También las mujeres votaron a Bolsonaro
El 50% de las brasileñas apoyaron en las urnas al ultraderechista pese al rechazo del colectivo feminista
La mañana del domingo, horas antes de que Jair Bolsonaro fuese nombrado octavo presidente de Brasil con el 55% de los votos, Maíra Motta se despertó optimista. Esta profesora de Filosofía de 40 años, residente en Bahía, al nordeste del país, sabía que tenía las encuestas en su contra —todas daban por sentado la victoria del ultraderechista— pero sentía una fuerza infusa a su favor. La había visto con sus propios ojos el 30 de septiembre. Cientos de miles de mujeres habían respondido aquel día a la convocatoria que ella, y otra docena de militantes, publicaron en redes sociales. Salieron todas en masa a las calles de todo Brasil, en una treintena de manifestaciones multitudinarias convocadas solo por redes, sin ningún partido político detrás, solo para escenificar el tremendo rechazo al que se enfrentaba Bolsonaro. Un hombre tan machista no podía ser presidente de un país donde las mujeres representan el 52,3% del electorado. Y eso se vería ahora, este domingo electoral. “Pensaba que íbamos a revertir lo que decían las encuestas”, recuerda hoy Maíra.
Se equivocó. Bolsonaro alcanzó la presidencia del primer país latinoamericano, y gracias en buena parte a haber conseguido voto del 50% de las mujeres, según la última encuesta de Datafolha. El hombre que defiende que ellas no cobren tanto como los hombres por el mismo trabajo, el que dijo que tener una hija después de cuatro hijos fue “un momento de debilidad”, el que asegura que el feminismo solo interesa a los partidos políticos y no a la sociedad. Ese hombre ha conseguido que aquella gran promesa feminista que se vislumbró aquel día de septiembre se diluyese. Aquella fuerza infusa no había podido con él. “Cuando salió el resultado, fue un desánimo general”, prosigue Maíra. “Y después de la tristeza, vino el miedo”.
Entre sus votantes estaba Maria Helena Costa, una cocinera de 58 años, que se siente atraída por la “simpleza y confianza” que encuentra en el nuevo presidente. El “supuesto” machismo de Bolsonaro es un gran montaje, en su opinión: “La gran mayoría viene de actrices que tienen una cierta influencia y que comenzaron la campaña contra él”, sostiene. Es más, añade, el presidente tiene tintes feministas: “La prueba es que el día que fue elegido, declaró que sin su [tercera] mujer no habría tenido éxito; le estaba dando todo el poder a ella”.
Otros colectivos vapuleados durante la campaña del ultraderechista acabaron mostrando su resentimiento. Entre los LGBTQI, el apoyo a Bolsonaro era de un 29%; entre los negros, de un 37%. Las mujeres, sin embargo, han votado de forma sorprendentemente similar a los hombres: un 60% ellos, un 50% ellas. Ese 10% de diferencia no deja de ser considerable pero inferior a lo que parecía perfilarse el mes pasado.
Malu Gatto, investigadora de género y política brasileña en la Universidad de Zúrich (Suiza) ha estado estudiando estas cifras. “Las mujeres pueden ser tan conservadoras como los hombres”, recuerda. “Hay que tener en cuenta que el factor decisivo en estas elecciones fue la clase social: los más ricos votaron a Bolsonaro, y las mujeres siguieron ese patrón”.
Si acaso, las mujeres tardaron más en sumarse al carro de Bolsonaro, lo que da esa sensación de vuelco de última hora. “Creo que, simplemente, tenían más reticencias a la hora de votarle. Tardaron más en emocionarse, y no lo hicieron hasta que la campaña estuvo más avanzada y polarizada”, puntualiza Gatto.
Lo cual explica en parte cómo el fenómeno llamado #EleNão (#ÉlNo) llenó las calles de Brasil en rechazo a Bolsonaro una semana, y a la siguiente Bolsonaro ganase contundentemente la primera vuelta. Gatto ha investigado los orígenes del movimiento, y cómo es posible que lo tenía toda la pinta de ser un huracán político acabase convertido en una promesa de algo más. “El 70% de las mujeres que participaron de ese movimiento se identifican como feministas, y tienden a estar un poco más a la izquierda que el resto de la población”, se explica ella. “Lo que hemos visto fue la polarización de todo Brasil reflejada en las mujeres. El #EleNão fue un movimiento muy, muy significativo pero también separó a las más ricas de las clases medias".
Ahí puede haber también una pista de la resistencia que se encuentre la administración de Bolsonaro. La idea es que el país entero continúe lo que ellas han empezado. “Creo que este movimiento solo va a crecer”, augura Motta. “A medida que los colectivos sociales se vean más oprimidos con Bolsonaro, nuestra unión será todavía mayor”.
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