Cristina Fernández de Kirchner califica de “tragicómica” una causa por corrupción en su contra
La expresidenta y sus hijos se presentan ante el juez que los investiga por presunto cohecho y lavado de dinero
Poco más de media hora. Eso es lo que duró la visita de Cristina Fernández de Kirchner a los tribunales federales de Comodoro Py, un lugar que ya conoce de memoria si se tiene en cuenta que la exmandataria acumula cuatro causas en las que tiene un par de procesamientos. En este caso, presentó un escrito cargado de ironía y en el que pidió su sobreseimiento en el expediente que la investiga por supuesto cohecho y lavado de dinero por la causa Los Sauces, una empresa inmobiliaria familiar por la que también son investigados sus hijos, Máximo y Florencia, quienes declararon el lunes.
“La persecución adquiere ribetes tragicómicos: se le asigna a mi hija, Florencia Kirchner, el carácter de miembro de una asociación ilícita constituida cuando ella contaba tan sólo con doce años de edad”, señala en el texto. Fernández llegó y se retiró escoltada. El bajo perfil coincide con la estrategia que comenzó hace una semana, cuando pidió por Twitter a sus seguidores que no la acompañaran y participaran, en cambio, en la marcha contra el macrismo de las dos principales centrales obreras.
Fernández entró en el edificio a bordo de un auto blanco y por un acceso lateral. Tras saludar brevemente a través de un vallado a cinco seguidoras, empleadas judiciales que habían logrado franquearse el acceso, estuvo en el juzgado solo 20 minutos con su abogado, Carlos Beraldi. Allí presentó un escrito en el que asume ser “objeto de una persecución judicial y mediática” sin antecedentes con un “aparato de propaganda” solo comparable al de “Gobiernos totalitarios”.
💪💪💪 pic.twitter.com/BA4PRI7Ube
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) February 24, 2017
La expresidenta deberá verse las caras varias veces con Bonadio en 2017. El juez federal la procesó en una causa que investiga una operación de venta de dólares realizada por el Banco Central y la investiga en la llamada causa Los Sauces. El juez sospecha que la inmobiliaria simuló alquileres a empresarios amigos del poder para ocultar dinero que recibían a cambio de otorgar obras públicas y licencias de juego. Entre 2009 y 20016, la familia Kirchner recibió al menos 26 millones de pesos (1,7 millones de dólares, al cambio actual) de dos de esos empresarios: Lázaro Báez, hoy preso por enriquecimiento ilícito, y Cristóbal López. Casi todo ese dinero fue anotado en los balances de Los Sauces como beneficios por el alquiler de propiedades de la familia presidencial. Para la acusación, además, hay “cifras que no cierran”, porque de la inmobiliaria “se extrajo más dinero del que ingresaba” e incluso que “en las cuentas bancarias registraban más dinero del que reflejaba la contabilidad de la empresa”.
Cristina Kirchner consideró “descabellada” la acusación por presunto lavado. “Tal imputación resulta ridícula y contradictoria con todos los elementos de prueba ya incorporados a la causa. Se trata de contratos reales y genuinos, sobre inmuebles cuya existencia fue constatada a través de reiterados allanamientos, con inquilinos reales de carne y hueso, y en los que todos los movimientos económicos se realizan por el circuito bancario”, se defendió Fernández en el escrito.
Los hijos de Fernández también presentaron sus descargos por escrito, el pasado lunes. Primero lo hizo Florencia. “La única y verdadera causa por la cual se me llama a prestar declaración indagatoria es por ser la hija de Néstor y Cristina Kirchner”, escribió. Máximo, por su parte, desmintió que la empresa familiar haya sido un “enjambre societario” destinado a diluir eventuales responsabilidades, como sospecha el juez.
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