Las muertes de migrantes y las llegadas de irregulares alcanzaron en la UE un nuevo máximo en 2023
La Organización Internacional para las Migraciones alerta de una emergencia humanitaria por el elevado número de víctimas. Al menos 3.863 personas pierden la vida al intentar cruzar una frontera europea
Para la Unión Europea, 2023 ha sido el año del blindaje. El año en que se han sellado aún más las fronteras y se han aprobado políticas para facilitar la deportación de quienes lograron sortear la fortaleza Europa con el objetivo de reducir las entradas irregulares de migrantes. Pero estas medidas aún no dan los frutos esperados: al menos 281.431 personas accedieron de manera clandestina a la UE en los últimos 12 meses, un 48% más que el año anterior, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)...
Para la Unión Europea, 2023 ha sido el año del blindaje. El año en que se han sellado aún más las fronteras y se han aprobado políticas para facilitar la deportación de quienes lograron sortear la fortaleza Europa con el objetivo de reducir las entradas irregulares de migrantes. Pero estas medidas aún no dan los frutos esperados: al menos 281.431 personas accedieron de manera clandestina a la UE en los últimos 12 meses, un 48% más que el año anterior, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) a 31 de diciembre.
El principal punto de acceso ha sido Italia, con un 57% de todas las llegadas. Al menos 3.863 personas perecieron en el intento de cruzar alguna linde europea, según la misma organización, que se basa en testimonios de supervivientes y familiares para hacer sus cálculos.
El dato final de 2023 es el más alto registrado desde la crisis de 2015, pero sin acercarse, pues ese año más de un millón de personas entraron irregularmente en lo que fue el mayor desplazamiento humano hacia territorio europeo desde la II Guerra Mundial. Flavio Di Giacomo, portavoz de la oficina de coordinación para el Mediterráneo de la OIM, no cree que se trate de una “emergencia migratoria”, como alertan ciertos medios de comunicación y políticos europeos. “En Italia, incluso, el aumento no es preocupante porque hemos visto estos números en el pasado y no fueron considerados como una emergencia. Suponen el 0,26% de la población italiana y el 0,03% de la de la UE”, contextualiza. “Es una visión muy eurocéntrica, porque el 85% de la migración africana se produce dentro de la propia África”, añade.
La UE concede anualmente alrededor de tres millones de diferentes permisos de estancia, por lo que los migrantes que acceden sin papeles representan solo alrededor del 8% de los extranjeros que llegan cada año.
A esta cifra de ciudadanos no comunitarios hay que sumar, además, los 4,3 millones de beneficiarios de protección temporal que huyeron de Ucrania tras la invasión a gran escala de Rusia en 2022. “Cuando empezó la guerra, seis millones de ucranios llegaron en tres meses y nadie dijo que eso fuera una emergencia migratoria; al contrario, Europa respondió de manera muy eficiente”, recuerda Di Giacomo.
El grueso de las llegadas a la UE se produce a través del mar, principalmente por el Mediterráneo en todos sus frentes: occidental, hacia la península ibérica; oriental, hacia Grecia, y central, hacia Italia. 252.942 personas consiguieron alcanzar las costas europeas después de peligrosos viajes en embarcaciones de metal o madera. Las restantes 28.489 entraron por tierra.
Uno de los últimos en unirse al recuento de recién llegados fue Hamza. Originario de Daraa, donde prendió la revolución siria, este graduado en Sociología de 25 años confió 4.500 euros a un traficante libio para subir a una barcaza. En la madrugada del 29 de diciembre envío un mensaje a un familiar en España para informarle de que había sido llevado junto a otro centenar de personas a una playa y que parecía que esta vez sí que embarcaba.
Al día siguiente, ese pariente se puso en contacto con distintas ONG dedicadas al salvamento en el mar, pero nadie se encontraba cerca de la zona por donde supuestamente podría pasar el buque, porque estaban muy lejos, o fuera de servicio, o transportando a otros rescatados. “La única posibilidad que tienen es que el mar va a estar bien esta noche”, comentaba un experimentado capitán de una ONG que estaba fuera de servicio. Tras más de 24 horas sin cobertura, Hamza envió un mensaje a su familiar: “Hola cariño, ¿cómo estás? Yo he llegado a Lampedusa a las 12 de la noche, gracias a Alá”.
Como Hamza, en 2023, Italia fue el país de la región que más migrantes irregulares recibió a pesar de las promesas de la primera ministra, la ultraderechista Giorgia Meloni, para frenar las entradas: recibió al menos 157.652 personas, un 50% más que el año pasado y el 57% de todas las llegadas de la UE. Casi todas procedían de Túnez, que por primera vez desbancó a Libia y se convirtió en la ruta más transitada pese a la firma el pasado julio del Acuerdo de Entendimiento entre la Comisión Europea y el presidente Kais Said.
España ha sido el segundo país europeo donde más se han incrementado las llegadas en 2023 y también el segundo que ha visto una mayor subida con respecto al año anterior.
Grecia es el tercer país de la Unión con más entradas: 48.563, pero es el que ha registrado un porcentaje mayor de subida: un 145% más, o casi el triple que el año anterior. De los recién llegados, la inmensa mayoría (casi 42.000) accedió en precarias embarcaciones desde las costas de Turquía a las islas de Lesbos, Samos, Kos y Rodas, principalmente. Otros 7.000 migrantes penetraron el país por vía terrestre, una cantidad similar a la de años anteriores.
Europa, el mayor cementerio del mundo
Cruzar una frontera europea sin papeles no es fácil: 3.863 personas murieron o desaparecieron cuando lo intentaban, otra cifra récord. Se suman a un total estimado de 28.000 personas muertas o desaparecidas desde 2014, cuando comenzaron los registros de la OIM, que han convertido al continente europeo en el lugar más mortal del planeta para quienes intentan penetrar en él desde la clandestinidad.
El Mediterráneo continúa siendo el mayor cementerio marítimo del mundo: bajo sus aguas han quedado 2.797 personas, el 72% de los desaparecidos este año, y más de 28.000 de las víctimas registradas en la última década. “Si bien no es correcto hablar de emergencia migratoria, sí lo es hablar de emergencia humanitaria”, señala Di Giacomo. El experto apuesta a que el número de muertos es bastante mayor debido a la dificultad de documentar los naufragios y a que la mayoría de cadáveres nunca son encontrados. Sin embargo, la ONG Caminando Fronteras maneja cifras menos conservadoras y eleva a 6.618 los muertos o desaparecidos solo en las rutas hacia España, principalmente a Canarias (6.007), cuando la OIM cifra en 914 los fallecidos en esa travesía. Y al menos han registrado 152 en otros límites europeos, como el Canal de la Mancha, los Balcanes Occidentales o la de Bielorrusia con la UE.
Aunque casi todas las muertes se producen en la ruta entre Túnez y Libia hacia Italia, el evento más grave se produjo en aguas griegas, en el mar Jónico. Fue el naufragio del buque Adriana, que zarpó de Libia el 13 de junio, sucumbió con todo el pasaje a bordo. La cifra oficial de víctimas es de 596, sobre todo mujeres y niños. Antes, el 26 de febrero, tuvo lugar otro hundimiento en la costa de Cutro, al noreste de Italia, en el que al menos 94 personas se ahogaron.
Rutas alternativas y fronteras selladas
La ruta de los Balcanes Occidentales ha estado menos transitada en 2023, con 161.592 cruces fronterizos irregulares, un 19% menos que en 2022. No obstante, la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) calcula que el número de personas varadas en la región ronda los 8.400.
El flanco oriental de la UE es uno de los más blindados del mundo desde la crisis migratoria de 2021, cuando el presidente bielorruso, Aleksandr Lukashenko, fue acusado de organizar el traslado de refugiados y migrantes hacia Lituania, Letonia y Polonia como respuesta a las sanciones impuestas por la UE. En 2023, las autoridades fronterizas polacas frustraron 26.000 intentos de entrada; Letonia,13.000 y Lituania, otros 2.500. Estos tres países han adoptado fuertes medidas restrictivas: han cerrado sus fronteras, han levantado más kilómetros de vallas, han desplegado al ejército o han legalizado las devoluciones en caliente.
Más solicitantes de asilo que nunca
Los 27 países de la UE, más Noruega y Suiza, recibieron hasta octubre de 2023 unas 973.000 solicitudes de asilo, la cifra más alta desde la crisis de refugiados de 2015 y 2016. La directora de la Agencia de Asilo de la UE afirmó el 26 de diciembre que la cifra superará “con creces el millón”. La tasa de reconocimiento se situaba en el 49%, lo que significa que algo menos de uno de cada dos solicitantes recibió una forma de protección regulada por la UE. Los sirios siguen presentando con diferencia el mayor número de demandantes, y Alemania es el primer destino.
En cuanto a las expulsiones, la Agencia Europea de Asilo calcula que hay cerca de un millón de decisiones pendientes. La UE emitió más de 325.000 órdenes de deportación, pero ejecutó alrededor de 80.0000, apenas un 24%. Este porcentaje tan bajo contrasta con la intención de los 27 de reforzar los retornos mediante la colaboración con los países de origen, en una estrategia operativa planteada hace ya un año por la comisaria de Interior, Ylva Johansson, y también uno de los untos más importantes del Pacto de Migración y Asilo aprobado el pasado diciembre.
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