El Senado mexicano elige a la nueva ministra del Supremo bajo la sombra del conflicto de interés
La magistrada Yasmín Esquivel es cónyuge de un contratista y asesor de López Obrador y su carrera ha sido cercana a la del secretario de Exteriores
El Senado mexicano ha elegido este martes a Yasmín Esquivel Mossa como la nueva ministra del Supremo. La magistrada ocupará el lugar que ha dejado vacante Margarita Luna Ramos y será una de las dos mujeres que forman parte del cuerpo judicial compuesto por 11 jueces. La selección de la nueva ministra ha estado rodeada de polémica debido al posible conflicto de interés que supone que Esquivel sea la cónyuge del empresario José María Riobóo, consultor y contratista cercano al presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador. Los senadores de oposición señalaron que la terna propuesta por el mandatario —que incluía a Celia Maya y Loretta Ortiz— no cumplía con los requisitos mínimos de independencia ya que las tres candidatas han estado relacionadas con López Obrador y su partido, Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
La negociación al interior del Senado para aprobar la nominación de Esquivel le tomó a los legisladores casi una semana. La nueva ministra defendió en su comparecencia su carrera judicial y aseguró que su situación familiar no afectará su desempeño en el Supremo. “El ingeniero Riobóo nunca ha tenido un asunto en la Suprema Corte y, si lo llegara a tener, yo me excusaría de inmediato de tener conocimiento de ello”, dijo. Yasmín Esquivel es la presidenta del Tribunal de Justicia Administrativa de la Ciudad de México, desde 2009, y trabajó durante 20 años en el Tribunal Agrario. Hace siete años se casó con Riobóo. Los legisladores han señalado que el desarrollo profesional de la magistrada ha sido también cercano al del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard.
“Cuestionamos la dañina cercanía con el presidente y con el partido del presidente”, apuntó durante el debate el senador del Partido Acción Nacional (PAN), Gustavo Madero. La magistrada había hablado desde el año pasado ante la prensa mexicana sobre la necesidad de que el Supremo contase con más mujeres ministras y denunció que en el Poder Judicial menos del 25% de los cargos los ocupan las mujeres. Incluso se apegó al discurso sobre el derecho de las mujeres a acceder a puestos de poder, durante su intervención en el Senado. “No soy la señora de, ni la esposa de, bien saben las señoras senadoras y los señores senadores lo que le cuesta a una mujer ser reconocida por sus méritos propios”, dijo. La oposición insistió que el debate no se trataba sobre el género de las candidatas sino sobre su independencia y autonomía respecto al presidente.
Por otra parte, las organizaciones civiles cuestionaron el desempeño de Esquivel durante su comparecencia. Al ser cuestionada sobre su posición respecto a las adopciones homoparentales, la nueva ministra planteó su temor sobre el futuro del menor. “Creo que ahí es un tema donde se tendría que analizar y revisar si es conveniente para el niño llegar a una familia donde los dos sean del mismo sexo”, explicó. Sin embargo, el Supremo mexicano decidió, en septiembre de 2016, que es irrelevante la orientación sexual de los adoptantes de un menor y estableció jurisprudencia tras analizar un caso promovido por la Comisión de Derechos Humanos de Campeche.
El debate del día en el Senado, que le dio el cargo a Esquivel por 15 años, se cerró con 95 votos de los 128 legisladores que componen la Cámara alta del Congreso y que fueron reunidos en una segunda votación. La nueva ministra ha asegurado que mientras esté en el Supremo colaborará para defender los derechos que los ciudadanos han ganado a través de esa institución.“Ni un paso atrás en la progresividad de los derechos ganados y reconocidos”, mencionó.
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