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Un sindicalista argentino cae en Punta del Este con medio millón de dólares, armas y autos de lujo

Marcelo Balcedo es líder del sindicato de Obreros de Minoridad y Educación y director de un diario

Federico Rivas Molina
Marcelo Balcedo detenido en su casa de Punta del Este. En primer plano, las armas requisadas por Interpol.
Marcelo Balcedo detenido en su casa de Punta del Este. En primer plano, las armas requisadas por Interpol.Twitter
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Ser sindicalista en Argentina parece un buen negocio, al menos para algunos. Marcelo Balcedo, titular del gremio de Obreros y Empleados de Minoridad y Educación (Soeme), cargo que heredó de su padre, es uno de ellos. Interpol lo arrestó hoy en Punta del Este, el balneario más exclusivo de Uruguay, a pedido de un juez argentino que lo investiga por lavado de dinero. Balcedo cayó en una chacra de lujo a orillas del mar, donde ocultaba 500.000 dólares, armas automáticas y una flota de autos de alta gama.

Balcedo era un hombre de poder en la ciudad de La Plata, la capital de la provincia de Buenos Aires. Su padre, Antonio Balcedo, fue hasta su muerte en 2012 una referencia del peronismo local, líder durante décadas del Soeme, fundador en los años 90 del diario Hoy, el segundo más importante de La Plata, y dueño de la radio más escuchada de la región. Marcelo Balcedo heredó los medios de su padre y también su puesto en el sindicato, una tradición que garantiza a los gremialistas argentinos que el poder sobreviva bajo el mismo apellido. La buena relación de padre e hijo con el kirchnerismo posicionó a la familia Balcedo entre la más influyentes del sindicalismo provincial. Pero su poder se complicó con la llegada de Mauricio Macri y la cruzada oficial contra figuras sindicales que consideró sospechosas.

El primero en caer fue Omar Caballo Suárez, titular del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), con gran poder para paralizar la logística del comercio internacional. Le siguió Juan Pablo Pata Medina, líder de los obreros de la construcción y acusado de extorsionar al Estado para el control de las obras públicas. El sindicalista resistió durante horas su detención atrincherado en la sede de su gremio, rodeado de cientos de afiliados. Ahora fue el turno de Balcedo.

La caja fuerte de Balcedo, con medio millón de dólares en su interior.
La caja fuerte de Balcedo, con medio millón de dólares en su interior.Ministerio de Interior

El diario Hoy publicó en su portada la noticia de la detención, pero no mencionó ni a su propietario ni a la causa por lavado de dinero. "Feroz embestida contra la libertad de expresión del juez [Ernensto] Kreplak", tituló en su versión web en una nota que acompañó con la foto del magistrado.

Kreplak pidió la captura internacional de Balsedo por un informe de la AFIP, la oficina tributaria argentina, que descubrió que entre 2012 y 2013 movió “sin justificación” unos 53 millones de pesos, equivalentes a 3 millones de dólares al cambio actual. Cuando Interpol ingresó a la casa de verano de Balcedo en Punta del Este encontró bienes acordes a esos movimientos: además del dinero en efectivo, el sindicalista tenía deportivos marca Mercedes Benz, Porsche y Ferrari, además de un Camaro, un Corvette, motos y todoterrenos. También encontró armas de guerra. Salvo el Porsche, a nombre de la esposa del gremialista, Paola Fiege, el resto de los bienes y el dinero no estaban declarados.

Los sindicatos argentinos son los más poderosos de América Latina. Son también el azote de los gobiernos no peronistas, como el de Macri. La gobernabilidad depende en parte de sus intenciones negociadoras. Apenas asumido el poder, Macri se reunió con los líderes de la Confederación General del Trabajo (CGT) para apaciguar su beligerancia. Pagó viejas deudas con las obras sociales que dependen de los gremios, un sistema de salud que es la base de la influencia sobre sus afiliados, e intentó consensuar una reforma laboral que aún está a la espera del debate en el Congreso. También se aprovechó de las divisiones internas de los sindicatos, partidos entre dialoguistas y combativos. Con la caída del kirchnerismo quedaron a la intemperie figuras que años atrás fueron clave, como Balcedo, quien ahora ha visto como su foto detenido y rodeado de armas de guerra circulaba por todos los medios posibles.

Balcedo ya estuvo prófugo en 2007, cuando legisladores pidieron su detención en una causa por presunta extorsión. Se refugió en Punta del Este y regresó al país cuando un juez anuló su procesamiento. Su esposa, en tanto, tiene abierto un expediente por evasión fiscal. La pareja esperará ahora detenida que Argentina pida su extradición a Uruguay.

Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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