Trump usa las donaciones políticas para pagar decenas de millones en minutas de abogados

Las finanzas de los comités políticos del presidente se resienten por los elevados costes de su defensa en los múltiples frentes judiciales

El expresidente Donald Trump lanza gorras con su autógrafo a sus seguidores, en una imagen del pasado domingo en Bedminster, Nueva Jersey.Seth Wenig (LaPresse / ap)

Donald Trump bombardea a sus seguidores con correos electrónicos. En uno enviado el viernes acusaba a la fiscal Fani Willis, que ha provocado su cuarta imputación esta semana, de perseguirle para ganar popularidad y recaudar dinero en su campaña de reelección como fiscal. Curiosamente, justo después de esas críticas, al final de ese mismo mensaje, el propio Trump pasaba la gorra. Su correo incluía múltiples enlaces para recibir aportaciones, sugiriendo cantidades desde 1 hasta 250 dólares. El multimillonario expresidente está usando el d...

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Donald Trump bombardea a sus seguidores con correos electrónicos. En uno enviado el viernes acusaba a la fiscal Fani Willis, que ha provocado su cuarta imputación esta semana, de perseguirle para ganar popularidad y recaudar dinero en su campaña de reelección como fiscal. Curiosamente, justo después de esas críticas, al final de ese mismo mensaje, el propio Trump pasaba la gorra. Su correo incluía múltiples enlaces para recibir aportaciones, sugiriendo cantidades desde 1 hasta 250 dólares. El multimillonario expresidente está usando el dinero que ha ido recibiendo de los ciudadanos como donaciones políticas para pagar decenas de millones de dólares en costear sus gastos legales, según los documentos que han registrado ante las autoridades electorales.

La práctica de Trump fue objeto de atención de los miembros de la comisión de la Cámara de Representantes que investigaron el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. Su tesis era que el expresidente pidió dinero a pequeños donantes para combatir un supuesto pucherazo electoral que sabía que era un bulo y que, por tanto, podía constituir un fraude, más aún teniendo en cuenta que el dinero no se usó para los fines prometidos. La apelación a un supuesto amaño electoral era una “táctica de marketing”, según admitió ante la comisión el jefe de publicidad digital de su campaña. “No fue solo la Gran Mentira, sino también la Gran Estafa”, dijo la representante Zoe Lofgren, miembro de la comisión.

El fiscal especial Jack Smith, que ha acusado a Trump de cuatro delitos federales por su intento de subvertir el resultado electoral, investigó también el origen y destino del dinero y los mensajes empleados para captar fondos, pero finalmente no incluyó en su pliego de cargos ninguna acusación al respecto. Cabe deducir que aunque la conducta de Trump fuera éticamente cuestionable y se situase al filo de la legalidad, no ha podido armar un caso sólido sobre fraude en las donaciones para llevar ante un jurado, al menos de momento.

La negativa de Trump a admitir la derrota en las elecciones presidenciales de 2020 frente a Joe Biden se convirtió muy rápidamente en un gran negocio. Con el reclamo de que necesitaba dinero para demostrar un supuesto fraude electoral, los votantes republicanos que ansiaban su reelección le entregaron decenas de millones de dólares en las semanas posteriores a la votación. Trump mantuvo el bulo y siguió haciendo caja.

El candidato derrotado fundó un comité de acción política (PAC) para recibir el dinero, llamado Save America, que ha recaudado más de 150 millones de dólares (138 millones de euros) desde entonces. Es del tipo “PAC de liderazgo”, con el que hay más manga ancha para el uso de sus fondos, que no han de destinarse necesariamente a gastos electorales. Ese resquicio legal es el que hace difícil procesar a Trump por desviar los fondos a sus fines personales.

Trump usó parte de ese dinero para apoyar a algunos de sus candidatos preferidos en las elecciones de mitad de mandato de noviembre pasado, pero también para hacer frente a sus problemas judiciales. Un análisis de los informes registrados ante la autoridad electoral citado por AP señala que los comités políticos de Trump han pagado desde 2021 al menos 59 millones de dólares a más de 100 abogados y bufetes. Otros medios sitúan la cifra en el entorno de los 40 millones.

En todo caso, la factura seguirá subiendo. El expresidente afronta cuatro complejas imputaciones penales y varios casos civiles, muchos de ellos en sus inicios. Los comités de Trump han costeado la defensa y asesoramiento legal de varios coimputados y testigos de los casos abiertos, lo que también plantea dudas sobre los posibles conflictos de intereses.

El expresidente ha utilizado sus sucesivas imputaciones para acelerar su campaña de captación de fondos. Con la primera comparecencia ante un tribunal de Nueva York las donaciones se dispararon. Unos 120.000 simpatizantes aflojaron cuatro millones de dólares en 24 horas. También repuntaron después de la imputación por los papeles clasificados de Mar-a-Lago. No hay datos aún de lo ocurrido tras las dos imputaciones del último mes.

Con todo, las finanzas electorales de Trump empiezan a resentirse con tanto gasto legal. El expresidente cuenta con un comité conjunto de captación de fondos, el citado PAC Save America, el comité oficial de campaña (Donald J. Trump for president 2024, Inc) y el Super PAC Make America Great Again Inc, que tienen menos limitaciones de captación de fondos. Según un análisis de los datos aportados a la Comisión Electoral Federal por esas entidades realizado por EL PAÍS, la posición de caja conjunta ha pasado de 79,1 millones de dólares a cierre de 2022 a 62,6 millones a finales del primer semestre. La campaña de Trump gasta más de lo que ingresa.

En realidad, por ahora el expresidente necesita el dinero más para los tribunales que para la campaña. Tiene una cómoda ventaja en las encuestas de las primarias, de más de 35 puntos sobre su inmediato perseguidor, Ron DeSantis, que tiene la caja a rebosar, pero está naufragando en la campaña.

Trump está tan seguro de su victoria que planea dar un plantón al resto de candidatos republicanos en el primer debate de las primarias, previsto para este miércoles. Según los medios estadounidenses, el expresidente planea contraprogramar el debate concediendo una entrevista al polémico presentador Tucker Carlson. Es toda una afrenta no solo para el Comité Nacional Republicano, que lo organiza y ha insistido a Trump para que acuda, sino también para la FOX, que despidió a Carlson en abril tras el pleito por difamación que le costó a la cadena casi 800 millones de dólares.

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