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La policía irrumpe en los túneles del subterráneo de Buenos Aires para romper una huelga

Los trabajadores paralizan el servicio tras la detención de 16 sindicalistas

Policías antidisturbios en los túneles del subterráneo de Buenos Aires.

Desde hace un par de semanas, los trabajadores del subterráneo de Buenos Aires realizan huelgas rotatorias para exigir mejoras salariales. Este martes se había anunciado la interrupción de las líneas H y E hasta el mediodía, pero el alcalde de la ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, decidió romper la huelga por la fuerza. Decenas de policías antidisturbios irrumpieron en las vías de una estación de la línea H para desalojar a los sindicalistas que impedían que salieran los trenes. Hubo forcejeos, persecuciones, gritos, amenazas y 16 trabajadores detenidos, entre ellos el líder gremial Néstor Segovia.

Las medidas de fuerza son tan habituales que no suelen ser noticia. Los medios locales se limitan a informar qué día se interrumpe cada línea para que los usuarios busquen alternativas de transporte, igual que informan de las calles cortadas al tránsito por protestas y de los trenes que van con retraso. Pero el choque bajo tierra ha monopolizado las televisiones a lo largo de todo el día. Las imágenes de policías que marchan por las vías con porras y escudos se han replicado también en las redes sociales, al igual que el vídeo en el que se ve a Segovia arengando "a la unidad de los trabajadores" desde la cabina del conductor. Partidarios de la mano dura celebraron la decisión de detener a los sindicalistas que obstruían las vías, mientras que políticos de izquierdas y militantes de organizaciones sociales criticaron la represión policial.

Metrodelegados, un sindicato combativo

Los responsables de la protesta que terminó con la policía dentro de los túneles del subterráneo de Buenos Aires no integran un sindicato cualquiera. Se les conoce como "metrodelegados", y nacieron al calor de las batallas intestinas que dividen a los sindicatos argentinos tradicionales de los nuevos movimientos de base, mucho más combativos.

Los metrodelegados no reconocen la autoridad gremial de la Unión de Transporte Automotor (UTA), la única que tiene estatus legal ante el ministerio de Trabajo para representar a los empleados del metro. La pelea entre el sindicalismo tradicional, ligado al peronismo, y los metrodelegados impacta directamente en los usuarios del subterráneo.

A través de un comunicado, la secretaría de Seguridad porteña declaró que los detenidos están acusados de "resistencia a la autoridad y afectación del servicio público". La empresa concesionaria, Metrovías, había dispuesto unos servicios mínimos que el sindicato boicoteó. "Uno de los delegados se sentó en un extremo del andén y cuando el subterráneo frenó se metió dentro de la cabina", detalla el comunicado. Alrededor de las 07.30 de la mañana, el grupo de trabajadores que interrumpió la circulación del tren se fue por las vías hasta la siguiente estación, donde fueron detenidos por la policía, según la versión oficial. Según Metrovías, "los trabajadores se tiraron a las vías" para obstaculizar el servicio de emergencia.

Participantes de la protesta de la Asociación Gremial de los Trabajadores de Subte y Premetro (AGTSyP – Metrodelegados) denunciaron ante los medios la "brutal represión" con palos y balas de goma. Como respuesta, redoblaron la apuesta: huelga total del servicio "hasta que todos los trabajadores del subte sean liberados". Además, se concentraron frente a la comisaría donde están detenidos sus compañeros, donde se vivieron escenas de mucha tensión.

El origen de la huelga es económico. Los Metrodelegados se oponen al aumento salarial del 15% en tres plazos negociado para este año en el sector por considerar que perderán poder adquisitivo frente a la inflación. En los primeros cuatro meses del año Argentina ya acumula un aumento de precios del 9,6%. El FMI augura que cerrará el año con un 19,2%, mientras que el mercado cree que lo hará alrededor del 22%.

La línea H del subterráneo, interrumpida y custodiada por policías.
La línea H del subterráneo, interrumpida y custodiada por policías.Franco Fafasuli / Infobae

La interrupción total del servicio subió el tono del enfrentamiento verbal en las redes sociales. Unos defendían el derecho de los trabajadores a la huelga, mientras que otros se exasperaban ante el caos que se avecinaba para poder regresar a casa. Los autobuses incrementaron la frecuencia pero no fue suficiente para absorber al millón de pasajeros que viajan a diario en el metro. Al llegar la hora punta se formaron larguísimas colas frente a cada parada y muchos no se detenían por ir llenos.

En la memoria de los argentinos está aún muy presentes los 38 muertos durante las manifestaciones multitudinarias de diciembre de 2001, en medio de la peor crisis económica y social de la historia reciente del país. Los Kirchner optaron por tolerar los piquetes. Mauricio Macri intentó encontrar un equilibrio entre el derecho a la protesta y a la libre circulación con un protocolo antipiquetes. Pero desistió al ver que cada actuación policial se convertía en un escándalo. Hoy Buenos Aires volvió a intentarlo.

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