciudad, al restaurante de comida asiática al que acude para recoger las bolsas que entrega a domicilio es una de las cosas que más preocupa a Mustafa, de 26 años. Entre envío y envío, comprueba en su móvil que la aplicación de la retaguardia. Admite que sigue trabajando porque necesita el dinero, pero está “inquieto” y lleva días “pendiente de las noticias”. “Aquí hay muchos objetivos. Todos andamos a la espera de la respuesta. Mira la calle. No hay nadie. Esta ciudad tan viva está muerta. Es el momento más difícil, más flojo [de clientes] desde octubre” de 2023, cuando empezó la guerra y un creciente intercambio de fuego entre Israel y Hezbolá del que Haifa ha permanecido casi al margen.

Otros, como Ismail Ushari, lo viven con más tranquilidad. “Tengo algo de miedo por mis sobrinos, que andan por la calle. Yo tengo 53 años, ya he vivido mucho”. Luego señala una grúa del puerto, a apenas cientos de metros, e insiste: “Está muy cerca, pero creo que si atacan, solo van a hacerlo contra bases militares. No querrán explotar siquiera el puerto. ¿Sabes por qué? Porque si lo hacen, les explotan enseguida el de Beirut”.

El Ayuntamiento de la ciudad ha instalado puertas que se pueden abrir con control remoto en los 110 refugios públicos, en cuyo reparto por barrios la minoría palestina (en torno a un 15% de la población de la ciudad) se siente discriminada. Lo hizo poco después del 8 de octubre de 2023, cuando Hezbolá lanzó su primer cohete contra Israel, por efecto contagio del ataque masivo de Hamás y los primeros bombardeos aéreos de Israel en Gaza. Rambam, el principal hospital de la zona, ha convertido parte del aparcamiento subterráneo en una unidad de emergencias en la que pueda desplegar más de 2.000 camas en 72 horas.

Un documento que el ejército ha hecho llegar a los alcaldes del norte del país habla de la posibilidad de tres días de cortes de electricidad en algunas localidades, caídas en el suministro de agua, de la red móvil hasta 24 horas y de la telefonía fija de hasta ocho.

Escasez de agua en los supermercados

Por eso, en los supermercados, los lineales para las botellas de agua de litro y medio lucen vacíos. Los más previsores arramblaron con ellas hace días, junto con linternas, baterías eléctricas o comida en lata. O ya en abril, cuando otro anuncio de represalia iraní ―esta por el asesinato de siete miembros de la Guardia Revolucionaria en un edificio consular iraní en Damasco― llevó a muchos a hacer acopio, por lo que pudiera pasar. Lo que pasó fue más simbólico para los libros de historia de Oriente Próximo (el primer ataque de Irán desde su territorio a Israel desde su creación en 1948, con unos 300 misiles y drones) que peligroso, ya que había avisado del ataque y prácticamente lo fue retransmitiendo. Israel y sus aliados Estados Unidos, el Reino Unido, Jordania y Francia interceptaron el 99% de los proyectiles.

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