La ministra lituana de Finanzas: “Los rusos que no quieran ir a la guerra deben quedarse en su país y protestar”
Gintare Skaiste pide que la reconstrucción de Ucrania se financie con los activos rusos congelados. “Rusia presiona a la UE con la única arma que puede: el gas”, añade
El discurso de Gintare Skaiste (Kaunas, Lituania, 41 años) incide en la idea predominante a orillas del mar Báltico: los europeos deben ayudar más a Ucrania y la ciudadanía rusa ha de pagar por los actos cometidos por sus gobernantes. La ministra lituana de Finanzas recibió el jueves a EL PAÍS en un hotel del centro de Madrid, durante una visita a España en la que se reunió con la vicepresidenta Nadia Calviño. Con un pin de las banderas de Lituania y Ucrania en la solapa de su chaqueta, Skaiste, de Unión de la Patria, un partido conservador, subraya en todo momento con su perfecto inglés que s...
El discurso de Gintare Skaiste (Kaunas, Lituania, 41 años) incide en la idea predominante a orillas del mar Báltico: los europeos deben ayudar más a Ucrania y la ciudadanía rusa ha de pagar por los actos cometidos por sus gobernantes. La ministra lituana de Finanzas recibió el jueves a EL PAÍS en un hotel del centro de Madrid, durante una visita a España en la que se reunió con la vicepresidenta Nadia Calviño. Con un pin de las banderas de Lituania y Ucrania en la solapa de su chaqueta, Skaiste, de Unión de la Patria, un partido conservador, subraya en todo momento con su perfecto inglés que si Rusia no pierde la guerra, otro país de Europa del Este será el siguiente en sufrir una agresión del Kremlin.
Pregunta. Guerra en Ucrania, la inflación disparada, la economía alemana al borde de la recesión, actos de sabotaje en los gasoductos del Báltico… ¿Qué invierno le espera a la Unión Europea?
Respuesta. Uno duro y frío; al estilo ruso, podríamos decir. Lo fundamental es que los europeos mantengamos nuestro firme apoyo a Ucrania y sigamos con las sanciones, que están funcionando. Rusia presiona a los miembros de la UE con la única arma que puede: el gas. Está creando la situación necesaria para que su precio esté por las nubes y trata de usarlo como un instrumento para forzar a algún país europeo a distanciarse del resto.
P. ¿Puede la anexión a Rusia de cuatro provincias ucranias ocupadas derivar en una escalada en la guerra?
R. Es un intento atrevido de [el presidente ruso, Vladímir] Putin, pero realmente no cambia nada en el terreno. Nadie va a reconocer que ese es territorio ruso y los ucranios van a seguir luchando con firmeza para recuperar todo lo que les pertenece. El Kremlin va a mantener su actitud agresiva hasta que haya un cambio de Gobierno en Moscú.
P. La Comisión Europea ha propuesto esta semana el octavo paquete de sanciones contra Rusia. Su Gobierno considera que es insuficiente. ¿Qué más creen que debería incluirse?
R. Hemos defendido en todo momento ampliar las sanciones energéticas, pero sabemos que no es fácil alcanzar un acuerdo unánime. Así que uno de los pasos que podríamos dar próximamente es la inclusión de más bancos rusos en las sanciones al sector financiero, principalmente, Gazprombank, la entidad que realiza la mayoría de las transacciones de gas ruso.
P. Como Polonia, Letonia y Estonia, Lituania ha vetado la entrada al país a los rusos con visados de turista y ha anunciado que huir de la movilización militar no será suficiente para solicitar asilo. Varios países europeos han criticado esta posición.
R. La situación no es la misma para los países fronterizos con Rusia que para los que no lo son. Consideramos que la llegada de rusos a nuestro territorio supone un riesgo, porque no podemos saber realmente quién viene. Huir de la movilización y de las decisiones del Gobierno ruso no es en absoluto una razón suficiente para asilarse en otro país. Lo que deben hacer esos ciudadanos es quedarse en Rusia, protestar allí y negarse a ir a Ucrania, pero no escapar y esperar a que todo se solucione para poder regresar.
P. Washington presiona a varios países europeos para que incrementen su ayuda financiera a Kiev. ¿Se puede hacer todavía más?
R. Sí. Apoyar a Ucrania es el único modo de alcanzar la paz en Europa, aunque resulte costoso. La ayuda financiera es necesaria para que el Gobierno ucranio pueda seguir pagando las pensiones o los salarios de los funcionarios públicos. Una cuestión distinta será la reconstrucción del país, que requerirá muchísimo más dinero, y que no deberían pagarla los contribuyentes europeos. Debemos encontrar un método legal para financiar la reconstrucción con los activos rusos que han sido congelados. Y la ayuda militar también es fundamental, porque si Rusia no pierde esta guerra, invadirá próximamente otro país de Europa del Este.
P. Lituania fue el primer país comunitario en cortar por completo la importación de gas ruso. ¿Qué consecuencias ha tenido?
R. Hace bastantes años que decidimos priorizar la seguridad energética. Construimos una terminal flotante de gas natural licuado y varios gasoductos que no se dirigen a Rusia. Tenemos independencia para comprar gas de cualquier país, pero los precios en el mercado internacional están carísimos como consecuencia de la invasión rusa. Además, en Lituania solo producimos un tercio de la electricidad que consumimos, el resto la importamos. Hay que encontrar una solución a nivel europeo para desvincular los precios de la electricidad y el gas. Hemos defendido fijar un tope al precio de las importaciones de gas, especialmente del ruso.
P. La inflación interanual en Lituania está por encima del 22%, más del doble que la media de la UE o de la Eurozona.
R. Se debe a múltiples factores. La economía europea todavía está lastrada por la pandemia, especialmente entre los miembros del Sur. En nuestro caso, el impacto del coronavirus fue bastante menor y el PIB se contrajo menos de un 1%. Por tanto, las tasas de inflación vienen marcadas por la situación económica en la que estaba cada Estado antes de la guerra. Además, Lituania necesita importar más bienes energéticos que otros países, y este está siendo el principal factor inflacionista.
P. Los Gobiernos europeos están invirtiendo miles de millones en mitigar los efectos de la crisis energética. Algunos de esos países tienen una elevadísima deuda pública, que aún se ha disparado más durante la pandemia. ¿Corre la UE el riesgo de enfrentarse a una nueva crisis de deuda?
R. Tenemos que tener mucho cuidado, porque la situación es muy complicada. Hemos de apoyar a la población más vulnerable, pero los niveles de deuda están creciendo mucho y también debemos evitar que las ayudas gubernamentales eleven todavía más la inflación. Todas las políticas fiscales tienen que tener muy en cuenta tanto la pérdida de poder adquisitivo como la inflación. Y los miembros de la UE deberíamos coordinar las medidas, especialmente en lo que se refiere al sector empresarial, para poder competir en igualdad de condiciones.
P. Además de con Rusia, Lituania tiene un conflicto con China desde que hace casi un año Taiwán abrió una oficina de representación en Vilnius. Pekín ha presionado mucho con sanciones, las últimas en agosto, pero el Gobierno lituano va a abrir una sede en Taipéi próximamente. ¿Por qué han decidido enfrentarse a China en solitario?
R. No nos enfrentamos a China. Únicamente estamos teniendo relaciones con los taiwaneses y creemos que nos corresponde exclusivamente a nosotros decidir quién puede tener oficinas de representación en nuestra capital. Las consecuencias del llamado conflicto no han sido muy significativas, porque nuestras relaciones bilaterales no eran muy intensas. Nuestras exportaciones a China equivalían a menos del 1% del total y ahora se han reducido al 0%. Las importaciones de Lituania de bienes chinos siguen al mismo nivel que hace 12 meses. Me gustaría agradecer a los socios europeos su apoyo en este asunto, sobre todo en lo relativo al caso en la Organización Mundial del Comercio.
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