Bruselas endurece su enfoque sobre China y acentúa su carácter de “rival”

Un documento del Servicio de Acción Exterior de la UE insta a reequilibrar la relación con Pekín y condiciona su desarrollo futuro al comportamiento chino en asuntos como la guerra de Ucrania

El presidente chino, Xi Jinping, en el centro de la imagen, posa con su homólogo francés, Emmanuel Macron, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el 7 de abril de 2023 en Pekín.DPA vía Europa Press (DPA vía Europa Press)

La UE debe reequilibrar su relación con China. Y en ese esquema con el que define al gigante asiático como un socio, competidor y rival sistémico, en ese orden, Bruselas cree que el concepto de rival “ha cobrado más importancia”. “El equilibrio de estos enfoques está condicionado a la respuesta de China a nuestro compromiso y la evolución de su comportamiento”, señala un documento elaborado por el Servicio de Acción Exterior de la UE enviado a los Estados miembros al que ha tenido acceso EL PAIS. El texto, acompañado de una carta del alto representante para Política Exterior, Josep Borrell, y ...

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La UE debe reequilibrar su relación con China. Y en ese esquema con el que define al gigante asiático como un socio, competidor y rival sistémico, en ese orden, Bruselas cree que el concepto de rival “ha cobrado más importancia”. “El equilibrio de estos enfoques está condicionado a la respuesta de China a nuestro compromiso y la evolución de su comportamiento”, señala un documento elaborado por el Servicio de Acción Exterior de la UE enviado a los Estados miembros al que ha tenido acceso EL PAIS. El texto, acompañado de una carta del alto representante para Política Exterior, Josep Borrell, y que servirá de base para la discusión entre los ministros de Exteriores de los Veintisiete en una reunión este viernes en Estocolmo, indica que la UE responderá con un endurecimiento de las relaciones a cualquier desafío de China.

Cómo interactuar con el gigante asiático, en ascenso, es un tema controvertido en la UE, donde no hay una postura unificada. Hay países más pragmáticos —sobre todo en un abordaje más comercial—, como Francia, y otros, como Lituania y Suecia, que advierten de que hay que recortar al máximo las relaciones con un Estado que definen como represivo en casa y agresivo en el exterior. El canciller alemán, Olaf Scholz, también ha puesto el acento en los últimos días en dar más fuerza al papel como “rival” de China.

El jefe de la diplomacia europea se asienta más en el pragmatismo. Aunque con serias advertencias, como desprenden su carta —mucho más personal y política— y el documento de trabajo en el que incide en que, aunque la coordinación con Washington —en medio de una guerra comercial con Pekín— seguirá siendo esencial, la UE debe evitar verse envuelta en una competición entre Estados Unidos y China en la que “solo puede haber un ganador”. Un punto similar al que remarcó el presidente, Emmanuel Macron, hace unas semanas, tras su viaje a China y que despertó críticas sobre todo por la vinculación de ese “seguidismo” a Taiwán.

Aunque el tono de Borrell marca un endurecimiento con Pekín, también es muy medido. Más que el de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que ha acusado a China de querer cambiar el orden mundial para imponer su dominio. Algunos de los Estados miembros más duros ya han cargado contra el enfoque de Borrell porque lo consideran demasiado benevolente. “Hemos cometido errores enormes con Rusia y no podemos repetirlos en nuestra estrategia sobre China”, ha incido este viernes el ministro de Exteriores lituano, Gabrielius Landsbergis. “Debamos mantener una mirada más cauta”, ha dicho. Su homólogo letón, Edgars Rinkevics, ha sido más pragmático. “No podemos ignorar a China. Debemos tener cuidado de cómo estructurar nuestro abordaje pero tenemos que ser realistas”, ha dicho en Estocolmo.

El alto representante para Política Exterior y Defensa de la UE, Josep Borrell.Frederic Sierakowski (AP)

Postura “prorrusa” de Pekín

Bruselas advierte de que las relaciones con China no se desarrollarán si esta no presiona a Rusia para que se retire de Ucrania y determina que su postura es “prorrusa”, pero también que Pekín sacará ventaja geopolítica de una derrota del Kremlin. La “amistad sin límites” entre el todopoderoso líder ruso y el presidente Vladímir Putin, es limitada, comentó este jueves Borrell en la Conferencia Europea de Seguridad y Defensa en Bruselas, y la relación está cada vez más desequilibrada en favor del gigante asiático. “La UE debe mantener mensajes claros sobre el grave impacto negativo en las relaciones UE-China en caso de que China eluda las sanciones y brinde apoyo al esfuerzo bélico ruso”, señala el departamento de Acción Exterior de la Comisión Europea. El jefe de la diplomacia europea ya ha apuntado que cualquier supuesta neutralidad en el conflicto equivale a ponerse del lado del agresor.

La reunión de ministros de Exteriores en Estocolmo, que tendrá China —y también Ucrania— como uno de los puntos principales de debate para preparar la cumbre de lideres de junio, llega en medio de las críticas y amenazas de Pekín ante la propuesta de la Comisión Europea de sancionar a siete de sus empresas por ayudar a Rusia a eludir las sanciones impuestas por su guerra en Ucrania. El plan de Bruselas para su undécimo paquete de sanciones ha elevado un punto la tensión con Pekín.

Mientras, Borrell advierte a los Veintisiete de que deben estar preparados para una “escalada potencialmente crítica” en Taiwán y señala que cualquier cambio unilateral en el statu quo y el uso de la fuerza puede tener enormes consecuencias económicas, políticas y de seguridad a nivel global, especialmente teniendo en cuenta el papel como proveedor de microchips avanzados de la isla autogobernada que China considera parte de su territorio.

Con las lecciones aprendidas de la guerra de Rusia en Ucrania, tras años de pragmatismo de la UE con Moscú y una fuerte dependencia de sus hidrocarburos, Bruselas cree que hay que acelerar las medidas para “eliminar el riesgo” y reducir la dependencia excesiva de China. Aún hay una “ventana de oportunidad” para hacerlo con herramientas para nivelar el campo de juego económico, reducir los riesgos de seguridad nacional y abordar los riesgos de acciones emprendidas por Pekín —desde campañas de desinformación a prácticas comerciales—. “No se puede permitir que nuestra apertura se convierta en una vulnerabilidad, pero tampoco se debe desmantelar”, dice el documento.

El comercio de la UE con el gigante asiático está “profundamente desequilibrado y corre el riesgo de desequilibrarse aún más”, señala el Servicio de Acción Exterior. China exporta casi tres veces más a la UE (unos 1.700 millones de euros diarios) que las exportaciones de la UE a China, obstaculizadas por políticas industriales y comerciales nacionalistas dirigidas por el Estado —aranceles, subsidios específicos, robo de propiedad intelectual, transferencia de tecnología, apoyo masivo a empresas estatales—.

Pekín es, además, el suministrador principal —y en algunos casos casi único— de un buen número de productos y de minerales. Para tratar de recuperar el equilibrio en este aspecto, el Ejecutivo comunitario aprobó hace unos meses dos leyes para impulsar la industria y la producción de minerales estratégicos en la UE. La Comisión Europea prepara además una estrategia de seguridad económica, con el foco puesto en China, al que suma la intención impulsar las relaciones con otros socios con pactos como el de México, Australia o Mercosur.

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