China y EE UU se comprometen a cooperar en la lucha contra el cambio climático
Los dos países acuerdan reforzar la puesta en práctica del Acuerdo de París y colaborar para promover el éxito de la cumbre virtual sobre el calentamiento global convocada para el jueves por Biden
En medio de las tensiones generalizadas en la relación entre Estados Unidos y China ha surgido un rayo de luz. Ambos países se han declarado “comprometidos a colaborar” en la lucha contra el cambio climático, tanto dentro del Acuerdo de París como en otros frentes. El anuncio, después de tres días de conversaciones entre el enviado estadounidense para el clima, John Kerry, y sus homólogos chinos en Shanghái, llega mientras China y EE UU permanecen enfren...
En medio de las tensiones generalizadas en la relación entre Estados Unidos y China ha surgido un rayo de luz. Ambos países se han declarado “comprometidos a colaborar” en la lucha contra el cambio climático, tanto dentro del Acuerdo de París como en otros frentes. El anuncio, después de tres días de conversaciones entre el enviado estadounidense para el clima, John Kerry, y sus homólogos chinos en Shanghái, llega mientras China y EE UU permanecen enfrentados por cuestiones como los derechos humanos en la región de Xinjiang y Hong Kong, las presiones de Pekín sobre Taiwán o su guerra tecnológica.
“China y Estados Unidos, junto con otros países, están comprometidos a colaborar entre sí y con el resto para atajar la crisis climática, para responder con la seriedad y urgencia que requiere”, indica un comunicado conjunto, en la versión distribuida por el Ministerio chino de Ecología y Medioambiente. Esto incluye fortalecer sus acciones respectivas y cooperar en frentes multilaterales como la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático y el Acuerdo de París”,
Kerry y su homólogo chino, Xie Zhenhua, han prometido en el comunicado que sus dos países, los mayores emisores de gases invernadero del mundo, adoptarán medidas específicas y más ambiciosas a lo largo de la década para reducir las emisiones según los objetivos del acuerdo de París de 2015, que aspira a mantener el calentamiento global por debajo de los dos grados centígrados con respecto a los niveles preindustriales e intentar limitarlo a 1,5 grados.
El representante estadounidense, el primer alto cargo de la Administración de Joe Biden en viajar a China desde la toma de posesión del nuevo presidente, llegó a Shanghái el miércoles pasado bajo estrictas medidas de seguridad contra la pandemia de covid. Durante su estancia en la segunda ciudad china, Kerry se alojó en un hotel cerrado al público donde se reunió con Xie y el viceprimer ministro Han Zheng por videoconferencia. Mantuvieron así unas con conversaciones que representan el restablecimiento del diálogo entre las dos principales potencias contaminantes, después de una interrupción de cuatro años durante el mandato de Donald Trump en Estados Unidos. Una etapa en la que Washington se retiraba del escenario global de lucha contra el cambio climático y China se presentaba como un líder creíble contra el problema.
Biden ha dado un giro de 180 grados a la política de su predecesor, que había retirado a su país del Acuerdo de París con el argumento de que perjudicaba a las empresas estadounidenses. El mandatario celebrará los próximos jueves y viernes una cumbre virtual sobre el cambio climático que servirá para preparar la reunión de la ONU en Glasgow sobre clima (COP26) prevista para noviembre. Según la Casa Blanca, están invitados los líderes de 40 países.
“El comunicado conjunto de China y Estados Unidos”, ha indicado en un tuit Li Shuo, asesor sénior sobre clima en la organización ecologista Greenpeace, “subraya el compromiso inequívoco de ambos países para colaborar en la lucha contra la crisis climática. Es un firme paso hacia la colaboración, en medio de enormes desafíos geopolíticos”. Previamente, este experto había apuntado que la reunión de Shanghái demuestra que “en lo que respecta al cambio climático, el desacoplamiento (entre China y Estados Unidos) no es ni factible ni sensato”.
Aunque el comunicado conjunto indica que los dos países “esperan con expectación” la cumbre convocada por Biden para finales de esta semana, el texto no especifica si el presidente chino, Xi Jinping, acabará participando. “Esperamos que asista”, declaraba Kerry este domingo a los periodistas, en su posterior visita a Seúl. “Por supuesto, cada país tomará sus propias decisiones”, indicaba, contemporizador. “No buscamos obligar a nadie. Queremos cooperación”.
El ex secretario de Estado, que calificó de productivas sus conversaciones con los representantes chinos en Shanghái, puntualizó que durante las reuniones ambas partes abordaron la posibilidad de que China mejorase el compromiso, anunciado en septiembre por el propio presidente Xi Jinping, de alcanzar la neutralidad de carbono para 2060, y llegar a su pico de emisiones de carbono antes de 2030.
Se espera que Washington anuncie sus propios objetivos de reducción de emisiones al final de la cumbre virtual de esta semana entrante. Xi podría optar por anunciar una mejora de los suyos incluso antes, en otra reunión internacional: el Foro Económico de Boao, que se inauguraba este domingo en la isla china de Hainan y en la que el líder chino tiene prevista su participación. El viernes pasado, mientras en Shanghái se reunían Kerry y los representantes de Pekín, Xi mantuvo una reunión por videoconferencia con la canciller alemana, Angela Merkel, y con el jefe de Estado francés, Emmanuel Macron, para tratar también la crisis climática.
“Creo que es la primera vez que China se ha sumado a declarar que se trata de una crisis”, apuntó Kerry en Corea del Sur sobre el resultado de las reuniones de Shanghái. “El lenguaje (del comunicado) es muy firme… pueden ver que nos hemos puesto de acuerdo en elementos clave de hacia dónde tenemos que ir”, explicó.
En el comunicado conjunto, Washington y Pekín incluyen entre las medidas a tomar a corto plazo el fortalecimiento de las “inversiones y la financiación internacionales”, para apoyar la transición a la energía verde en los países en desarrollo. También prevén la eliminación gradual de la producción y el consumo de hidrofluorocarbonos, gases que se utilizan principalmente en refrigeración, acondicionadores de aire y aerosoles.