Macri en perspectiva
Argentina tiene un futuro esperanzador, si logra rectificar los errores cometidos
Al evaluar su primer año de gestión, Macri se puso un 8 sobre 10. Pero quienes vemos el país desde afuera, encontramos un panorama difícil, repleto de incógnitas, errores y desafíos. He aquí algunas de las características más relevantes.
El pecado original: Uno de los principales problemas del gobierno de Macri fue la comunicación. Creyeron, desde el principio, que no era necesario comunicar lo mal que el Kirchnerismo había dejado el país, si no por el contrario, centrarse en lo bien que el país iba a estar: cómo se iba a acabar la inflación, cómo iba a llover la inversión extranjero, cómo el país volvería a crecer. Pero nada de esto ocurrió. E independientemente si las medidas adoptadas para lograr esos objetivos fueron o no las correctas, el no haber hecho hincapié sobre el real estado de la economía desde un inició, acabó generando unas expectativas enormes en la gente, que al no cumplirse, acabaron socavando la credibilidad de su propio gobierno.
A contra reloj: la inversión extranjera. Una de las grandes promesas del nuevo gobierno había sido la de llenar el país de nuevas inversiones productivas. Y los esfuerzos a tal fin fueron muchos, quizás uno de los más relevantes siendo el mini-Davos organizado en Septiembre que atrajo más de 2500 inversores y 500 CEO’s de todo el mundo. Sin embargo, si bien las cifras de Inversión Extranjera Directa a Junio ya superaban los valores de todo el año anterior, aún queda mucho camino por recorrer. Desde el gobierno prometieron más de 20 mil millones de dólares de inversión, pero los números reales a penas superan el 10% de ese monto. El problema es que para que la inversión llegue, no solo se necesitan grandes anuncios y promesas, sino recuperar la institucionalidad y la estabilidad de largo plazo. He ahí, el gran desafío.
El desafío: recuperar la institucionalidad y la estabilidad. La historia Argentina es la historia de lo que se pudo ser, pero no fue. La historia de un país que siempre tuvo todo para salir adelante, pero clases políticas dominantes que hicieron todo lo que no había que hacer. Y una historia como esta no se revierte con anuncios, si no con grandes consensos reales y estables de largo plazo. Macri tiene la visión, pero su gran desafío es lograr esos consensos en un país dividido, con unas instituciones débiles, y con una estructura partidaria aún muy débil que lo obliga a establecer frágiles alianzas, las cuales hasta el momento, no ha sabido necesariamente mantener.
La cuenta pendiente: la corrupción y la impunidad. Uno de los consensos sobre los cuales Macri debería sostenerse, es la lucha real contra la corrupción y por la rendición de cuentas. En este sentido, el fortalecimiento de la Oficina Anticorrupción, y la promoción de una ley de acceso a la información pública son buenos avances, pero no suficientes. La única forma de acabar con el mito del pasado y dar un empujón institucional al país es a través del apoyo irrestricto a investigaciones contra la corrupción, que no solo identifiquen a las personas responsables, si no también que logren recuperar los miles de millones de dólares desaparecidos en la era K. Para ello, Macri cuenta con un arma clave: su aliada Elisa Carrió, quien desde el comienzo de la gestión viene proponiendo el inicio de acciones internacionales en Estados Unidos tendientes a encontrar y recuperar el dinero robado.
La decepción: Venezuela. El contexto no podía ser mejor para que la Argentina sobresalga en el panorama regional e internacional. Después de años de gobiernos populistas en la región, Macri asomaba como el Presidente que sentaría posición en torno a la situación de los Derechos Humanos en Venezuela. Pudo haberlo hecho en reiteradas ocasiones, tanto en foros como la OEA o como Mercosur. Sin embargo, las ambiciones fallidas de su Canciller, Susana Malcorra, se impusieron a lo que debió haber sido el eje del reposicionamiento internacional del país.
Lo peor: por lo dicho antes, Susana Malcorra, la Canciller, quién desde el día 1 hizo creer a Macri y a muchos que existían posibilidades reales de ser electa Secretaria General de Naciones Unidas, y con ello, puso todo el aparato de la política exterior Argentina a su propio servicio, dejando pasar oportunidades únicas para el país.
Lo mejor: Patricia Bullrich, la Ministra de Seguridad. En el primer año, logró dar golpes claves en la lucha contra el narcotráfico en el país, como por ejemplo a través de la captura del narcotraficante Ibar Perez Corradi, y otras operaciones que lograron incautaciones de toneladas de drogas y desmantelar bandas de narcotráfico que hace años se encontraban creciendo.
La hora clave: las elecciones legislativas de 2017. Mucho de lo que Macri pueda hacer, dependerá de su capacidad de construir alianzas y lograr un número en el Congreso que le de suficiente flexibilidad para asegurar la gobernabilidad.
Macri prometió cambio y progreso. El primer año dejó mucho que desear, pero el tiempo todavía está de su lado. Si Macri logra rectificar los errores cometidos, sincerar la realidad del país a través de una comunicación mucho más efectiva, fortalecer y no desvanecer la alianza que lo llevó a la presidencia, y llevar los consensos necesarios para la estabilidad de largo plazo a todo el país, Argentina tiene un futuro esperanzador.
* Ezequiel Vázquez-Ger es Director del Centro de Investigación Periodística de las Americas. Twitter @ezequielvazquez.
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