Gabriel Boric pide no usar las críticas a Venezuela, Cuba o Nicaragua “para sacar beneficios de política interna”
El presidente de Chile visita Buenos Aires con su par argentino, Alberto Fernández, a quien se ofrece como “cómplice en la batalla contra la desigualdad”
Gabriel Boric ha cruzado este domingo la cordillera de los Andes para cumplir con una vieja tradición diplomática: cada nuevo presidente de Chile estrena su agenda internacional con una visita a Argentina. Boric cenó apenas arribado a Buenos Aires con su par argentino, Alberto Fernández, y este lunes se reunió con él en la Casa Rosada. La agenda está dominada por la necesidad de recomponer las relaciones regionales. El presidente chileno ha sido duro en sus críticas a Nicaragua, Venezuela y Cuba relacionadas con los Derechos Humanos...
Gabriel Boric ha cruzado este domingo la cordillera de los Andes para cumplir con una vieja tradición diplomática: cada nuevo presidente de Chile estrena su agenda internacional con una visita a Argentina. Boric cenó apenas arribado a Buenos Aires con su par argentino, Alberto Fernández, y este lunes se reunió con él en la Casa Rosada. La agenda está dominada por la necesidad de recomponer las relaciones regionales. El presidente chileno ha sido duro en sus críticas a Nicaragua, Venezuela y Cuba relacionadas con los Derechos Humanos y este lunes tuvo que responder sobre ello. “¿Por qué los medios me preguntan por eso y no por las violaciones de derechos humanos en nuestro país, en Chile? ¿O por los asesinatos de dirigentes sociales en Colombia?”, se preguntó Boric. “No utilicemos el sufrimiento de los pueblos -ya sea en Ucrania, en Yemen, en Palestina, en Chile, en Venezuela, en Nicaragua- para sacar beneficios de política interna”.
Las críticas de Boric a los países del eje bolivariano tensionaron su relación con los partidos más a la izquierda de Apruebo Dignidad, su alianza de Gobierno. Boric lanzó así un mensaje a su frente interno, en este caso al Partido Comunista, pero también en Argentina, donde hay sectores duros del kirchnerismo que defienden en público la gestión de Nicolás Maduro o se niegan a repudiar la invasión rusa a Ucrania. “Los derechos humanos se tienen que respetar de manera íntegra y el Estado tiene que promoverlos de manera íntegra en todos los lugares del mundo, independientemente del color político del Gobierno que los vulnera”, dijo Boric, y prometió “una línea única” en política exterior.
Desde su llegada a La Moneda, el 11 de marzo pasado, Boric promueve la construcción de “una sola voz para América Latina”. Esto supone un giro, sutil, de la política exterior chilena, volcada al eje comercial conformado por los países de la alianza del Pacífico (Perú, Colombia y México, además de Chile). La buena sintonía entre Boric y Fernández es evidente, y el chileno ya adelantó que se sentirá muy cómodo si Lula da Silva gana este año las elecciones generales en Brasil. “Acá tiene un aliado, un cómplice en esta batalla contra la desigualdad y un mundo más digno. Nos seguiremos encontrando”, le dijo Boric a Alberto Fernández. El argentino devolvió el cumplido: “Tenés un amigo para ayudarte en todo lo que esté a mi alcance. Un amigo, y un cómplice para modernizar todo lo que haya que modernizar con igualdad”. Boric se declara amante del rock argentino y Fernández le regaló Artaud, un disco del fallecido Luis Alberto Spinetta, “que atesoraba desde los años setenta” en su discoteca personal, dijo el argentino.
Durante el encuentro, ambos presidentes dieron por cerrado una polémica diplomática relacionada con el wallmapu, el territorio ancestral que los mapuches reclaman como propio. Días atrás, la ministra de Interior, Izkia Siches, utilizó el término sin tener en cuenta que abarca buena parte de la Patagonia argentina. “Acá ninguno de nosotros puso en cuestión la soberanía territorial de nuestros países”, dijo Boric. Para Fernández, se trató de un asunto “aclarado” que “no generó ninguna inquietud” en el Ejecutivo argentino.
Boric viajó a Argentina con cinco ministros, los presidentes de ambas cámaras del Congreso chileno y un grupo de empresarios. Con Fernández firmó acuerdos de cooperación en cuestiones de igualdad de género, derechos de las minorías, asuntos consulares y relaciones con el desarrollo de espacios de la memoria en ambos países. Para Argentina, es especialmente relevante un punto que quedó por ahora en suspenso: la agenda energética bilateral. La cuenta de gas que cada año paga la Casa Rosada para cubrir su déficit en el suministro de gas se ha disparado tras la invasión rusa a Ucrania, y por eso ha debido buscar alternativas políticas menos onerosas. Chile es una de ellas. Boric viajó acompañado de su ministro de Energía, Claudio Huepe Minoletti. “Nuestra relación en materia energética es muy importante, lo hemos conversado y no me cabe dudas de que tendremos buenas noticias ahí”, dijo Boric, sin mayores aclaraciones.
La agenda del presidente chileno se completó el lunes con una visita al Parlamento y la Corte Suprema. El martes, en tanto, visitará el Museo de la Memoria que funciona en el exEsma, el centro de torturas que la Armada montó en los años setenta para eliminar a activistas de izquierda.
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