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Las claves de las elecciones en el Estado de México

Los comicios de este domingo trascienden el Estado más poblado del país, a un año de las elecciones presidenciales

Partidarios de Morena y Delfina Gómez, en el municipio de Chalco.
Partidarios de Morena y Delfina Gómez, en el municipio de Chalco.ALFREDO ESTRELLA (AFP)

Las elecciones del domingo en el Estado de México son mucho más que unos simples comicios estatales. A poco más de un año de la elección federal, es inevitable que de la cita con las urnas en la entidad federativa más poblada del país norteamericano —y gran bastión del PRI de Enrique Peña Nieto— se extraigan conclusiones a escala nacional. Estas son las principales claves de los comicios del domingo:

Dos candidatos con opciones de victoria. Aunque hasta cuatro candidatos —Alfredo del Mazo (PRI), Delfina Gómez (Morena), Juan Zepeda (PRD) y Josefina Vázquez Mota (PAN)— llegan a las elecciones mexiquenses con la barrera del 10% prácticamente asegurada, los sondeos apuntan a que solo dos parten con opciones reales de victoria: Del Mazo y Gómez. Ambos llegan en una situación de empate técnico y prácticamente todos los analistas políticos dan por sentado que en la jornada electoral se librará una batalla por cada voto.

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La entidad federativa con mayor número de votantes. Con solo el 1,1% del territorio, más de 11 millones de personas están llamadas a las urnas este domingo en el Edomex, lo que le convierte a este Estado en el de mayor número de electores. Y en un buen termómetro para las elecciones federales de julio de 2018. Uno de cada diez mexiquenses con derecho a voto vive en un único municipio: Ecatepec, uno de los más peligrosos de la entidad federativa.

Un eterno Gobierno del PRI. El mando de la entidad federativa nunca ha cambiado de manos: el PRI del presidente Enrique Peña Nieto (exgobernador del Edomex) ha retenido el poder desde la década de los veinte del siglo pasado. A su vez, el partido tricolor retiene una mayoría de municipios mexiquenses (68 de 125). Casi la mitad de la población del Estado vive en localidades gobernadas por alcaldes priístas. En el ámbito federal, en las últimas elecciones el PRI obtuvo 31 diputados en el Estado de México, por cuatro de PAN y PRD y uno de Morena.

Holgada victoria priísta en 2011. En las últimas elecciones a gobernador, hace seis años, el partido tricolor arrasó: la coalición que lideraba obtuvo el 62% de los votos, frente al 21% del PRD y el 12% del PAN. Morena todavía no había echado a andar y su líder, Andrés Manuel López Obrador, seguía siendo líder del progresista PRD. En la anterior cita con las urnas, en 2005, la coalición liderada por el partido tricolor logró el 48% de los votos, frente al casi 25% de panistas y perredistas.

La inseguridad y la corrupción dominan la campaña electoral. Tanto en los debates entre candidatos como en las conversaciones a pie de calle, la inseguridad —gran lacra del Estado de México— y la corrupción —con el escándalo de OHL a la cabeza— han dominado la escena. Según una reciente encuesta de Ipsos, el 75% de los mexiquenses cree que inseguridad ha crecido en el último año. En materia de corrupción, la publicación de nuevas informaciones sobre el supuesto pago de sobornos por parte de la constructora y concesionaria española ha sacudido las semanas previas a los comicios.

Participación históricamente baja. En 2011 solo el 46% de los mexiquenses con derecho a voto acudió a la cita con las urnas. No fue un caso aislado: seis años antes, la participación fue aún inferior: del 43%. La apatía de los electores es la nota predominante en la mayoría de elecciones a gobernador de todos los Estados de la República.

Un resultado demasiado ajustado, el mayor temor. El escenario que dibujan los sondeos es tan abierto que lo más temido es una victoria por pocas décimas de alguno de los candidatos. En ese caso, las elecciones correrían el riesgo de judicializarse y el nombre del próximo gobernador tardaría semanas o meses en ver la luz. Dada la cercanía de los comicios federales, la batalla en los tribunales podría incluso contaminarlos, generando una inestabilidad nada halagüeña a la luz de las muchas incógnitas que pesan sobre el futuro del país a corto y medio plazo.

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